Las alianzas multiactor son clave para reducir el embarazo adolescente
Con las alianzas multiactor se pueden implementar estrategias integrales para la reducción del embarazo adolescente.
Con las alianzas multiactor se pueden implementar estrategias integrales para la reducción del embarazo adolescente.
El embarazo adolescente es un problema multifactorial que requiere de todos los sectores para combatirlo. En ese sentido, las alianzas multiactor son un elemento clave para fortalecer los esfuerzos contra esta problemática, coincidieron especialistas.
En México, el INEGI registró en 2021 que un total de 211 mil 81 mujeres menores de 20 años tuvieron un parto; de ellas, 3 mil 19 eran niñas menores a 15 años y 208 mil 62, adolescentes entre 15 y 20 años. Basándose en estos datos, el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) estimó que el porcentaje a nivel nacional de embarazos en mujeres adolescentes (de 15 a 19 años) fue de 15.3%.
Los estados con los porcentajes más elevado fueron Chihuahua (18.2%), Guerrero (18%), Durango (17.2%), Puebla (17.5%), Chiapas (17.4%), Tlaxcala (17%), Veracruz (16.9%) y Coahuila (16.6%). En el resto de las entidades en nuestro país, las cifras de embarazo en adolescentes son:
- Aguascalientes: 16%
- Baja California: 13.3%
- Baja California Sur: 13.2%
- Campeche: 13.6%
- Colima: 13.6%
- Ciudad de México: 10.6%
- Guanajuato: 15.9%
- Hidalgo: 15.1%
- Jalisco: 14%
- Estado de México: 15%
- Michoacán: 15.8%
- Morelos: 14.9%
- Nayarit: 15.6%
- Nuevo León: 12.7%
- Oaxaca: 16%
- Puebla: 12.7%
- Quintana Roo: 13.6%
- Sinaloa: 14.8%
- Sonora: 14.5%
- Tabasco: 16%
- Tamaulipas: 13.7%
- Tlaxcala: 17%
- Yucatán: 14.3%
- Zacatecas: 15.7%
Te recomendamos: Con alianza buscan reducir embarazo adolescente en Xochimilco
En 2015, el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto implementó la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), que tiene por objetivo lograr que en 2030 se reduzca a la mitad la actual tasa de fecundidad entre las adolescentes mexicanas de 15 a 19 años de edad. Hablamos de tasa de fecundidad en adolescentes, al número de nacidos vivos por cada mil mujeres de las edades señaladas. Esto se mide en un período de tiempo determinado, casi siempre anual.
A ocho años de la implementación de dicha estrategia, expertos consultados por La-Lista consideraron que la ENAPEA ha tenido logros importantes como la reducción de la tasa de fecundidad en adolescentes; el despliegue de más de 3 mil puntos donde se ofrecen servicios amigables, lugares a los que los jóvenes pueden acudir en búsqueda de información sobre educación sexual, así como acceso a métodos anticonceptivos.
Sin embargo, persisten retos como la violencia que sufren las niñas y mujeres adolescentes dentro de sus entornos, la desigualdad y la necesidad de mayor voluntad política de todos los municipios para llevar las estrategias de prevención de embarazos a las comunidades con mayor vulnerabilidad.
De acuerdo con el documento Segunda Fase de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes 2021-2024 elaborado por el Grupo Interinstitucional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (GIPEA), la tasa de fecundidad en adolescentes disminuyó 7.8%, con lo que pasó de 74.3 nacimientos por cada mil adolescentes en 2015 a 68.5 nacimientos en 2020.
Gabriela Rivera, oficial nacional de salud sexual y reproductiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) México, reconoció que la ENAPEA es “un acierto en materia de política pública” por su enfoque intersectorial. La experta explicó que en los años en los que se ha implementado ha conseguido una reducción significativa en los embarazos de 15 a 19 años; sin embargo, consideró que falta trabajar más para alcanzar las metas que plantea esta estrategia.
“La ENAPEA ha tenido resultados importantes, sin embargo, si nos comparamos con el promedio mundial aún seguimos muy por encima de la media que es de 40 embarazos por cada mil adolescentes. Por ejemplo, en regiones como Países Bajos o Dinamarca tienen dos o tres embarazos por cada mil adolescentes”.
Gabriela Rivera comentó que un reto importante está en las niñas de 15 años, ya que en 2021 se registraron alrededor de 8 mil embarazos en este grupo de edad, lo que representa que cada día hay 25 menores que esperan bebé en nuestro país. “Y la gran mayoría de estos son fruto de violencia, coacción y desigualdad. Normalmente son hombres los que abusan, mínimo 10 años mayores. Hay hombres de 40, 50 o 60 años que se unen con niñas y adolescentes”.
La oficial del UNFPA México comentó que persisten “prácticas nocivas” como son los matrimonios infantiles que en diversas regiones del país siguen siendo normalizadas, lo cual sumado a factores como la violencia que viven mujeres y niñas, la desigualdad y la falta de oportunidades contribuyen a que los embarazos en adolescentes persistan.
No te pierdas: México: Un país de matrimonios infantiles
Embarazo adolescente: “fenómeno multifactorial”
Verónica Esparza, coordinadora de investigación del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), comentó que el embarazo adolescente es un fenómeno multifactorial en el que están involucrados sucesos como el inicio temprano de la vida sexual, la falta de información sobre el uso y acceso a métodos anticonceptivos, las pocas oportunidades para que los jóvenes concreten sus proyectos de vida, los altos índices de violencia contra niñas y adolescentes, la desigualdad, entre muchas otras problemáticas.
La especialista de GIRE destacó que el embarazo en adolescentes constituye un asunto de derechos humanos, ya que está asociado a riesgos para la salud tanto de la gestante como de sus hijos; además, puede ser un obstáculo para el desarrollo psicosocial y personal de los jóvenes, lo que conlleva a “perpetuar ciclos intergeneracionales” de desigualdad.
“Es un problema tan complejo que requiere políticas públicas integrales dirigidas a promover y a garantizar el acceso a métodos anticonceptivos que sean amigables y sin discriminación, a la educación sexual; pero también es necesario atender y prevenir la violencia sexual”.
Esparza señaló que las políticas públicas deben dirigirse a la población más vulnerable como son las comunidades indígenas, resaltó que los estados con más embarazos adolescentes tienen una importante población indígena como son Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Yucatán, por lo que es necesario garantizar su acceso a la información y educación sexual, sin discriminación y con perspectiva intercultural.
Datos de Conapo destacan que en el caso de las adolescentes que se identifican como indígenas el reto es aún mayor, pues “los cambios registrados entre 2014 y 2018 no son alentadores”. En ese periodo, en dicho grupo se presentó un aumento de la tasa de fecundidad en adolescentes -de 15 a 19 años- de 2.8%, al pasar de 84.7 a 87.1 nacimientos por cada mil adolescentes.
Mónica Aburto Arciniega, responsable del Programa de Prevención de Embarazo en Adolescentes de la Facultad de Medicina de la UNAM, consideró que la pobreza y la desigualdad están estrechamente vinculadas a los embarazos en adolescentes, factores que son muy difíciles de combatir.
“El embarazo adolescente es un problema tan complejo que un factor puede ser una causa y a la vez una consecuencia, como la pobreza o el abandono escolar, que son factores interrelacionados los cuales aumentan la vulnerabilidad para que ocurra un embarazo a esta edad. También tenemos situaciones muy arraigadas como el inicio de la vida conyugal a una edad temprana y el machismo que son muy difíciles de cambiar”.
Te puede interesar: Organon y UNFPA revisan acciones en prevención de embarazos adolescentes
Alianzas multiactor, claves para reducir el embarazo en adolescentes
Verónica Esparza, coordinadora de investigación de GIRE, sostuvo que “el Estado debe reconocer que para atender el embarazo en adolescentes se requieren medidas integrales que atiendan el carácter multifactorial de este fenómeno, en especial, aquellas relacionadas con la prevención y atención de la violencia”.
Ante la complejidad de este problema, Gabriela Rivera, oficial de salud sexual y reproductiva del UNFPA México, consideró que las alianzas multiactor son necesarias para atender los embarazos en adolescentes ya que “ningún sector puede solo”.
Indicó que se requiere el involucramiento no sólo del sector salud, educativo, organismos internacionales, iniciativa privada, organizaciones de la sociedad civil, entre otros actores para garantizar el acceso a la educación sexual integral y a los servicios de salud en los adolescentes.
Gabriela Rivera agregó que UNFPA junto con otras organizaciones están trabajando en la creación de un mecanismo de financiamiento para destinar más recursos a la ENAPEA y asegurar su sostenibilidad financiera.
Recalcó que la inclusión de líderes comunitarios es fundamental para llevar los servicios de salud y la información sobre sexualidad a la población más vulnerable para que conozca sus necesidades, a fin de encontrar mecanismos para hablar de prevención de embarazos y de educación integral en sexualidad. Asimismo, destacó la importancia de involucrar a los hombres en las estrategias de prevención de embarazo.
Alianzas con la iniciativa privada
Un ejemplo de alianza multiactor exitosa es la que lleva a cabo la farmaceútica Organon, a través de la cual se han establecido diversos proyectos con autoridades estatales, como Yucatán y la Ciudad de México, en donde de la mano a las autoridades, el Consejo Nacional de Población de la Secretaría de Gobernación (Conapo) y UNFPA, conformaron un modelo de intervención comunitaria para prevenir el embarazo adolescente en zonas especialmente vulnerables.