La maldición de las Viridianas, un nombre que marcó a Silvia Pinal y su familia
Para la actriz y su dinastía, este nombre representa no solo la gloria del cine, sino también las pruebas más difíciles que les ha puesto la vida.

Viridiana Alatriste fue fruto de su matrimonio con el actor y productor Gustavo Alatriste. Foto-ig: teatrosilviapinalmx
En la historia del cine mexicano, pocos nombres han cargado tanto peso simbólico y trágico como el de Viridiana. Para la dinastía Pinal, este nombre no solo representa un legado artístico, sino también un cúmulo de tragedias que parecen estar atadas al destino de quienes lo llevaron. Desde la icónica película que catapultó a Silvia Pinal al estrellato hasta las tragedias personales que marcaron a su familia, este nombre ha sido motivo de fama y dolor.

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El inicio: Viridiana, un filme polémico e histórico
En 1961, bajo la dirección del aclamado cineasta Luis Buñuel, Silvia Pinal protagonizó Viridiana, una de las películas más emblemáticas del cine internacional. Su papel como una joven novicia atrapada en un conflicto moral marcó un hito en su carrera, pero también atrajo controversias por su fuerte crítica a la religión y la moral de la época.
La obra fue prohibida en España e Italia, condenada por la Iglesia Católica y censurada por el régimen franquista. Sin embargo, lejos de perjudicarla, estas controversias elevaron el estatus de Pinal y consolidaron su figura como una actriz de proyección internacional. Tanto fue su impacto que, como tributo al proyecto que definió su carrera, Silvia nombró a su hija menor, nacida en 1963, Viridiana Alatriste.
La primera tragedia: la pérdida de Viridiana Alatriste
Viridiana Alatriste era una joven promesa del espectáculo que comenzaba a labrar su camino en la televisión cuando, el 25 de octubre de 1982, perdió la vida en un trágico accidente automovilístico en la Ciudad de México. Con apenas 19 años, su repentina muerte sumió a Silvia Pinal en un profundo dolor, marcando el inicio de lo que algunos llaman la maldición de las Viridianas.
La segunda generación: otra Viridiana, otra tragedia
Tres años después, Sylvia Pasquel, hija mayor de Silvia Pinal, quiso rendir homenaje a su hermana fallecida y decidió nombrar a su hija Viridiana. Pero el destino volvió a golpear a la familia. En 1987, la pequeña Viridiana murió a los dos años al ahogarse en una piscina. Este suceso devastador reforzó la percepción de que el nombre estaba maldito.
‘Viridiana’ tiene raíces latinas y significa “joven, llena de vida”. Paradójicamente, en la familia Pinal, este nombre ha quedado asociado a la pérdida temprana y a la fragilidad de la vida. Para Silvia Pinal, quien vivió las dos tragedias como madre y abuela, este nombre dejó de ser un tributo y se convirtió en un recordatorio constante de las heridas emocionales más profundas de su vida.
¿Una maldición o una cadena de coincidencias?
Aunque la idea de una “maldición” puede parecer más propia de un guion de cine, es innegable que el nombre “Viridiana” ha estado acompañado de tragedias significativas para la familia Pinal. Ya sea una coincidencia o un fenómeno que alimenta la imaginación, la historia de las Viridianas es un relato de dolor y memoria que seguirá resonando en la cultura mexicana.