El juicio de Genaro García Luna que exhibió el poder del narco en México
Genaro García Luna, en la batalla contra la justicia de EU. Imagen: La-Lista

En menos de tres días de deliberación, el jurado del juicio de Genaro García Luna encontró las suficientes evidencias para hallarlo culpable de cinco delitos relacionados con el narcotráfico al recibir sobornos de integrantes del Cártel de Sinaloa entre 2001 y 2012 por los que podría recibir una condena máxima de cadena perpetua.

Pero este juicio no se trató solo de quien es el exfuncionario mexicano de más alto nivel llevado a la justicia en Estados Unidos por una guerra que ha herido de muerte a nuestro país.

El juicio de García Luna exhibió el nivel de penetración que ha alcanzado el narcotráfico en los espacios de la vida pública de nuestro país, en las corporaciones de seguridad, las campañas políticas, las posiciones de gobierno, hasta en las fiscalías que presumen ser autónomas, en los medios de comunicación y en las empresas.

“En México la corrupción es muy grande, todo es posible”, disparó en el primer día de su testimonio Sergio Villarreal Barragán “El Grande”, un tipo que hace honor a su apodo por alcanzar los 2 metros de altura que solía decapitar a sus víctimas y que llegó a la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, vestido de traje y corbata, como cuando un hombre va a solicitar un crédito bancario.

Su testimonio fue uno de los pilares en este juicio que tuvo un total de 26 testigos por parte de la fiscalía y uno por parte de la defensa de Genaro García Luna, quien se declaró inocente a lo largo del juicio.

En cada testimonio se dio cuenta del nivel de complicidad entre narco y fuerzas de seguridad, que llegaron a mezclarse a tal nivel que intercambiaron roles. Los narcos atrapaban a otros narcos y las fuerzas de seguridad enterraban cuerpos y cometían asesinatos para eliminar a los contrarios.

Los Beltrán Leyva fueron quienes realmente ordenaron la captura de Jesús “El Rey” Zambada, líder del cártel de Sinaloa en la capital del país y quien controlaba en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En el otro lado de la moneda, las fuerzas de seguridad, como las de Édgar Veytia cuando era secretario de Seguridad Pública en la ciudad de Tepic colaboraban para el cártel de los Beltrán Leyva en contra de la fracción de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

También fue un juicio en el que se exhibió el cinismo de las complicidades, como las reuniones entre narcotraficantes y autoridades en el restaurante Champs Ellysées, para pagar sobornos a Genaro García Luna, justo frente a la embajada de Estados Unidos en Paseo de la Reforma, a plena luz del día y sin que ninguna cámara lo registrara.

“El Rey” Zambada, hoy un hombre libre después de haber estado 12 años en prisión, pudo identificar en una foto a dos capitanes de meseros y a la dueña del restaurante, con quienes llegó a hacer negocios legales al venderles lechoncitos para sus platillos, uno de sus negocios legales.

Por cierto, el hermano de “El Mayo” Zambada se volvió compositor en la cárcel y prometió a su enemigo Harold Mauricio Poveda Ortega , “El Conejo”, mandarle un CD con sus composiciones después de decirle que no se enojara, que estaban en guerra y por eso ordenó él a la Policía Federal que le aseguraran su casa en el Desierto de los Leones.

Fue un proceso en el que los medios de comunicación también quedaron al descubierto, un periodista que trabajaba para los Beltrán Leyva fue quien dio a conocer la detención del “Rey” Zambada porque tenían miedo que se los cambiaran por otra persona.

Se exhibió a la policía de la Ciudad de México, donde por años nos dijeron que no había narcotráfico, pero donde Arturo Beltrán Leyva se persignaba devotamente en la iglesia de La Paloma, en Periférico Sur, donde “El Rey” Zambada decía que los policías del DF eran sus amigos, le salvaron la vida el día de su arresto y confirmó de nuevo que le había pagado 7 millones de dólares a Gabriel Regino, exfuncionario de la Secretaría de Seguridad Pública local.

Nos habla de una sociedad que no ve lo que no quiere ver y donde el diario de mayor circulación del país, El Universal quedó exhibido al recibir sobornos de 25 millones de pesos al mes por parte de la Secretaría de Seguridad Pública de Genaro García Luna para silenciar las versiones de que había sido secuestrado por Arturo Beltrán Leyva en 2008.

Fue un catálogo de lo inimaginable, cuando “El Grande” nos dijo cómo mandaron a hacer toneladas de cocaína falsa con ayuda de harina y una máquina compactadora, con un toque de barniz para que tuviera brillo y así cambiarlas por cargamentos asegurados con la complicidad de autoridades.

Un juicio que exhibió que el Cártel de Sinaloa se expandió a lo largo y ancho del país con ayuda del gobierno, de quien supuestamente era el rostro de la estrategia de seguridad que acabaría con el narcotráfico. Para Estados Unidos, traicionó a su país y al gobierno. Para millones de personas en México, desató una marea de dolor y violencia que se manifiesta en campos de exterminio, en cientos de fosas clandestinas, en masacres de fin de semana, en miles de personas desaparecidas ante seres que ocupan cargos de poder al servicio del crimen.

El juicio en contra de Genaro García Luna no se trata solo de él, le pagaban a todos, a todos los niveles, no solo era la Policía Federal o la AFI, era la SIEDO, el Ejército, la Policía de Puentes y Caminos Federales, a policías estatales y municipales. El conflicto no era combatir o no el narco, era de qué lado combatir.

La detención de Alfredo Beltrán Leyva, hermano menor de Arturo Beltrán Leyva, y los operativos en su contra desataron una guerra feroz entre las fracciones de “El Mayo” Zambada y “El Chapo” Guzmán, contra Arturo Beltrán Leyva.

Después vino al cacería de enemigos, con las policías bajo el mando de narcotraficantes. Cuando García Luna quiso marcar distancia, una vez encumbrado como Secretario de Seguridad Pública, Arturo Beltrán Leyva ordenó secuestrarlo “para que vean quién manda“.

¿Qué sigue para Genaro García Luna?

Por ahora, permanece en el Centro Metropolitano de Detención en Brooklyn, Nueva York. Su esposa y sus hijos salieron de la Corte y abordaron un vehículo de alquiler.

Su defensa, encabezada por César de Castro, ya adelantó que presentará una apelación, para lo cual el juez fijó como plazo el 7 de abril, mientras que en los primeros días de mayo se reunirá con el equipo de la fiscalía antes de que él dicte sentencia. La fecha está fijada para el 27 de junio a las 11:00 horas en la misma sala de donde hoy fue llevado García Luna al Centro de Detención Metropolitano, en Brooklyn.

El juez Brian M. Cogan, el mismo que encabezó el juicio en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán, dictará la sentencia de García Luna el próximo 27 de junio a las 11:00.

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