Hay un conflicto tremendo entre nuestro cuerpo y el yo: Rosa Montero
Para Rosa Montero, existe un conflicto entre la identidad y el cuerpo. Foto: José Arrieta

Desde hace siglos, el tatuaje ha evolucionado en la cultura. Para algunos grupos humanos tenía un profundo significado ritual, mientras que para otros es un tema tabú, cercano a la vulneración de algo que no nos es propio. Para la escritora y periodista Rosa Montero, se trata de un grito de libertad ante un destino que no podemos elegir.

“Hay un conflicto tremendo entre nuestro cuerpo y el yo, llámalo como quieras: alma para los que son creyentes, la identidad, porque tú no has escogido el cuerpo en el que vives y es un cuerpo que te enferma y que te termina matando.

“Hay una disociación ahí que algunas culturas se empeñan en acentuar. Por ejemplo, en la cultura cristiana se castiga el cuerpo, se han puesto cilicios; hay otras culturas, las tántricas que, al contrario, lo enaltecen”, expresa Montero en entrevista exclusiva. 

La afición de Rosa Montero por los tatuajes comenzó de forma relativamente tardía, pues temía que, al crecer, cambiaría de forma de pensar en torno a ello.

“Siempre me han gustado los tatuajes y me hubiera querido tatuar cuando tenía 20 años, pero como también soy claustrofóbica y el tatuaje no se podía quitar, dije: ‘Dios mío, con todo lo que me queda por vivir, me arrepentiré’, así que no lo hice. 

“Cuando tenía 40 y tantos años dije ya por mucho que viva no me voy a arrepentir y empecé a tatuarme y es adictivo verdaderamente”, detalla Montero.

Su primer tatuaje fue una salamandra que representa la regeneración porque, de la misma manera que el ave fénix, puede resurgir de sus cenizas, de acuerdo con la autora de La loca de la casa.

“Luego me hice estos pájaros, todos suben hasta aquí arriba. Esto me lo hice después de que me quedé paralizada por una cosa de la espalda, me operaron, me pusieron cuatro tornillos en la espalda y dije después de esta faena que me ha hecho el cuerpo hay que hacer algo, ¿no?”, relata. 

Los símbolos en la piel de Rosa Montero no solo son iconos, sino también palabras. Un verso del poeta chileno Raúl Zurita, una frase del griego Horacio o un lema de Georges Braque forman parte del inventario de tatuajes que lleva con orgullo en su piel.

“Tengo aquí una frase, un verso de Raúl Zurita, que dice ‘ni pena ni miedo’. Es un gran lema, porque cuanto mayor eres, más pena tienes por lo perdido y más miedo al futuro. 

“El último que han hecho es éste, que es ‘El arte es una herida hecha luz’, que es una frase maravillosa de George Braque, que me parece también maravillosa, el arte es una herida”, concluye Montero.

Síguenos en

Google News
Flipboard