#ExigeATuCandidat@: La-Lista de demandas de mujeres líderes a las y los aspirantes

Fundamentalmente considero que en la política hay dos problemas para la participación de las mujeres, la violencia que limita el ejercicio de los derechos políticos y la labor de cuidados, que limita a las mujeres para que se dediquen a cualquier otra actividad. Atender a niñas o niños, personas adultas y con discapacidad es una responsabilidad todavía casi exclusiva de las mujeres, aún y cuando ocupen altos cargos de decisión y poder.

El principal problema que enfrenta el liderazgo de las mujeres, hoy en día, es la persistencia de la discriminación de género y los sesgos culturales arraigados, que obstaculizan su ascenso y reconocimiento en roles de liderazgo. La pandemia dejó una brecha significativa en estos puestos, muchas mujeres tuvieron que decidir entre su familia y su carrera profesional, lo que trajo consigo un retroceso laboral. A pesar de los avances en igualdad de género, las mujeres todavía se enfrentan a barreras en términos de acceso a oportunidades, brecha salarial, falta de representación en puestos de alto nivel y estereotipos de género que afectan su percepción y credibilidad como líderes.

Si bien en México las mujeres hemos logrado una representación política destacada y avances históricos que garantizan la paridad, aún existen una serie de obstáculos para alcanzar el ejercicio pleno del derecho a la participación política de las mujeres.

Algunos de los obstáculos que más peso tienen son los socioculturales; es decir, roles y estereotipos de género, que están enraizados en un sistema de desigualdad, los cuales siguen instalando un sesgo -casi inconsciente- que asocia a los hombres con el espacio público y a las mujeres con el espacio privado. Aquí un dato: el Índice de Normas Sociales de Género del PNUD (2023), revela –por ejemplo- que aproximadamente 9 de cada diez hombres y mujeres en el mundo siguen manteniendo un sesgo contra las mujeres; y que la mitad de la población mundial todavía cree que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres.

A pesar de que ya hay un poco más de apertura para que existan mujeres en puntos o espacios de poder, todavía es difícil llegar a ellos. En los equipos a dirigir hay todavía mucha renuencia y como mujer la sociedad todavía te exige cumplir un parámetro, en el que seas “buena” en todos los ámbitos: buena hija, buena madre, buena esposa, buena jefa, buena trabajadora… Y debemos considerar que todavía trabajos donde te preguntan ‘si quieres tener hijos’ o ‘si te piensas casar’ para contratarte. Es decir, para mí los roles de género nos impactan y perduran, principalmente en empresas o corporativos muy grandes.

Aunque todas las personas candidatas a la presidencia se han referido al sistema de cuidados, parece que ninguna tiene idea de qué es. Plantean políticas de corte asistencialista y ‘familista’, o programas dispersos, pero no garantizan el derecho al cuidado y el reconocimiento de las personas cuidadoras.  Por otra parte, buena parte de sus propuestas se centra en pensiones, becas, subvenciones o transferencias monetarias pero no considera el cómo garantizarán el acceso de las mujeres a todos sus derechos. Cada propuesta debería verse desde la perspectiva de género para avanzar realmente en la igualdad sustantiva.

Creo que las y los candidatos al Congreso federal o la Presidencia no han prestado suficiente atención a la urgencia de implementar políticas que combatan la brecha salarial de género o la creación de programas de mentoría y capacitación específicos para mujeres líderes. Además es indispensable promover la licencia parental igualitaria para fomentar la participación equitativa -de hombres y mujeres- en el trabajo y en el cuidado de la familia.

Me parece que lo que muchas veces se pierde de vista es que eliminar los obstáculos no es responsabilidad exclusiva de las mujeres; para construir un piso parejo se requieren estrategias institucionales, desde los partidos, las instituciones (públicas y  privadas), los congresos y los poderes públicos; estrategias y voluntad política para crear las condiciones que permitan a las mujeres llegar y que el camino hacia la representación sea amable. 

Es necesario voltear a ver que si las mujeres hemos sido tradicionalmente excluidas de la vida política, es lógico que tengamos menos recursos que los hombres para acceder a los puestos de decisión; estos recursos son de conocimiento y experiencia, pero también de redes de apoyo, de posicionamiento público y de habilidades técnicas propias de la política y de los espacios de decisión. Mantener a las mujeres fuera de la política o de los puestos directivos en empresas crea un círculo vicioso que provoca que sigamos teniendo un limitado acceso a la acumulación de experiencia y  recursos para desenvolvernos en espacios tradicionalmente masculinos.

Por ejemplo, la brecha salarial, ya que seguimos ganando menos que los hombres que hacen el mismo trabajo que nosotras. Otro pendiente al que, los candidatos y candidatas al Congreso y la Presidencia, no le han prestado atención es la discusión de las 40 horas. No puede ser posible que haya gente que solo descanse un día; sabemos que eso impacta directamente a las mujeres. El Presidente López Obrador lo mandó a la congeladora y propuso que se discuta pasadas las elecciones, pero eso es restarle importancia.

Todas las políticas de igualdad y contra la violencia se han venido impulsando desde antes de esta administración, aún existen con el actual gobierno, pero están muy limitadas, han quedado atoradas con el pretexto de la austeridad, y están inconclusas.

El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) debería mantenerse y fortalecerse en cada sexenio. Este organismo gubernamental, que trabaja en la promoción de políticas públicas y programas que fomentan la igualdad de género es vital porque también apuesta al empoderamiento de las mujeres mediante su participación de la vida política, económica y social del país.

En principio diría que todo programa que tenga ese fin, fortalecer el liderazgo de las mujeres, es un programa que no debe desaparecer. En segundo término, me parece que todas las reglas electorales y de partidos que buscan garantizar la paridad constitucional y un acceso igualitario a puestos de decisión son acciones que deben defenderse; incluyendo aquellas perfiladas a grupos mayormente discriminados, que, si bien requieren perfeccionarse, son medidas que garantizan la representación de las mujeres en los espacios de decisión.

No detecto ningún programa del Gobierno actual que realmente respalde a las mujeres. La administración actual hecho para atrás programas increíbles que tenía la Secretaría de Economía y que ofrecían apoyos a mujeres emprendedoras. En realidad, lo que hicieron fue cerrar oportunidades y dar pasos en reversa sobre lo que se había logrado construir. Y la verdad, es que tampoco en este sexenio se construyó algo sólido para que las mujeres recibieran asesoramiento en sus empresas o emprendimientos.

Más mujeres en el poder, con poder para transformar la vida de las mujeres.

Una propuesta de política pública que podría impactar de manera positiva a las mujeres en puestos de poder y toma de decisiones es la implementación de cuotas de género en los ámbitos políticos y empresariales. Estas cuotas podrían establecerse para garantizar una representación mínima de mujeres en los cargos de liderazgo, lo que ayudaría a contrarrestar sesgos de género y aumentar la diversidad en la toma de decisiones. Además, sería importante acompañar estas cuotas con medidas de apoyo, como programas de mentoría y capacitación, para asegurar que las mujeres tengan las habilidades y oportunidades necesarias para desempeñarse con éxito en roles de liderazgo.

Diría que en este país requerimos, en general, adecuar todas las leyes y políticas que puedan ser discriminatorias para las mujeres; requerimos fortalecer y no desmantelar los programas específicos que atienden necesidades básicas y estratégicas de las mujeres; así como fortalecer y no desmantelar las instituciones de promoción y protección de los derechos humanos.

No hay que olvidar que la desigualdad es estructural y sistémica; esto significa que además de políticas públicas dirigidas a promover los liderazgos de mujeres, tiene que haber políticas públicas dirigidas a eliminar las brechas de desigualdad de género que existen en todos los ámbitos, porque las desigualdades están interconectadas y es difícil avanzar en un ámbito (por ejemplo en participación política), dejando de lado otros, como salud,  trabajo, agenda cuidados y la violencia de género.

El que pudieras regresar las estancias infantiles o que pudiera continuar el horario extendido en las escuelas, porque al final del día las mujeres trabajadoras y que tienen hijos e hijas se tienen que dividir en mil. Ese tipo de políticas públicas y apoyo les sirve muchísimo. Regresar eso, creo que sería algo indispensable.