Linda, víctima de feminicidio en Tehuacán; autoridades dejaron en libertad al sospechoso

Rosario Hernández recibió una llamada del teléfono de su hija Linda Valdez la mañana del 11 de mayo. Era Juan Carlos, la pareja de su hija, para decirle “estaba tomada y se había puesto agresiva” y que fuera por ella. Al llegar al domicilio, Rosario encontró a su hija muerta.

Encontró ambulancias y policías afuera del domicilio en Tehuacán, Puebla. Dentro, Linda se encontraba sentada en una silla sin signos vitales, junto a ella, estaba Juan Carlos, esposado en una silla.

“Alcancé a ver que tenía sangre en la playera a la altura del pecho”, contó la madre de Linda. Después de unas horas, llegaron agentes del Ministerio Público a Fiscalía General de Justicia de Puebla (FGJP) Cristina Toxqui, de feminicidios; y el comandante, Emanuel Hernández Bello, de homicidios, para realizar el levantamiento del cadáver. 

Después de ocho horas en el lugar donde fue hallada Linda, los agentes le comunicaron a Rosario que Juan Carlos se encontraba detenido por posesión de arma y droga y que Linda había muerto por una sobredosis y derrame cerebral y que su cuerpo no tenía signos de violencia.

“Me dieron permiso de entrar a despedirme de mi hija, ya habían acomodado perfectamente el cuerpo de mi hija, le habían cerrado los ojos, le acomodaron la cara, le habían hasta simulado una sonrisa. Ya estaba en la bolsa blanca cerrada y la abrieron hasta el pecho. Aún tenía su ropa, no tenía sangre en la ropa, sólo un poco en la nariz”, recordó Rosario.

Linda tenía un mes y medio viviendo con Juan Carlos, de 40 años. El día de su feminicidio, vecinos de la zona le contaron a Rosario que en esa casa se vendía droga y relataron que en la madrugada de ese día comenzaron a escuchar los gritos de una mujer por casi una horas, hasta que a las 5 de la mañana todo quedó en silencio y llamaron a la policía.

Rosario recibió el cuerpo de su hija en estado de descomposición

La madre de Linda acudió después a declarar a la fiscalía. Por la noche, el médico legista le avisó que ya había terminado la necropsia. Sin embargo, le negaron el acta de liberación del cuerpo para trasladarlo a una funeraria, pues supuestamente no había certificados médicos en papel y no le dieron los resultados del dictamen médico donde se señala la causa de muerte, por lo que el cuerpo de Linda pasó una noche en en las instalaciones.

Al día siguiente, Rosario regresó por el cuerpo de Linda, pero tampoco le dieron el certificado. 

La familia se tuvo que trasladare a la capital de Puebla, donde está la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Violencia de Género contra las Mujeres para que le dieron los documentos de liberación del cuerpo y por la noche, Rosario llegó al anfiteatro de Tehuacán a recoger los restos mortales de su hija.

Su madre, junto a su padre y su tía, entraron al anfiteatro a ver el cuerpo después de dos días de su muerte.

“Cuando abrieron la puerta nos llegó el olor. Ya estaba echado a perder el cuerpo de mi hija. No tenían refrigerador, estaba en la plancha donde hicieron la necropsia. Estaba esponjada, le abrieron desde la boca del estómago, que se reventó, hasta la pelvis. Ya olía fétido, el cuerpo estaba escurriendo y había un charco de sangre. Tenía una abertura en el cráneo. Ahí vi que no fue sobredosis (la causa de su muerte)”, narró Rosario.

Rosario es enfermera y su familia se ha dedicado a la medicina por muchos años. Es dueña de una farmacia y su hermano fue médico legista por 15 años en Puebla. Actualmente, ayuda a rehabilitar a personas adictas a drogas y está relacionada con el personal médico de la zona de Tehuacán.

Con el conocimiento que tiene en medicina, logró detectar que las uñas de Linda tenían signos de defensa, sus dedos estaban aplastados y el tabique de la nariz presentaba un color negro, producto de una fractura, la herida en el cráneo le indicó que había sido golpeada. Su ropa estaba tirada en el suelo, lo que indica que los peritos no la resguardaron como evidencia.

A casi un mes del feminicidio de Linda, las autoridades no le han entregado los resultados de la necropsia ni copia de la carpeta de investigación a los abogados de Rosario.

Juan Carlos nunca estuvo detenido por el feminicidio de Linda

Al siguiente día del feminicidio de Linda, Rosario pudo preguntar a las autoridades del MP por Juan Carlos, quien supuestamente se encontraba detenido.

“Me dijeron que no estaba detenido, que estaba colaborando en la investigación, pues él había llamado a los medios de rescate y que nunca lo detuvieron. Ya estaba suelto el asesino y no nos entregaban el cuerpo”, contó Rosario.

Hasta el 25 de mayo, autoridades ministeriales le informaron a Rosario que presuntamente se había librado una orden de aprehensión contra Juan Carlos y que ya había una investigación por el delito de feminicidio, pero no le entregaron ningún documento que lo acredite.

De enero a abril, Puebla abrió siete carpetas de investigación por el delito de feminicidios, según el reporte más reciente del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad de Pública y tiene una tasa por debajo de la media nacional, con 0.20 casos por cada 100 mil mujeres, frente a una tasa de 0.47 en todo el país.

El gobierno federal ha destacado en sus últimos informes que los casos de feminicidios, uno de los delitos que más aumentó durante la pandemia, ha disminuido en los últimos meses. Sin embargo, estos indicadores se basan en las carpetas de investigación que se inician en las fiscalías locales.

Entidades como la Ciudad de México investigan toda muerte de violenta de una mujer bajo el protocolo de feminicidio como principal línea de investigación.

Las omisiones de parte del personal de la Fiscalía, como las que comenta Rosario representan actos de revictimización por parte de las autoridades.

La-Lista consultó a la Fiscalía de Justicia de Puebla sobre el caso, así como el estatus de la investigación, respondieron que iban a consultarlo y darían la información, pero hasta el cierre de esta edición no había respuesta.

Rosario exige que se haga justicia por su hija, Linda, y por su nieta, de 11 años, que perdió a su madre. Además, pide que su familia sea atendida como víctimas indirectas, pues hasta el momento, aseguró, que no han recibido atención psicológica por parte de las autoridades de Puebla.