Violencia doméstica y padres sin educación socioemocional afectan la educación en México
Para identificar si una mamá o papá tiene burnout hay cuatro síntomas. Foto: Ketut Subiyanto/Pexels

Todos los niños tienen derecho a una educación sólida y de calidad que le permita un desarrollo integral dentro de una sociedad democrática. Sin embargo, alcanzar ese objetivo se ha visto lejano desde antes de que la pandemia mandara a los estudiantes a una nueva aula: el hogar.

La pandemia de Covid-19 dejó claro que la educación no es para todas y todos, pero no solo la realidad de los alumnos cambió, también la del docente frente al grupo así como la inclusión de los padres en la nueva forma de enseñar.

”Hoy la escuela está en casa donde los papás son el eje primordial, pero con una situación alarmante de violencia familiar, muchos con teletrabajo y otros más en el desempleo, a la par con docentes que atienden a alumnos e hijos”, dice Elizabeth Ozuna, directora general del Consejo para la Convivencia Escolar Estado de México, durante la mesa de diálogo ‘Derechos humanos en el sistema educativo’ convocada por la asociación civil México Justo.

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Lo que demuestra la urgencia por desarrollar en los padres capacidades socioemocionales que refuercen la raíz familiar y garantizar que no se violen los derechos de los estudiantes, generar condiciones favorables para su desarrollo, acceso a educación de calidad y respetar los derechos humanos (DDHH) de los niños, niñas, jóvenes y adolescentes.

DDHH: lejos del entendimiento de todos

Para comprender cómo estaba el panorama del entendimiento de derechos humanos, Luis Ortíz Monasterio, embajador en retiro, señaló durante el evento virtual que México tenía una escasa capacitación en este tema y un hueco grande en la divulgación del mismo, provocando que entrara en una dinámica en la que todos eran ‘derechohabientes’: con derechos pero sin obligaciones.

“Los DDHH son más que una disciplina benévola, son una puerta de entrada para capacitar y ser una fuente de civismo inagotable, que al desaparecerla se notan las consecuencias del comportamiento del ciudadano frente al poder público y viceversa. Son principios fundamentales que debe tener una sociedad que pretende ser democrática”, dice.

Pese a que ha habido avances en el tema de DDHH y educación, en donde México es un país muy participativo en eventos internacionales, ya en la práctica es difícil cumplir y alcanzar objetivos. Algo que se demuestra en los 16 años obligatorios que consideran la educación inicial hasta que la superior donde es obligación del estado garantizar su acceso, muy cerca del promedio de los países de la OCDE que esperan recibir 17 años de educación.

Sin embargo, Alma Maldonado, investigadora del Cinvestav y doctora en Educación Superior por el Boston College, EU, señala que hacen falta instrumentos que exijan la aplicación del derecho a la educación, abordando desde situaciones de rechazo hacia algunos estudiantes por motivos religiosos hasta una educación de calidad y de excelencia. 

“Es necesario cuestionar esta relación con la calidad, pues si no buscamos que esta mejore en las cualidades que debe tener la educación representaría una limitante seria y la pandemia nos pone en una situación más crítica en donde todo lo avanzado se revierta porque no tenemos idea cómo será la afectación por abandono escolar ”, dice.

En el evento también participaron el maestro Jorge Arturo Jimenez Soria, del Centro educativo Trupper del Museo de Memoria y Tolerancia, Genaro Góngora Pimentel, presidente del consejo académico de México Justo, y el presidente de la asociación Juan Carlos Pérez Góngora.

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