Las perrillas, también conocidas como orzuelos, son una inflamación de las glándulas sebáceas del ojo. Estas son sus causas y cómo tratarlas.
¿Alguna vez te han salido esas doloras protuberancias al borde del párpado del ojo a las que llamamos perrillas? Alrededor de ellas hay un sinnúmero de mitos que seguro has escuchado, pero… ¿Qué son en realidad, por qué salen perrillas, cómo se tratan?
En México las conocemos como perrillas, aunque en otras partes del mundo les llaman orzuelos, calacios, chalaziones, inflamación de las glándulas de Zeiss o de Moll o quistes de Meibomio. Las perrillas son pequeños bultos rojos y dolorosos que crecen en la base de la pestaña o debajo del párpado. ¿Ya las ubicaste? Pues no, no salen por ver perros copulando, ni por mirar mal a una mujer embarazada, estas son las razones.
De acuerdo con Kierstan Boyd, directora de educación del paciente de la American Academy of Ophthalmology, la mayoría de las perrillas son causadas por una infección bacteriana (estafilococo) en la glándula Meibomio que se ubica al borde del párpado. Cuando hay un exceso de bacterias en esta zona, la secreción de grasa de esta glándula se vuelve un poco más densa, lo cual forma una especie de “tapón” y provoca una infección local.
Hay varios elementos que pueden predisponer o aumentar el riesgo de la aprición de estas “bolitas”, uno de ellos es la blefaritis o inflamación de los párpados, condición en la que de forma continua se obstruyen las glándulas sebáceas cerca de la base de las pestañas y causa irritación.
Otro factor que causa perrillas recurrentes es la existencia de algún problema de visión. El astigmatismo alto (imperfección en la curvatura del ojo que causa visión borrosa de lejos y de cerca) y la hipermetropía (error de refracción que hace que los objetos cercanos se vean borrosos) provocan que la persona esfuerce su vista para enfocar y esto congestiona las glándulas del párpado.
Mayo Clinic indica que hay otros factores de riesgo que provocan la aparición de perrillas y que tienen que ver con la higiene personal. Tienes mayor probabilidad de presentar perrillas si haces lo siguiente:
La institución médica agrega que la rosácea, afección de la piel caracterizada por enrojecimiento facial, es otro factor que puede propociar la aparición de estas protuberancias, por lo que es importante verificar si los orzuelos son síntoma de algo más.
La doctora Kierstan Boyd señala que hay dos tipos de perrillas:
Externas: Parecen una espinilla y comienzan en la base de la pestaña. Son causada por una infección en el folículo piloso.
Internas: Crecen en el interior del párpado. Se originan por una infección en la glándula que produce grasa en el párpado.
Boyd aclara que existen diferencias entre la perrilla u orzuelo y el chalazión. Según indica, el chalazión ocurre por una protuberancia hinchada en el párpado que obstruye la grasa del mismo y puede comenzar por ser una perrilla. “Pero a medida que crece, se pone rojo y sensible al tacto, puede ejercer presión sobre el ojo y hacer que la visión se vea borrosa. En casos raros puede hincharse el párpado entero”.
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Puede empezar como una inflamación generalizada en el párpado y enrojecimiento. Posteriormente se desinflama y se revela una “bolita” que va aumentando de tamaño. La protuberancia se pone roja y se vuelve muy dolorosa a lo largo del borde del párpado.
Es posible que el bulto tenga un punto pequeño de pus en el centro.
Se tiene la sensación de que hay algo en el ojo y puede “picar” o causar comezón.
Puede causar sensibilidad a la luz.
Hay aparición de costras a lo largo del margen del párpado.
En ocasiones provoca lagrimeo y lagañas.
La clave está en la higiene. Clínica Mayo recomienda:
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Hay una gran cantidad de mitos alrededor de las perrillas, incluso remedios caseros que en lugar de ayudar empeoran el problema. Estos son los más comunes:
Algunos remedios caseros podrían aumentar la infeccion. Seguro los haz escuchado:
Estas creencias parecen graciosas, pero pueden resultar muy perjudiciales en algunos casos, lo mejor es no intentarlas y acudir con el médico.
Las compresas tibias ayudan a dar alivio y acelerar la curación, aunque la base del tratamiento es la higiene. Por lo regular, la perrilla suele desaparecer sola, si persiste, el médico puede recetar algunas gotas con antibiótico o un ungüento tópico para ponerte en el párpado, pero esto siempre debe ir bajo supervisión del experto. Si la infección persiste o se extiende, el doctor decidirá recomendar antibiótico en tabletas o píldoras.
En raros casos, cuando la perrilla es persistente, el médico podría hacer una pequeña cirugía con anestesia local para drenar la pus y extirparla. pero solo él puede hacerlo.
La realidad es que el aseo de parpados y pestañas, las compresas tibias y la combinación adecuada de antibiótico y antiinflamatorio tiene un éxito muy alto para curar las perrillas (cerca del 80%). No obstante, siempre te recomendamos que visites al médico.
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