La población de abejas de Holanda se mantiene gracias a la estrategia de polinización
Un 'hotel de abejas' en un parque de la ciudad. Las estructuras han ayudado a las poblaciones de abejas urbanas a prosperar al proporcionar cavidades para que las abejas solitarias aniden. Fotografía: Sjoerd van der Hucht / Alamy

Los hoteles de abejas, las paradas de abejas y una carretera de miel son algunas técnicas que los holandeses han usado para mantener la población urbana de abejas en años recientes, después de un período de disminución preocupante.

La semana pasada más de 11 mil personas de los Países Bajos participaron en un ejercicio para contar abejas como parte de la cuarta edición del censo nacional de abejas.

Los entusiastas voluntarios, armados con una lista con ilustraciones de las abejas más comunes en esta época del año, pasaban 30 minutos en los jardines registrando a las abejas visitantes. Cuando se cerró la fecha de entrega de información el domingo 18 de abril, más de 200 mil abejas y sírfidos se habían registrado.

Los resultados, al menos para abejas urbanas, eran estables. Vincent Kalkman, entomólogo de Naturalis, una de las organizaciones detrás del censo dijo que “un promedio de 18 a 20 abejas y sírfidos se registraron en cada jardín durante el conteo. Estos números se han mantenido estables al pasar de los años, lo que indica que no hay una  fuerte disminución en los jardines urbanos”.

El censo tiene como objetivo recolectar cinco años de información antes de sacar conclusiones definitivas en las tendencias de la población de las abejas.

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Más de 11.000 personas participaron en la encuesta nacional de abejas. Fotografía: Martijn Beekman / Hollandse Hoogte

La abeja melífera, Apis mellifera, fue la abeja más vista con 55 mil observaciones registradas y la abeja obrera Osmia bicornis y el abejorro de tierra, Bombus terrestris, llegaron en segundo y tercer lugar con 13 mil y 12,800 vistas respectivamente. “El censo de las abejas sirve para registrar información pero también sirve para llamar la atención de la gente sobre las abejas que visitan los jardines”, dijo Kalkman. “El censo tiene que ver con educación”.

Debido a que más de una cuarta parte de las abejas registradas en el censo de 2021 son abejas melíferas, una especie que se desarrolla a causa de la apicultura. A Kalkman le preocupa que estén compitiendo con las abejas silvestres por comida.

“El aumento de apiarios en las ciudades podría provocar una mayor competencia por comida entre las abejas melíferas y las abejas silvestres”, dijo. “Tenemos que trabajar con apicultores para aumentar las fuentes de alimento (flores) para todas las abejas”.

La población de las abejas nativas silvestres de los Países Bajos ha ido en declive desde la década de los 40, una tendencia que parece surgir predominantemente de las zonas agrícolas del país. Hasta hace 50 años, estas áreas tenían una gran variedad de flores silvestres que mantenían sanas a la población de abejas. Pero la presión sobre los agricultores para aumentar su población significa que las tierras de cultivo quitan espacio a la naturaleza. Los terrenos de cultivo casi no tienen flores, lo que provoca la disminución en el número de abejas, un fenómeno que empeora por el uso de pesticidas en la agricultura.

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“La importancia económica de las zonas agrícolas hace difícil cambiar las cosas aquí”, dice Kalkman. Más de la mitad de las 360 especies de los Países Bajos se encuentran en peligro.

Los Países Bajos son los segundos exportadores de productos agrícolas, después de EU. Al reconocer el importante rol de las abejas silvestres en la polinización de las cosechas, especialmente las frutas y las plantas vegetales, se anunció una estrategia nacional de polinización en 2018 para crear mayores oportunidades de “hoteles para abejas”. Cuarenta y tres socios gubernamentales y no gubernamentales firmaron la estrategia. Incluye 70 iniciativas destinadas a crear más sitios en donde se puedan establecer las abejas y fortalecer su cadena alimenticia. El proceso ayuda a que la naturaleza y la agricultura coexistan.

Las ciudades holandesas han estado haciendo su parte. Amsterdam tiene varias iniciativas de protección a las abejas que incluyen “los hoteles de abejas” que son una serie de tallos o huecos de plantas o de bambú que proporcionan cavidades a las abejas solitarias para anidar. Están sustituyendo pasto por flores nativas de la zona y dejaron de usar herbicidas químicos en tierras públicas. Florinda Nieuwenhuis, una ecologista de la municipalidad de Amsterdam, reportó en Diez años de la Política de Abejas Silvestres de Amsterdam, marzo 2021, que un aumento de 45% en el número de abejas solitarias se registró en la ciudad en 2015, en comparación con un estudio de 2000.

Utrecht ha estado construyendo paradas para abejas. En las paradas de los camiones colocan techos cubiertos con plantas nativas que atraen a las abejas y absorben partículas de polvo y agua de lluvia. Desde 2018, se han instalados 316 paradas de abejas.

Deborah Post fundó Honey Highway, una asociación de empresas que colaboran con los municipios para sembrar flores silvestres en el espacio disponible a los lados de las carreteras, de las vías del tren y de los canales de agua, y de esta forma se aseguran que haya comida y refugio para las abejas.

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Ante la rápida urbanización en los Países Bajos, Kalkman dijo: “El gobierno holandés se dispone a construir cientos de miles de nuevos hogares en los próximos años. Así es que tenemos que pensar en formas en las que podamos preservar la naturaleza junto al creyente número de ciudades”.

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