El avión presidencial fue tomado como símbolo de lujo y el gobierno se empeñó en deshacerse de él los últimos 4 años, pero le siguió generando costos.
El gobierno de México por fin pudo vender el avión presidencial “José María Morelos y Pavón” por mil 659 millones de pesos, esto es más de mil millones de pesos por debajo del precio que se acordó por su compra original en 2012.
La República de Tayikistán pagó por la aeronave y se prevé que se lo lleven a ese país asiático en los próximos 10 días.
Del pago total, se liquidará el cobro pendiente a Banobras, explicó su director general, Jorge Mendoza, y se generará un ahorro de 332 millones de pesos de intereses que el gobierno habría tenido que pagar este año.
El presidente Andrés Manuel López Obrador calificó el avión presidencial como un lujo y un gasto “faraónico” e innecesario y desde el inicio de su gobierno anunció que no iba a usarlo. Su elección fue viajar en líneas aéreas comerciales como muestra de austeridad.
Sin embargo, el simple hecho de no usar el avión no generó muchos ahorros. Por el contrario, se pagó mantenimiento y el almacenaje por una aeronave que no se estaba usando y su valor se depreció con los años.
Al inicio de la administración de AMLO, el modelo de avión BOEING 787-8, fue enviado a Victorville, California, donde estuvo al cuidado de Boeing, su empresa fabricante. Por tenerlo ahí cerca de dos años, el gobierno mexicano pagó 1.7 millones de dólares en 2020 y lo regresó al país.
El hangar presidencial donde estaba resguardado tuvo un costo de mil millones de pesos. Además, el avión generaba un gasto mensual por mantenimiento y pago de intereses de 150 millones de pesos.
El presidente intentó deshacerse del avión, pero simplemente no había comprador. Pidió ayuda a la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) para encontrar un comprador.
La UNOPS hizo un concurso para contratar a una empresa que ayudara a promover y vender el avión . La empresa Global Jet obtuvo un contrato por 28 mil 704 dólares, pero no logró venderlo en el plazo establecido.
El presidente llegó a pensar en rifarlo en uno de los sorteos de la Lotería Nacional, pero luego cambió el plan y se explicó que se haría un sorteo con el fin de recaudar fondos.
El segundo sorteo fue en diciembre de 2020 y generó ingresos por mil 823 millones 676 mil 500 pesos, a los que si se le descuenta el gasto por el pago de premios más la logística, sólo quedó una ganancia de 264 millones 131 mil pesos.
La historia del avión presidencial ocurrió luego de una tragedia, pero cuando la aeronave llegó a México, se justificó como una decisión necesaria, como si fuera a convertir al país en la primera economía del mundo.
Cuando Felipe Calderón anunció la compra del nuevo avión presidencial después de 28 años de usar el “Presidente Juárez”, lo hizo presumiendo los detalles de confort, economía de combustible en vuelos a otros continentes, capacidad de pasajeros y comunicación satelital.
“Este avión no lo tiene ni Obama“, alardeó al compararlo con el Air Force One en el que viaja el presidente de Estados Unidos.
Calderón adquirió el avión un mes antes de que concluyera su administración, en noviembre de 2012. De hecho, nunca lo usó y se despidió viajando en el tradicional Boeing 757. El nuevo avión lo dejó estacionado en el hangar presidencial para que lo estrenara Enrique Peña Nieto, quien regresó al PRI a la silla presidencial en diciembre de 2012.
No se trató de un regalo para Peña Nieto. La justificación para comprar el avión presidencial surgió un año antes luego de un trágico accidente aéreo en el que murieron el secretario de Gobernación Francisco Blake Mora y siete personas a bordo de un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana en el municipio de Chalco, en el Estado de México, el 11 de noviembre de 2011.
Se trató además del segundo secretario de Gobernación en el mismo gobierno que moría en un accidente aéreo. Juan Camilo Mouriño y otros funcionarios murieron al caer el jet en el que viajaba en pleno Paseo de la Reforma, frente a la fuente de Petróleos Mexicanos, en noviembre de 2008.
El avión presidencial fue adquirido por un monto de 2 mil 952.4 millones de pesos, lo que representaba 218.4 millones de dólares a un tipo de cambio de 13.5 pesos por dólar en noviembre de 2012.
El costo incluía no solo la aeronave sino la ingeniería, la instalación de sistemas, las adecuaciones de estructura, el equipamiento de cabina, certificaciones y un paquete de refacciones.
La aeronave tiene capacidad para 80 personas, permite vuelos de poco más de 15 mil kilómetros, unas 14 y media horas de vuelo sin tener que hacer escalas para cargar combustible, tiene une suite presidencial y, en su momento, se dijo que la mayoría de quienes viajarían ahí serían las y los periodistas de la fuente presidencia.
El Boeing 757 quedó como avión de respaldo en la flotilla del entonces Estado Mayor Presidencial por un tiempo hasta que el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado informó que lo vendió por un monto de 65 millones de pesos.
Con información de Alexis Ortiz, Alejandra del Castillo y Nadia Sanders.
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