<em>Fortuito</em>: la otra cara de la criminalización del aborto en México
Luciana Wainer publica su libro Fortuito, en el que aborda la criminalización de emergencias obstétricas. Foto: Eduardo Septimo/La-Lista

“Fortuito: que sucede inesperadamente y de casualidad”. Así fue como ocurrió el parto de Dafne McPherson la tarde del 17 de febrero de 2015, cuando un dolor intenso en el vientre la mandó al baño de su trabajo en una tienda departamental en San Juan del Río, Querétaro. 

Ahí, en medio de un charco de sangre, se enteró que estaba embarazada y que su cuerpo acababa de expulsar al producto por una emergencia obstétrica. Dafne no recibió atención médica adecuada, lo que puso en riesgo su vida. No se sabe quién dio aviso a la policía ni por qué, pero los ministeriales abrieron una carpeta de investigación en contra de la joven por el delito de aborto, que en cuestión de tiempo fue reclasificado a homicidio doloso. 

El caso de Dafne es parecido al de Susana, Aurelia, Malena e Imelda: mujeres mexicanas que fueron juzgadas y sentenciadas no por aborto, sino por delitos relacionados, como homicidio u homicidio en grado de parentesco. Todos ellos, castigos que se imponen por abortos fortuitos. 

“Empecé la investigación pensando que había muchas mujeres encarceladas por el delito de aborto, pero luego me doy cuenta que en realidad hay más mujeres que sufrieron una emergencia obstétrica, un parto prematuro, un parto fortuito, y que por eso las acusaron y sentenciaron por delitos como homicidio doloso o en razón de parentesco, infanticidio y hasta feminicidio”, dice en entrevista Luciana Wainer, autora de Fortuito.

Además, pone sobre la mesa el hecho de que hablar de aborto no solo se trata de interrupción del embarazo ni del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, también implica abordar un problema sistémico en el que se expresan las distintas formas de criminalización. 

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Ilustración: María José Vázquez / La Lista.

Para Wainer, estas mujeres tienen situaciones muy específicas que terminaron siendo fortuitas y alterando su futuro inmediato y a largo plazo. 

Si Dafne no hubiera sufrido la emergencia obstétrica en su horario laboral… Si Susana no hubiera demostrado malestar luego de que su cuerpo expulsó el producto en su casa… Tal vez, si Aurelia no hubiera sido víctima de abuso a manos de un policía de su comunidad… Si las autoridades hubieran protegido a Imelda de su esposo golpeador… o si la pareja de Malena no se hubiera desentendido del embarazo a la primera sospecha… probablemente, todo sería distinto.

 Pero no ocurrió así, y todas terminaron viviendo partos fortuitos, emergencias obstétricas, por las que pagaron con cárcel, luego de ser juzgadas y sentenciadas como homicidas. 

“Quizás, si no hubieran atravesado esas situaciones de vulnerabilidad no estaríamos contando estas historias, y ellas no hubieran pisado la cárcel (…) No obstante, con cada una de estas historias ahora podemos nombrar al parto fortuito sin encasillar todo en la palabra ‘aborto’”, resalta la autora del libro. 

De víctimas a homicidas 

Los casos que se relatan en Fortuito empiezan con fuertes dolores abdominales y un sanitario. El desconocimiento de su embarazo es el común denominador y, a partir de que tienen el parto fortuito, padecen un patrón de criminalización. 

En estas historias, la diferencia entre aborto y homicidio en razón de parentesco –o, en su caso, feminicidio– la definen sentencias severas. La distancia entre un delito y otro son penas de cero a 60 años de prisión.

“Esto es como una parte gris en la ley, que permite sentenciar a las mujeres como homicidas, cuando solo tuvieron una emergencia de salud que pudo ser provocada por distintos factores que nadie indaga”, resalta Wainer.

De acuerdo con su investigación, hasta 2018 en México había 200 mujeres encarceladas por delitos relacionados con el aborto; mientras que la mayoría de las sentencias por el delito de aborto eran contra hombres, es decir, médicos que asistieron el aborto u hombres que habían asesinado a mujeres embarazadas. 

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Aurelia quedó en libertad tras ser acusada de homicidio por un parto fortuito. Foto: Facebook Red Guerrerense por los Derechos de las Mujeres

La información recogida por Wainer también revela que a nivel federal no se reporta ninguna mujer encarcelada por este delito, y en prisiones estatales hay cinco casos. Por otro lado, Coahuila, Jalisco, Yucatán, Michoacán, Hidalgo y Baja California informaron que de 2010 a 2019 hubo 28 mujeres sentenciadas por delitos relacionados con el aborto, en agravio de productos en gestación o de bebés con menos de 24 horas de nacidos.

De esta manera, una mujer que tuvo una emergencia obstétrica es acusada y juzgada tal y como se juzga a un hombre que le disparó a otro de manera deliberada o como si hubiera asesinado a una mujer solo por el hecho de ser mujer. 

“¿De dónde viene esta criminalización? Del sistema patriarcal”, responde Wainer. Y lamenta que “las autoridades, jueces y abogados lo único que hacen es trabajar con base en prejuicios, en lugar de impartir justicia con perspectiva de género”. 

Así que si alguien tendría que leer Fortuito, considera Luciana Wainer, son las autoridades; precisamente para que observen cómo se criminaliza a las mujeres a partir de emergencias obstétricas. Y con más suerte aún, “estudiantes y jóvenes que todavía pueden aprender de los casos de Dafne, Susana, Aurelia, Malena e Imelda”.

“Hay que contar estas historias para que no le pase a nadie más, para que ninguna otra mujer en el país sea criminalizada por un parto fortuito”, concluye Wainer. 

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