Reciclan cabello de salones de belleza para limpiar los derrames de petróleo en las orillas del mar
Se utilizan barreras de cabello para evitar que se propague un derrame de petróleo. Foto: Green Salon Collective

El cabello recortado en los salones de belleza se está usando para limpiar los derrames de petróleo. Y el decolorante y los tintes se queman para crear energía como parte de un esquema para lograr que la industria de las estéticas se vuelva más verde.

Durante los últimos 10 meses, 550 salones en Reino Unido e Irlanda se unieron a Green Salon Collective (GSC), una iniciativa para reducir el desperdicio de los salones por medio del reciclaje y los programas de educación.

Los salones de pelo son algunos de los mayores causantes de desperdicios en las calles comerciales”, dice el cofundador de GSC, Paul Seward. “Nos impresiona ver qué atrasado está Reino Unido en lo que se refiere a la sustentabilidad en los salones. Esto era un asunto pendiente desde hace tiempo”.

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Cerca del 99% del cabello recortado en los salones se lleva a los tiraderos, según GSC, pero como parte de la iniciativa, el grupo empezó a recolectar el cabello para hacer barreras de pelo, que son tubos de algodón o nylon que se rellenan con pelo y que se colocan en la orilla del mar para impedir que el petróleo derramado se extienda.

GSC considera que hasta el momento han reunido 500 kg de cabello, del que 50% se usó para operaciones de limpieza.

El resto del cabello se entrega a los agricultores para utilizarlo para hacer composta, ya que contiene proteína y nitrógeno para enriquecer las plantas.

Los tintes de pelo y los decolorantes normalmente se tiran por el lavabo, lo cual supone un riesgo porque despiden sustancias tóxicas que contaminan la tierra y el agua. Los salones que participan en este esquema pueden recolectar los desperdicios líquidos y mandarlos a una instalación para que se quemen y generar, de esta forma, electricidad para el National Grid.

El esquema también hace más fácil reciclar el aluminio para tratamientos del cual apenas se recicla el 1%. Durante los primeros tres meses del esquema, se enviaron a reciclaje 2.2 toneladas de papel aluminio.

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Karine Jackson, cuyo salón en Covent Garden, se unió a GSC el año pasado, dijo: ”Cada salón debería unirse, tenemos que hacernos responsables de nuestro desperdicio. Esto solo es el principio de algo más grande”.

GSC cobra un pago inicial de 177 dólares para unirse al esquema, y le pide a los salones que agregue una pequeña “cuota verde” a sus precios para cubrir el gasto.

Paula Todd, dueña del salón Green Ginger en Newcastle, comentó: “la retroalimentación ha sido muy positiva, hace que los clientes valoren lo que hacemos y entienden que nos preocupamos un poco más, no solo por ellos sino por todo el medio ambiente”.

Helen Bird, gerente de estrategias técnicas de plástico en Wrap, que es el cuerpo de asesoría de desperdicios del gobierno, aseguró: “Con casi 90% de nosotros ya haciendo reciclaje en casa, más de nosotros queremos asegurarnos de que reciclamos todo lo que se pueda en el trabajo. Es bueno escucha de iniciativas como la del Green Salon Collective que contribuyen con el reciclaje de recursos tan valiosos como el papel aluminio”.

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