‘Es pasar del infierno al cielo’, vacaciones dignas vistas desde un extranjero en México
Las vacaciones dignas son para algunos aún insuficientes para las personas que trabajan en México, Ilustración: Eduardo Septimo / La-Lista

Sebastián Rincón, un periodista colombiano con ocho años radicando en México, pasó de no tener vacaciones ni prestaciones en su primer empleo a tener 20 días y prestaciones “premium” en su actual trabajo. “Es maravilloso, pasas del infierno al cielo”, cuenta.  

A diferencia de otros países como Colombia, que otorga 15 días de vacaciones en el primer año, México, hasta antes de la reforma de vacaciones dignas, se encontraba en el lugar 42 de 43 de los países que menos vacaciones tienen de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos la OCDE, tan solo por arriba de Estados Unidos que no cuenta con vacaciones pagadas establecidas en la ley, pero que sí se dan negociando con el empleador.

México era de los países con menos días para este derecho y las personas que trabajan son las que más horas dedican al año, con 2 mil 137 horas, según la OCDE.

Pero este panorama será diferente en 2023 para las personas que trabajan en México. Este 14 de diciembre se aprobó la reforma a los artículos 76 y 78 de la Ley Federal del Trabajo (LFT), en materia de vacaciones dignas, que entrará en vigor el 1 de enero de 2023.

La reforma, que aún debe publicarse en el Diario Oficial de la Federación, establece extender de seis a 12 días continuos el mínimo de vacaciones a partir del primer año de trabajo, donde los trabajadores podrán elegir si los toman seguidos o parcializados, de acuerdo con sus necesidades.

La medida aún está muy lejos del mínimo que establece el Convenio 132 sobre las vacaciones de la Organización Internacional del Trabajo, el cual establece: “Las vacaciones no serán en ningún caso inferiores a tres semanas laborables por un año de servicios“.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señala que la reforma podría contribuir a un mejor balance entre el trabajo y la vida personal al dar más tiempo libre y de descanso a los trabajadores mexicanos, que podrían ver mejoras en su desempeño laboral. 

Sin embargo, la mitad de la población ocupada que se encuentra en la informalidad quedará excluida de este beneficio, pues no tienen acceso a prestaciones laborales.

Del infierno al cielo 

Rincón, de 27 años de edad, vivió en carne propia el no tener prestaciones ni vacaciones. En México obtuvo una beca para estudiar la carrera de Comunicación en la Universidad Iberoamericana y mientras era universitario, con 21 años, entró como redactor a una agencia de marketing digital. 

Sin embargo, estaba en la informalidad, sin seguridad social ni vacaciones, y su pago era a través de una transferencia que salía desde la cuenta de banco de su jefe.

“Yo venía con una concepción distinta a lo que es trabajar. Mis papás siempre han estado en la formalidad, con prestaciones. Yo pensaba, bueno, voy ganando experiencia aunque mi sueldo fuera bajo porque no había terminado la carrera”, cuenta. 

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Sebastián Rincón. Foto: Cortesía

Trabajó durante nueves meses en la agencia, de lunes a viernes y a veces en fin de semana en eventos especiales con clientes. “El pago de horas extras era con pizzas, el sueldo nunca tenía un aumento, se mantenía fijo sin importar si trabajabas en fin de semana”, señala Rincón. 

En el tema de las vacaciones, Rincón explica que había una zona gris porque nunca se habló de ello cuando comenzó a trabajar en la empresa. En Año Nuevo negoció con su jefe y líder de equipo trabajar doble jornada para dejar todo listo e irse la última semana de diciembre y la primera de enero para estar con su familia en Colombia. 

“Básicamente no tenía derecho de vacaciones, pero si las hubiera tenido solo hubieran sido seis días. Con mis papás esto (el trabajo y las prestaciones) era una pelea constante, me decían: ¿cómo vas a trabajar así bajo esas condiciones? No es justo, por eso no estás estudiando”, narra. 

Su familia lo convenció de renunciar. Después trabajó como community manager en una revista de negocios durante tres años, ahora sí con contrato formal, cotizando ante el IMSS, con seguro de gastos médicos mayores, 20 días de vacaciones y que podía tomar 10 días a partir de los primeros seis meses.

De acuerdo con una encuesta realizada por OCCMundial, bolsa de trabajo en línea, solo el 17% de los profesionales tiene más de 12 días de vacaciones al año. 

Hace cinco meses, Rincón comenzó a laborar en una consultora de comunicación y marketing digital donde tiene “prestaciones premium”: 20 días de vacaciones más cinco días extras y un día al mes que puede tomar si necesita descansar o hacer algún trámite; seguro de gastos médicos mayores y menores; IMSS; presupuesto personal por si quiere hacer un curso o maestría y otro para comprar herramientas para trabajar; aguinaldo y un bono de desempeño a final de año que puede ser equivalente hasta tres meses de sueldo.

Asimismo, solo trabaja de lunes a viernes con horarios flexibles porque se basan en objetivos, y si llegara a trabajar en día feriado o fin de semana, se paga extra. 

Si te pones a pensar son prestaciones premium en comparación con las que se tienen en el mercado laboral actual. Es maravilloso, pasas del infierno al cielo. Esto te motiva a trabajar más porque ves que la empresa se preocupa por ti, además, puedes tomar vacaciones desde el día uno”, asegura. 

Las vacaciones son ‘sagradas’ 

Como extranjero, Rincón considera que este aumento traería beneficios en el aspecto personal y laboral de las personas, va a motivar a la fuerza laboral, favorecerá a un mejor ambiente laboral y podría provocar una activación económica a nivel turismo, pues tal vez algunos viajen más o salgan de paseo o a hacer compras. 

Rincón cuenta que las vacaciones en Colombia son sagradas para muchos y pese a tener 15 días, los colombianos consideran que son pocas y esperan que algún día puedan aumentar a 20 días. “Las vacaciones en Colombia son muy importantes. Las empresas formales las respetan mucho y es algo que el empleado necesita”.

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