Como latinoamericanos, no vamos a estar bien si un vecino está en dictadura y con hambre: Juan Guaidó
El líder opositor y presidente encargado de Venezuela asegura que el objetivo de la oposición sigue siendo lograr un consenso para celebrar elecciones presidenciales libres y justas.
El líder opositor y presidente encargado de Venezuela asegura que el objetivo de la oposición sigue siendo lograr un consenso para celebrar elecciones presidenciales libres y justas.
Juan Guaidó fue el líder de la oposición que más lejos llevó el desafío a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela. En 2019, siendo el líder de la Asamblea Nacional, logró que más de 50 países lo reconocieran como el presidente interino hasta culminar con su hoja de ruta: fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
El parlamento que él presidía debía renovarse con las elecciones legislativas del pasado 6 de diciembre. Con una participación del 31%, el chavismo logró el 70% de los votos, aunque ni la Organización de los Estados Americanos ni la Unión Europea, entre otras organizaciones, las reconocieron.
Además, varios partidos, incluido Voluntad Popular de Guaidó, no se presentaron por considerarlas ilegítimas. Por eso, este venezolano de 37 años sigue firmando como Presidente (E) de Venezuela.
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El 5 de enero de 2021 se instaló la nueva asamblea y la pregunta volvió a ser ¿y ahora qué?, qué cambió la pérdida formal del parlamento, cómo seguirá adelante la oposición para llevar la democracia en Venezuela. En especial, considerando que este año los venezolanos vuelven a estar llamados a las urnas para unas elecciones regionales, aún sin fecha
Todo ello en un contexto de crisis humanitaria, sanitaria y se suma la de la frontera con Colombia. En el estado de Apure se han intensificado los enfrentamientos entre el ejército venezolano y la guerrilla colombiana, desde finales de marzo.
Guaidó acusa a Maduro de proteger las rutas del narcotráfico y para ello, se sirve de sus soldados de la nación. Más de 5,000 venezolanos ya han abandonado la zona y se han instalado al otro lado de la frontera.
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La-Lista habló con el líder de la oposición de Venezuela sobre el estado de la cuestión en la lucha contra el régimen de Maduro. Asegura que la hoja de ruta sigue vigente, que la democracia siempre está en la cuerda floja y que, por eso, los países democráticos de la región se tienen que apoyar entre ellos para fortalecerla.
Desde el 5 de enero ¿qué cargo tiene?
Presidente encargado de Venezuela, es un tema constitucional. Hoy en Venezuela hay una usurpación y no cesa la función constitucional de exigir una elección libre y justa presidencial, en este caso. Ese es el mandato que tengo hoy en Venezuela, ratificado por unanimidad por el parlamento nacional de los diputados electos del 2015.
Se dio a conocer en 2019 con la hoja de ruta “fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, ¿ha fracasado?
No es la causa de Juan Guaidó, es la exigencia de los venezolanos de tener unas elecciones libres, de poder elegir un presidente con votos, de que no haya más violaciones de derechos humanos en Venezuela.
La democracia no puede fracasar, la democracia insiste y lucha. La gran pregunta es qué herramientas tenemos para presionar a un dictador señalado como delincuente de lesa humanidad, por terrorismo y narcotráfico.
Es un reto para los venezolanos sin duda, pero también para la comunidad internacional, porque Maduro amenaza la seguridad del continente amparando a terroristas o financiando el narcotráfico.
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¿Cuál es la estrategia para lograrlo después de las elecciones de diciembre de 2020?
Poner en la mesa la posibilidad un acuerdo para restablecer el mínimo Estado de Derecho y establecer un cronograma que incluya la elección presidencial. Ello, con el acompañamiento de la comunidad internacional en levantar las sanciones de cara a generar garantías de respeto a los derechos humanos y a la seguridad de Venezuela y del continente.
Maduro ya no controla ni siquiera el Banco Central. Hoy, la moneda en Venezuela ya no es el bolívar, se dolarizó la economía y en Caracas hay bandas armadas que controlan territorios apenas a cinco kilómetros (del Palacio) de Miraflores, la sede del gobierno venezolano.
¿Qué tan unida está la oposición para conseguirlo?
Hay 41 partidos políticos que hemos convergido y unificado criterio en torno a esto. Por supuesto existen diferencias con líderes. Somos una alternativa democrática, no una pretensión de pensamiento único. Hay diversidad y discutimos los temas en la plataforma unitaria, que recién hemos creado, y en la Asamblea Nacional.
Después del auge de 2019, ¿cómo se plantea volver a esperanzar a los ciudadanos?
Tenemos 15 años movilizándonos. Ganamos el parlamento nacional en 2015, que la dictadura lo arrebató por vía de los hechos ilegalizando partidos políticos, encarcelando dirigentes. A pesar de todo eso, hemos mantenido un movimiento mayoritario, respetuoso de la constitución y de los derechos humanos. Las causas justas no pierden momento, pueden tener momentos de movilización y grandes representaciones en la calle o de la comunidad internacional y no tengo duda que esto lo vamos a volver a ver en Venezuela.
Si Maduro ya no controla nada, ¿qué falta para acabar con la usurpación?
Esa es la reflexión que debemos hacer. Hemos juntado partidos políticos, la comunidad internacional y ahora el factor fundamental son las fuerzas armadas. Maduro tiene el remanente de las fuerzas armadas, que en muchos casos tiene miedo, está descontenta, perseguida o asesinada en la frontera venezolana. Aquí lo que falta es un proceso de garantías para todos los sectores, incluidas las fuerzas armadas, para que nos sintamos confiados en una transición.
¿Cómo avanzan las relaciones con ellos?
Hay un caso concreto, que es con Cristopher Figuera, el exdirector de Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional), y que hoy está asilado en Estados Unidos. Eso lo puedo hablar abiertamente porque ya sucedió. Como con él, hay intentos pero si te dijera que hay relación con un u otro capitán, a ese señor o lo desaparecen o lo matan o lo torturan.
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¿Qué rol juega el conflicto en Apure a la hora de ganar el apoyo de las fuerzas armadas?
Es un caso sin precedentes, el de entregar la defensa nacional a grupos armados. Es un llamado de atención muy severo a las fuerzas armadas, a la consciencia e, incluso, a los altos mandos y a las tropas profesionales, que están ganando hoy 8 dólares al mes y no tienen seguro para su familia. A quiénes están protegiendo hoy, ¿a unos delincuentes?, ¿a violadores de derechos humanos? ¿o a la soberanía y a la constitución venezolana?
Es una tragedia lo que está sucediendo, la misma dictadura reconoció ya la presencia de minas antipersonas en territorio venezolano, cosa que nunca había pasado.
¿Cuáles son sus líneas rojas a la hora de negociar un acuerdo?
Primero, el cronograma de elecciones, que incluya la que abre la compuerta a la solución real: la presidencial. Lo segundo, el cese de la persecución y violación de derechos humanos. No puede ser la dictadura quien elimine a nuestros candidatos o líderes a través de la inhabilitaciones, ilegalización de partidos o persecuciones.
Hay elementos muy específicos que deberíamos dejar para la mesa de acuerdo. En 2019, hablamos de una ley de amnistía y reconciliación para otorgar garantías constitucionales, pero la violación de derechos humanos es violación de derechos humanos; su defensa debe ser una línea roja.
¿Qué harán en las elecciones regionales de 2021?
Una elección es una oportunidad de movilización importante para cualquier país. Lo que estamos haciendo hoy es exigir las condiciones, que, lamentablemente, no se están dando. Y luego, vamos a evaluar los mecanismos de participación segura de nuestra gente. No estoy diciendo que vamos o no vamos a un proceso de elecciones, pero para farsas no nos vamos a prestar.
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Usted mencionó la necesidad del respaldo internacional, ¿qué opina del principio de no intervención de México?
Respeto las políticas internas de cada país pero hoy los conflictos ya no soy hiperlocales, son transnacionales. La prueba más evidente es la pandemia. Una dictadura es un cáncer y se esparce, a otro ritmo, pero no es cierto que como latinoamericanos vamos a estar bien si un vecino está en dictadura, con hambre, seis millones de refugiados en la región o están pagando narcotraficantes y terroristas. Muchas de esas rutas de narcotráfico, por cierto, van a México.
El llamado es a colaborar con lo elemental: a respetar los derechos humanos y a defender la democracia.
Si tuviera que dar un argumento al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para romper ese principio y apoyarle, ¿cuál sería?
Muy sencillo: la defensa de los derechos fundamentales y que hoy Venezuela necesita el apoyo de México y de todo latinoamérica.
¿Cómo le sentó que no le invitaran a la Cumbre Iberoamericana de Andorra, del 20 de abril?
En protocolos formales, Venezuela es un tema siempre. Entiendo la decisión de algunos países pero no podemos relativizar lo que sucede en Venezuela. Hay señalamientos de delitos de lesa humanidad por parte de la ONU, de la OEA y de la Corte Penal Internacional. Y por cierto, los países de latinoamérica estamos en vía de fortalecer nuestras instituciones, porque la democracia siempre está en juego.
¿Qué cambios han habido desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca?
Sentimos el apoyo muy firme y determinado de la administración del presidente Biden. Hablamos el mismo idioma para lograr un acuerdo para el levantamiento de las sanciones a cambio de elecciones libres, liberación de presos políticos y respeto a los derechos humanos.
Usted controla los recursos que tiene Venezuela en Estados Unidos. Al final, ¿los usó para comprar vacunas?
Hay una mesa técnica de vacunación nacional donde hay presencia de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), la OPS (Organización Panamericana de la Salud), Julio Castro, el designado por la Asamblea Nacional, y el designado del régimen. Ahí es donde lo tratamos. A la fecha no ha entrado una vacuna en Venezuela de Covax, aunque desde diciembre estamos diciendo que es la mejor alternativa y estamos dispuestos a pagar con dinero protegidos de la corrupción de Maduro para esas vacunas.
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El gobierno dijo que había pagado por 11.3 millones de vacunas a Covax.
La dictadura dice que pagó la mitad del precio, pero el problema no es el dinero sino bloqueó la entrada de la vacuna AstraZeneca. Nosotros estamos haciendo la presión posible para que ingresen a través de Covax sin discriminación, porque hasta ahora, con las pocas vacunas que han entrado (Sputnik V y Sinopharm), se pide el carnet de la patria, es decir, de afiliación al partido del régimen, básicamente.
¿Ante quién rinde cuentas usted por el uso de esos recursos?
Ante la Asamblea Nacional, como corresponde por nuestra constitución. En este caso hay un paso adicional. Como son recursos protegidos en Estados Unidos, necesitamos una licencia de la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro) para hacer uso de estos recursos. Por normativa, para pedirla tenemos que tipificar quién solicita los fondos, la Asamblea Nacional en este caso, y luego el destinatario. Solamente hemos aprobado el uso de 80 millones de dólares en Venezuela, de los cuales se han utilizado solo 63. Recientemente aprobamos 100 millones de dólares para vacunas, por los que falta la aprobación de la licencia.
Imagino que usted no se ha vacunado aún.
No, yo pasé el Covid-19 con síntomas leves. En Venezuela están haciendo cola los familiares para rellenar las bombonas (los tanques) de oxígeno. En mi casa hoy no había agua. Lavarse las manos es lo más elemental pero en Venezuela, el 90% de los hogares no cuentan con agua de tubería constante. Llega una vez a la semana, al mes. Por eso decimos que estamos al umbral de la catástrofe.
¿Cuándo llega el Programa Mundial de Alimentos de la ONU?
Se logró el acuerdo para que ingrese. Según el programa, hay 9.1 millones de venezolanos con riesgo de hambruna. Empieza a operar en los próximos dos o tres meses, para paliar el hambre de, en el mejor de los casos, 1.5 millones de niños. Es un paso importantísimo pero no es suficiente. Estamos buscando resolver la emergencia.
¿Hay algo que desde afuera no se entienda de Venezuela?
Se ha logrado la visibilización de la causa. Ahora, en ocasiones se tiende a simplificar o a querer polarizar la crisis. Parece un problema entre izquierda y derechas o Guaidó y Maduro. Así lo quiere hacer ver el régimen. Pero cuando hablamos de 41 partidos de la oposición, ahí está el Partido Comunista. Es un problema entre democracia y dictadura, entre el hambre y la posibilidad de crecer, entre libertad u opresión. El 90% o más de venezolanos exigen una solución pacífica y democrática a ese conflicto.