¿El bolillo es saludable? Esto dice la UNAM sobre su valor nutricional y cuántos puedes comer al día
El bolillo es uno de los panes más consumidos en México, pero ¿qué tan bueno es para tu salud? Conoce su valor nutricional

Que tan saludable es el bolillo
/Foto: Especial
El bolillo, con su corteza crujiente y migaja suave, ha estado presente en la mesa de millones de mexicanos por generaciones. Es el acompañante predilecto de tortas, molletes, capirotadas, pambazos y otras delicias nacionales. Pero más allá de su sabor y tradición, es importante preguntarnos: ¿qué tan saludable es este pan tan común?
Su origen se remonta al Porfiriato, cuando el panadero francés Camille Pirotte, quien formó parte de la corte de Maximiliano de Habsburgo, introdujo esta receta influenciada por el pan europeo. Sin embargo, el “bolillo” como lo conocemos hoy es completamente mexicano, tanto en su nombre como en su adaptación cultural.
A pesar de su lugar en el corazón y la dieta de muchas personas, es fundamental comprender qué nos aporta realmente desde una perspectiva nutricional.
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¿Qué contiene un bolillo y cuántas calorías aporta?
Aunque su sabor sea sencillo, el bolillo no lo es tanto en términos nutricionales. Su preparación básica incluye solo cuatro ingredientes: harina de trigo, agua, levadura y sal. Pero estos elementos son suficientes para convertirlo en una bomba energética.
Según datos del Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes, una pieza de bolillo de 60 gramos contiene:
- 183 calorías
- 5.7 gramos de proteína
- 39 gramos de carbohidratos
- 541.4 miligramos de sodio
Este contenido hace que un solo bolillo sea comparable, por ejemplo, con el consumo de tres tortillas de maíz o hasta siete tazas y media de palomitas naturales. Para quienes están controlando su ingesta calórica o de carbohidratos, esta información no es menor.
La UNAM recomienda moderar su consumo, especialmente para personas con problemas metabólicos como diabetes o hipertensión. El alto contenido de sodio, junto con los carbohidratos refinados, puede impactar negativamente en los niveles de glucosa en sangre y contribuir al sobrepeso si se consume en exceso.
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¿Es peligroso comer bolillo todos los días?
La respuesta depende del estado de salud de cada persona, pero en términos generales, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) sugiere tener precaución con el consumo habitual de este pan. El principal motivo: el exceso de harinas refinadas en la dieta diaria puede favorecer la obesidad y otras enfermedades crónico-degenerativas.
Además, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos indica que la harina blanca, como la que se usa en el bolillo tradicional, tiene un alto índice glucémico y bajo contenido de fibra. Esto puede causar picos de azúcar en sangre, alterar la digestión y dejar una sensación de hambre poco tiempo después de comer.
La Guía de Alimentos para la Población Mexicana, publicada por la Secretaría de Salud, recomienda limitar el consumo diario a media pieza de bolillo sin migajón, especialmente si no se realiza mucha actividad física. Esto ayuda a reducir la carga calórica sin eliminar completamente el pan de la dieta.
¿Qué opciones de bolillo son más saludables?
La buena noticia es que existen alternativas más nutritivas dentro del mismo universo del bolillo. Hoy en día, algunas panaderías ofrecen versiones integrales o elaboradas con masa madre, lo cual mejora su perfil nutricional de forma considerable.
Los bolillos con harina integral aportan más fibra, vitaminas del complejo B y minerales como el hierro o el zinc. Esto no solo los hace más saciantes, sino que también ayudan a mejorar la digestión y a mantener estables los niveles de azúcar.
Por su parte, el uso de masa madre permite una fermentación más lenta, lo que facilita la digestión y reduce el índice glucémico del pan. También puede ser una opción más segura para personas con sensibilidad al gluten, aunque no sustituye una dieta libre de gluten para quienes padecen enfermedad celíaca.
Además, retirar el migajón (la parte suave del interior) es una estrategia sencilla para reducir su carga calórica sin renunciar al sabor o la textura crujiente de la corteza.
En conclusión, el bolillo no tiene por qué ser enemigo de una dieta balanceada, siempre y cuando se consuma con moderación y se consideren opciones más saludables en su preparación. Como ocurre con muchos alimentos tradicionales, lo importante no es eliminarlo, sino saber cómo, cuándo y en qué cantidad disfrutarlo.
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