Caso de Caro Quintero dice más de la DEA que de México: Pérez Ricart
Rafael Caro Quintero es originario de Sinaloa, cuna de los grandes capos mexicano. Foto: DEA

Rafael Caro Quintero fue liberado en 2013, tras permanecer 28 años en prisión. A mediados de julio de 2022 lo reaprendieron, lo que para Carlos A. Pérez Ricart muestra que el gobierno de Estados Unidos no deja de lado a quienes considera una amenaza.

El investigador publicó Cien años de espías y drogas, un libro donde aborda cómo el gobierno norteamericano trabaja desde la oscuridad contra el narco mexicano con sus agentes.

Uno de los casos que aborda es el del capo que hace unos días ganó un amparo para que su familia pueda visitarlo en el penal del Altiplano, siendo esto una victoria contra la segregación, incomunicación y aislamiento en que querían dejarlo.

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Carlos A. Pérez Ricart aborda el caso de Rafael Caro Quintero en su nuevo libro. Foto: Cortesía

Carlos A. Pérez Ricart dijo que el caso de Rafael Caro Quintero demuestra que en México la cárcel no es un centro de reintegración social necesariamente, pues una vez que salió continuó dentro del narcotráfico.

“Pero nos dice más de la DEA y del actuar de la DEA. Nos dice entre otras cosas que la DEA no olvida, que Estados Unidos no olvida, y que incluso personajes que en la práctica ya eran menores, siguen jugando un papel relevante en la coordinación de esos grupos y tienen un peso simbólico muy relevante”, añadió.

El libro Cien años de espías y drogas surgió a partir del interés de comprender la historia del narcotráfico en México y las raíces de esta guerra, que abarca más de 100 años y no inició en 2006.

“Son más de 100 años de persecución de droga donde participan agentes de la DEA”, comentó el académico de Oxford, quien agregó que nombres como el de Rafael Caro Quintero siguen vigentes porque el pasado está enclaustrado en nuestro presente.

“A partir del pasado podemos entender la obsesión que tenía la DEA por Caro Quintero, un narcotraficante que tuvo en las primeras listas de los más buscados“, aseguró Carlos A. Pérez Ricart sobre el narco por cuya cabeza pesaba una recompensa de 20 millones de dólares al ser acusado de la muerte del agente Enrique “Kiki” Camarena.

El caso Camarena formó parte de la narrativa de la serie Narcos: México. Respecto a este tipo de contenidos, el investigador dijo que no considera que estén mal porque su fin es el entretenimiento, pero si la gente desea informarse debe ser a través de documentales y libros.

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El investigador Carlos A. Pérez Ricart publicó su libro “Cien años de espías y drogas”. Foto: Cortesía

“Este tipo de productos de entretenimiento lo que hacen es mostrar a partir de la ficción algunos esbozos de realidad, pero muestran algo distinto. No me molesta que suceda esto, es normal, son temas que están en la esfera pública y que evidentemente son aprovecharos para crear productos culturales“, comentó respecto a la ficción que contó con Tenoch Huerta como Rafael Caro Quintero.

Cien años de espías y drogas apuesta por los grises de los dos lados pues, a consideración del investigador, incluso había capos “menos malos” que algunos agentes de la DEA.

“Trato de mostrar cómo los agentes nacen de contextos difíciles y complejos y cómo la propia DEA, que debería encargarse de las drogas, cuenta también con escándalos de corrupción en México y fuera de nuestro país”.

Carlos A. Pérez Ricart consideró que muchas cosas cambiaron desde la década de los 70 y 80, pero fue poco en lo esencial del narcotráfico y el espionaje de Estados Unidos.  

“En rigor es la misma historia de siempre, el intento del imperio con sus agentes en México para detener el tráfico de drogas del sur al norte del continente. Poco ha cambiado en realidad, el trabajo sigue siendo el mismo”, comentó.

Dijo que esta política exterior no funcionaría sin que hubiera un respaldo por parte de autoridades dentro de México, desde funcionarios públicos y alcaldes hasta gobernadores y el presidente del país.

“Estados Unidos y sus agentes necesitan de agentes mexicanos para operar. No existe imperialismo sin sus agentes ni su correlato de funcionarios mexicanos”, agregó el autor de Cien años de espías y drogas.

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