Educar desde la cima: cuando el entorno define el futuro de la niñez en Pachuca
En las zonas altas de Pachuca, educar a la niñez implica enfrentar desigualdad, entorno social y salud emocional para abrir oportunidades reales.
Niñas y niños de colonias elevadas crecen en contextos que influyen directamente en su aprendizaje.
/Foto: cortesía
En las zonas más elevadas de Pachuca, la educación es un trayecto cuesta arriba que trasciende la geografía. Colonias como Cubitos, La Raza y La Loma concentran una realidad donde la infancia crece entre carencias estructurales que impactan no solo el aprendizaje, sino el desarrollo integral de niñas y niños en etapas clave de su vida.
El rezago educativo en estos contextos no es un fenómeno aislado. De acuerdo con datos del INEE, uno de cada tres estudiantes de primaria en México asiste a escuelas con deficiencias graves de infraestructura, mientras que más de un tercio de los hogares en zonas urbanas marginadas carece de acceso a tecnología básica. Esta exclusión temprana afecta habilidades cognitivas, emocionales y sociales fundamentales, con consecuencias que se arrastran hasta la vida adulta.
En Hidalgo, el panorama se intensifica. La deserción escolar en colonias de alta vulnerabilidad supera por mucho el promedio urbano, impulsada por factores económicos, ausencia de espacios seguros y falta de acompañamiento familiar. Estas condiciones generan un entorno de estrés crónico que, como advierten especialistas en salud y desarrollo infantil, compromete el bienestar físico y emocional de la niñez.
Ante este escenario, iniciativas como la alianza entre Grupo GOCA y La Fuente del Renacer cobran un valor estratégico. Su diagnóstico comunitario confirma que la educación efectiva no puede limitarse al aula: requiere atender el contexto emocional, familiar y social. Desde hace más de diez años, La Fuente del Renacer ha demostrado que fortalecer la autoestima, los vínculos y la confianza es tan determinante como reforzar contenidos académicos.
Hoy, con el respaldo de Iniciativa GOCA —que cumple dos décadas impulsando oportunidades educativas—, se consolidan programas de mentoría, desarrollo socioemocional y formación STEAM que no solo buscan permanencia escolar, sino un proyecto de vida posible.
Porque en Pachuca, la altura no debería marcar la distancia al futuro. Educar desde la cima es, en realidad, una apuesta por equidad, salud y desarrollo sostenible. Y ningún niño debería quedarse atrás en ese ascenso.