Hierve el agua, bajo el sol de la sierra
Las cascadas pétreas de Hierve el agua son un atractivo natural de Oaxaca. Foto: José Arrieta

Hay ciertos lugares en los que no importa tu pericia como fotógrafo: van a salir bien. Uno de ellos es Hierve el agua, una de las máximas atracciones turísticas naturales del estado de Oaxaca que ofrece vistas que podrían parecer de otro mundo.

Cerradas durante casi dos años debido a la pandemia por Covid-19, las cascadas pétreas de Hierve el agua se encuentran específicamente en la localidad de San Isidro Roaguía, a unos 70 kilómetros de la capital oaxaqueña.

Esculpidas pacientemente por los manantiales de la región, ricos en carbonato de calcio, las cascadas pétreas de Hierve el agua son una maravilla natural que solo tiene un símil en Turquía. Pero si no quieres viajar hasta el Bósforo, ésta es una gran opción.

Llegar no es tarea sencilla, pues no existe transporte público que lleve a este punto. Sin embargo, desde Oaxaca puedes contratar alguno de los múltiples tours que se ofrecen a la región, y cuyos precios comienzan en unos 200 pesos.

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Cascadas pétreas de Hierve el agua. Foto: José Arrieta

Otra alternativa es llegar a la comunidad de San Pablo Villa de Mitla, a unos 40 minutos de Hierve el agua, y allí esperar a que un taxi colectivo te transporte a esta maravilla natural, que está abierta al público de 9:00 a 17:00 horas.

Hay algunos costos qué cubrir antes de disfrutar de las cascadas: la entrada al parque, en un retén a un par de kilómetros del balneario, se hace previo pago de 10 pesos. Ya en el balneario, el ingreso a las pozas tiene un costo de 25 pesos.

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Pozas de Hierve el agua. Foto: José Arrieta

El camino de terracería oculta la maravilla. Prepara tus tenis, tu cámara y tu traje de baño, pues parte de la apreciación del lugar es darse un chapuzón en alguna de las albercas naturales, de un color azul turquesa debido a la concentración de calcio que poseen.

Que el nombre no te engañe: a pesar de llamarse Hierve el agua, los manantiales fluyen a una temperatura templada. Se ganó ese mote debido a que, por las reacciones químicas que ocurren dentro del manantial, parece que en verdad estuvieran hirviendo.

El recorrido es ideal para los amantes del senderismo: los guías del lugar, originarios de la misma comunidad, te ofrecen recorridos para ver las cascadas desde distintas perspectivas. La experiencia se complementa dándole tiempo a la contemplación natural, incluso perdiendo la vista en una de las pozas que, por su ubicación, hace el efecto de una piscina infinita.

Justo a la entrada del balneario hay numerosos puestos que ofrecen la comida típica del lugar: sopes, quesadillas e incluso tlayudas, a las que se puede sumar un agua de sabor, cerveza o un mezcal. Además, hay juguetes y prendas para los niños, porque si algo define a este punto es la convivencia familiar.

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Hierve el agua. Foto: José Arrieta

Los lugareños señalan que una de las mejores épocas para visitar Hierve el agua es justo durante el verano, pues las precipitaciones pueden favorecer la vista del entorno verde y la formación de nuevas pozas, aunque en realidad es un paseo que se puede hacer durante todo el año.

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