Clases presenciales: el dilema entre el rezago educativo y el miedo al Covid-19
Foto: Alexa Herrera/La Lista

“Las escuelas no están en condiciones para el regreso a clases presenciales“, zanja Ramona Ramírez MacGrew, directora de la escuela primaria Luis G. Cano en la ciudad de San Luis Río Colorado, Sonora. “Nosotros como docentes sí queremos salir a trabajar, pero este no es el momento más adecuado”, agrega la encargada del plantel.

Desde hace un año y medio las clases presenciales fueron suspendidas en México por la pandemia del Covid-19. Millones de niños, niñas y adolescentes han tenido que realizar sus estudios por internet para prevenir contagios, pero el gobierno federal insiste en que a finales de este mes los alumnos vuelvan a las aulas.

“Va a iniciar el nuevo ciclo escolar el 30 de agosto, llueve, truene o relampaguee”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador hace dos semanas en un evento público en Veracruz. Aunque insistió en que será voluntario y no se obligará a los estudiantes a ello.

Esta determinación del titular del Ejecutivo federal ha dividido opiniones, pues actualmente nuestro país atraviesa una tercera ola de casos de coronavirus.

Personal educativo, padres y madres de familia opinan que el regreso a clases presenciales podría representar un riesgo para ellos mismos, para los alumnos y el resto de la población, mientras autoridades y especialistas en temas de infancia coinciden en que seguir con la educación a distancia podría generar un rezago educativo y afectaciones sociales en los menores de edad.

“La visión profundamente adultocéntrica que se tiene en México llevó a que se esté usando el argumento de la seguridad de los niños y niñas para no aperturar las escuelas”, considera Juan Martín Pérez, psicólogo y defensor de derechos humanos.

“Hay una hipocresía en el mundo adulto y una incoherencia de las autoridades sanitarias, ya se aperturaron restaurantes, centros comerciales, gimnasios, cines o estadios de futbol donde ha habido contagios masivos. Es un absurdo que se siga negando la posibilidad del retorno a las escuelas”.

Según la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el ciclo escolar 2020-2021 se inscribieron 32.9 millones de personas de 3 a 29 años. Además, hubo 2.3 millones de estudiantes que desertaron de su escuela en ese ciclo por causas asociadas al Covid-19.

La falta de acceso a dispositivos electrónicos y la crisis económica que atraviesan muchas familias en México hizo que los niños terminaran por abandonar la escuela. La organización internacional Save The Children ya había estimado desde el inicio de la pandemia que la suspensión de clases presenciales provocaría que el 10% de los niños, niñas y adolescentes abandonaran la escuela en nuestro país y advirtió que, en caso de que las clases a distancia continuaran, la cifra de deserción podría ser más grande.

Para paliar este problema, autoridades educativas de algunos estados de la República decidieron regresar a clases presenciales para cerrar el ciclo 2020-2021 en junio pasado, pero a pocos días de haber iniciado las actividades se registraron contagios de Covid-19 entre los estudiantes.

Este primer “experimento” ha desalentado al personal de Educación Básica consultado por La-Lista, quienes no se sienten seguros de volver a las aulas a pesar de que ya fueron vacunados contra el Covid-19 durante el primer semestre del año.

“Esta es una decisión muy importante que se debe valorar, no debe ser política, se debe pensar en los alumnos y en los docentes porque nosotros somos personas vulnerables”, cuestiona Ramona Ramírez, la directora de una escuela en Sonora. “Ahorita que el virus está más fuerte, parece que no están pensando (las autoridades educativas), solo se están obedeciendo las órdenes de arriba de que a como dé lugar reinicien las clases presenciales y los casos de Covid-19 sí pueden incrementar”.

Hasta este miércoles la Secretaría de Salud (Ssa) registró más de 3,000,000 de contagios de Covid-19 y 246,203 muertes por esta enfermedad. Desde mediados de junio prácticamente todos los estados de a República han registrado un repunte de casos e incluso algunas entidades federativas están atravesando su peor momento pandémico.

Juan Martín Pérez, el psicólogo y también coordinador de la iniciativa Tejiendo Redes Infancia, reconoce este panorama complicado, pero también advierte que si las escuelas se abren con suficientes medidas sanitarias los contagios no tendrían por qué aumentar.

“No hay evidencia internacional que asocie olas de contagio con la apertura de las escuelas, al contrario, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el retorno a las clases presenciales con las medidas de bioseguridad, sana distancia, uso del cubrebocas y lavado de manos garantizan la seguridad de niños, niñas, profesores y profesoras”, menciona el experto.

Escuelas, en abandono ante regreso a clases presenciales

El llamado del presidente López Obrador ha sido escuchado en muchos estados de la República. En 20 entidades federativas ya se alistan para retomar las clases presenciales, mientras 10 están en duda y un par se ha pronunciado por no hacerlo; sin embargo, las maestras de primaria entrevistadas para este trabajo acusaron que sus respectivas escuelas no han recibido apoyos económicos para que haya un regreso seguro a las aulas.

Durante este año, cuando en algunos estados se reanudaron las clases presenciales, se dio a conocer que más de 5 mil escuelas habían sido saqueadas, su infraestructura había sido vandalizada o su equipo se echó a perder por haber estado en desuso durante más de un año. Estos mismos problemas siguen vigentes y, ante la inacción de las autoridades, los maestros y maestras de las instituciones educativas depositan su esperanza en que los padres y madres de familia puedan hacer aportaciones económicas para rehabilitar los espacios.

“A mediados de junio (las autoridades de Tlaxcala) hicieron un recorrido muy sencillo para ver si estaban bien las escuelas. A nosotras nos dijeron que los tinacos y los baños no estaban bien, que necesitaban limpieza, pero eso ya lo sabíamos nosotras, no es que no sepamos nuestras carencias, lo que necesitamos es apoyo para solventarlas”, señala Fátima Loaiza, profesora de primer grado en una primaria del municipio de Huamantla.

La maestra agrega que en los siguientes días tendrá reuniones con otros profesores, padres y madres de familia para encontrar una solución a las fallas estructurales e higiénicas de su escuela.

Loaiza también opina que el regreso a clases presenciales podría generar un aumento de contagios entre los niños, niñas y adolescentes e incluso entre los maestros, pues a pesar de que ya están vacunados también se pueden infectar.

“A mí sí me gustaría regresar a clases porque me preocupan estos niños que van a pasar a segundo grado y están arrastrando algunos rezagos educativos por las clases en línea”, dice la maestra de Huamantla, pero acota: “Por supuesto que necesitamos las clases presenciales, aunque no por querer cumplir esta necesidad educativa podemos poner a los alumnos en riesgo”.

El pasado 6 de agosto la casa encuestadora Poligrama realizó 1,000 cuestionarios a personas mayores de 18 años de ciudades de todos los estados. En los resultados del estudio se identificó que el 65% de los entrevistados no cree que México esté preparado para retomar las clases presenciales en estos momentos; el 63% opina que las escuelas no están suficientemente listas para recibir a los alumnos, y el 35% considera que el mejor momento para la reapertura de institutos educativos es hasta que la pandemia pase. Aunque esto podría no ser durante este año.

“Nos sentíamos ya saliendo de la situación del Covid-19 por la inmunidad de rebaño y por la vacunación que iba avanzando, veíamos una luz al final del túnel, pero en las últimas semanas la situación cambió radicalmente, los contagios han aumentado y a raíz de eso lo que percibimos de la gente es que hay un temor de la sociedad mexicana de mandar a sus hijos a las clases presenciales”, explica Gybram Vásquez Hernández, gerente de Investigación y Proyectos en Poligrama.

Ramona Ramírez, de Sonora, tampoco se siente segura de abrir la primaria que dirige. La directiva admite que su plantel y otros de San Luis Río Colorado carecen de lavamanos, el aire acondicionado ya no funciona, el cableado eléctrico fue robado, no hay dinero para fumigaciones y sanitización.

“La semana pasada (las autoridades de Sonora) nos mandaron un correo para que les explicáramos cómo estaban nuestras escuelas. ¿Al gobierno le dará tiempo de hacer todas las reparaciones antes del 30 de agosto? Yo lo dudo”, cuestiona.

¿Cómo hacer un regreso seguro?

El miércoles, en diversas reuniones con directivos de instituciones de nivel medio superior, la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez, indicó que el regreso a clases presenciales es muy importante porque los jóvenes han sufrido varios estragos por el confinamiento.

De igual forma, así como hay padres y madres que se niegan a que los jóvenes regresen a la escuela, también hay quienes opinan en sentido contrario. El pasado martes 9 de agosto familias de Cancún y Monterrey salieron a las calles para protestar con consignas como “presencial es esencial”, con el objetivo de que las aulas vuelvan a abrir.

Daniel Mendoza Paredes, psicólogo y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), no se declara a favor o en contra de esta medida, la cual es voluntaria, y deja ver lo complejo de la decisión que las autoridades deben tomar.

“Por cuestiones de salud, lo primordial es resguardar la vida, pero también es cierto que la vida social no frena y no está dando alternativas, lo que ha hecho necesario el retorno a las actividades presenciales, no solo las escolares”.

El especialista añade que el freno de las actividades presenciales ha generado estragos en la salud mental de niños, niñas y adolescentes, problemas de sueño, conductas infantiles que no son acordes a su edad, rezago educativo y problemas de salud física por la falta de actividades recreativas.

Esto podría derivar en problemas de largo plazo a los más jóvenes, quienes, según Mendoza Paredes, también se están perdiendo una etapa esencial en la que construyen su identidad a través de la convivencia con otras personas.

Frente a este panorama, los expertos consultados argumentan que en el regreso a clases debería haber una buena comunicación entre autoridades educativas, padres de familia y profesores. De igual forma opinaron que en el retorno a las aulas se debería priorizar a aquellos alumnos que mostraron un mayor rezago en las clases en línea, hacerlo de manera gradual para evitar un contagio masivo y que los padres pongan el ejemplo a sus hijos sobre cómo cuidarse del Covid-19.

Sobre este último punto, el psicólogo de la UNAM advierte que los menores de edad son capaces de seguir las normas sanitarias como cualquier adulto, por lo que no se les debe subestimar.

“Los niños son personas altamente adaptables, aprenden muy rápido y más cuando se trata de hábitos. Suponer que un niño solo por ser niño no va a ser capaz de llevar a cabo de manera habitual ciertas prácticas para su autocuidado es un poco ridículo”.

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