Hice muchos proyectos en los que se sexualizaba a las niñas: Alfonso Herrera
El actor de 'El Baile de los 41', reflexiona acerca de cómo se dio cuenta de que sus papeles en el pasado promovían la sexualización de las mujeres.
El actor de 'El Baile de los 41', reflexiona acerca de cómo se dio cuenta de que sus papeles en el pasado promovían la sexualización de las mujeres.
Han pasado los años y las reflexiones han llegado a la vida de Alfonso Herrera. Echa a andar la memoria, la cual le indica que en el pasado participó en proyectos de televisión en los que se sexualizaba a las mujeres y a las niñas.
“Me dije: ‘wow, ¿a qué padre de familia le gustaría ver que su hija fuera a la preparatoria con una minifalda?”, se cuestiona el actor y cantante, quien saltó a la fama por su participación en el programa de televisión Rebelde, en 2004.
Sin embargo, dice que no se ha arrepentido por ningún papel que hizo en el pasado, ya que aprendió a reeducarse “porque nadie nace sabiéndolo todo” y ahora evita caricaturizar o estereotipar a los distintos sectores que componen a la compleja sociedad mexicana y mundial, como a la comunidad LGBT.
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Herrera, ahora, se encuentra en la promoción de la película El Baile de los 41 que se estrena hoy en Netflix y de la que fue protagonista. Ese filme aborda la polémica fiesta homosexual en la que estuvo involucrado el yerno de Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre, y que desató un escándalo en el inicio del Siglo XX, cuando la diversidad sexual se veía como una ‘aberración’.
En entrevista para La-Lista, el actor reflexiona sobre el mensaje que se busca dar con este tipo de producciones, su carrera y la importancia de que se deje de ver a la homosexualidad como un tema a subrayar.
La-Lista: ¿Por qué es importante recuperar esta historia de El Baile de los 41, que habla de un hecho ocurrido hace 120 años?
Era un gran reto interpretar a este personaje del cual muchas personas intentan deslindarse porque implica una debilidad hacia la masculinidad de alguien. Me seducía mucho encarnar a una personaje tan importante, pero del que todo mundo quiere deslindarse como es Ignacio de la Torre. Siempre es importante irse al pasado porque tienes una radiografía de cuál es tu realidad como persona y como nación. Una persona que no se hace cargo de su pasado, difícilmente va a poder dar pasos hacia adelante.
Lo que veo es que la película no tiene la intención de educar, sino es una reflexión importante, claro, desde el punto de vista de Alfonso Herrera.
¿Cuál fue el principal reto actoral de representar a un personaje con un estigma histórico?
Muchas veces me han preguntado que he interpretado a dos personajes homosexuales y ya ahí hay un tipo prejuicio, porque también he hecho 40 personajes heterosexuales. Abordar a un personaje únicamente por su sexualidad es tremendamente peligroso para el proyecto y lo que cuentas. Hay cosas que también son interesantes como el contexto y la coyuntura, porque con base en eso el personaje reacciona a lo que ocurre.
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El reto de Ignacio fue tratar de demostrar algo mucho más sólido, aterrizado y no una caricatura. Hay una caricatura importante que es la de (José Guadalupe) Posadas que nos presenta la percepción de lo que tiene la sociedad mexicana de este evento en particular. Pero queríamos mostrar los claroscuros de Ignacio de la Torre que, no por el hecho de ser homosexual, deja de ser un empresario ambicioso que estaba jugando el juego heteropatriarcal de la época, porque tenía la empresa de Porfirio Díaz, uno de los ingenios azucareros más importantes del mundo y era senador.
¿Cómo piensas que la sociedad mexicana toma este tipo de historias asumiendo que hay sectores conservadores en el país?
Como lo tomen, veremos. Es importante dar este tipo de mensajes, lanzarlos y la mejor forma de ser empáticos y respetuosos es siendo empáticos con todas las personas y no tener prejuicios con las historias que se nos presentan en pantalla. Espero que la gente pueda disfrutar de una buena historia que es complicado hacer una película de época, pero esperemos que el público la disfrute.
¿Ha habido una evolución en cómo se percibe la homosexualidad en la sociedad mexicana con respecto a lo que pasó en la época de El Baile de los 41?
Han habido avances, pero no han cambiado muchas cosas. El 41 representa el número al que todo mexicano quiere huir, pero el 42 representa a esa persona que se pudo salir con la suya, porque pertenecía a esta élite que por tener el posicionamiento social se pudo salir con la suya y eso sigue en este país. Muchas cosas no han cambiado. Cambias la ropa, el decorado, pero es lo mismo. Te das cuenta de que el villano de la película es la sociedad misma, que no permita que exista más respeto y empatía.
¿Qué factores impiden que no se haya avanzado como sociedad en torno a la percepción de la homosexualidad?
Yo considero que las costumbres, el heteropatriarcado y los lineamientos no permiten que se muevan las cosas en el continente americano. Si acaso, con Kamala Harris siendo la primera vicepresidenta mujer, con Bachelet, la expresidenta de Nicaragua. Difícilmente el patriarcado permite que se tomen decisiones diferentes a los que ya está establecido o que se hagan cosas distintas. Han habido avances, pero seguimos en la discusión de orientación sexual, posicionar a personas en puestos de trabajo para crear equilibrio entre hombres y mujeres, cuando en realidad lo que debería de existir es la persona que está más capacitada debería de ser la que ocupe ese puesto. Es eso, el patriarcado dicta lo que sí y lo que no.
¿Ayudan producciones como El Baile de los 41 a normalizar estas historias?
Aplaudo que se toquen estos temas y que en el futuro no se tenga la conversación de esto, porque es subrayarlo. Es importante que no se caricaturice a la comunidad, porque es algo que les preocupa: tener una representación que la dignifique y que sea respetuosa.
La cultura mexicana es ácida con chistes misóginos y homofóbicos, ¿con este tipo de películas se ayuda a cambiar esa cultura?
No sé si tengamos ese poder, pero sí generar un punto de vista. Cuando hablas de la comunidad LGBT desafortunadamente se tiene como una idea de que es alguien que pertenece a una persona débil. La cultura del macho radica en un lugar de fuerza, de poder en la superficie, pero al final de cuentas, la vulnerabilidad de un hombre es igual de poderosa, porque puedes tener más conocimiento de ti.
¿Cambiaste tu percepción hacia la comunidad LGBT al hacer personajes homosexuales?
Desde que tengo uso de conciencia, me inculcaron el respeto a todas las personas que están a mi alrededor. Con respecto a darme cuenta de cómo los medios de comunicación han estereotipado la imagen de la comunidad LGBT y que yo fui partícipe de eso, sí; pero al final de cuentas nadie nace sabiéndolo todo y hay que tener conciencia de todo para poder reeducarte. Yo en algún momento hice muchos proyectos para televisión en los que sexualizaban a las mujeres, a las niñas que salían en ese proyecto. Eso lo descubrí más adelante y dije ‘wow: ¿qué clase de padre le gustaría que su hija fuera a la preparatoria con una minifalda’?
¿Qué opinas de la cultura de la cancelación?
Te puedo decir lo que le pasa a una persona: nadie nace sabiéndolo todo, conforme vas a caminando, te vas reeducando.
¿Te has arrepentido de algún papel que hayas hecho?
No, porque eso no me haría la persona que soy en este momento y es lo que me ha hecho.
¿Cómo te has reinventado para evitar que te hayan encasillado en un tipo de persona?
Me han encasillado tanto que ya no hay casillas para mí.
¿Cómo te mantienes como un artista versátil?
Tratando de ser congruente con lo que quiero ser con los proyectos que me hacen ser feliz y teniendo esa conciencia que me lleva a proyectos espectaculares con gente que yo admiro. Es clave tener hambre por seguir aprendiendo y ver que al proyecto al que te sumas es un aprendizaje.