Invalidan condena de 40 años de ‘El Mochaorejas’ por supuesta tortura Invalidan condena de 40 años de ‘El Mochaorejas’ por supuesta tortura
"El Mochaorejas" se volvió famoso a finales de la década de los 90. Foto: Especial

Un Tribunal Federal anuló la condena de 40 años de prisión que se le dictó a Daniel Arizmendi López, alias “El Mochaorejas”, y a su hermano Aurelio, quienes fueron procesados por su presunta participación en cinco secuestros hace 20 años.

Debido a la posibilidad de que ambos hombres fueron torturados, el Primer Tribunal Colegiado en materia Penal en la Ciudad de México ordenó que se eliminaran 14 declaraciones de integrantes del “Mochaorejas”, así como las de él y su hermano por “ser ilegales”.

Se instruyó a la Fiscalía General de la República (FGR) para que inicie una investigación y practique el Protocolo de Estambul a los hermanos Arizmendi López para determinar si fueron torturados.

Además, los magistrados destacaron que aparte de los posibles daños de tortura, en el expediente se encuentra una constancia que detalla que los integrantes de la banda no contaron con asesoría jurídica al momento de declarar y aunque no tramitaron un amparo, las pruebas se deben desestimar.

Esta orden no implica que Daniel y Aurelio Arizmendi sean liberados, sino que el expediente regresará al juez de procesos penales para que se estudie el caso sin que se tomen en cuenta las pruebas que fueron invalidadas.

Daniel Arizmendi López acumula condenas de más de 350 años por distintos procesos penales.

Asimismo, el dictamen en materia de balística que tomó en cuenta un Tribunal para la acreditación por la portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, debe ser excluido porque no se advirtió que fuera ratificado por el perito.

Arizmendi López fue sentenciado en agosto de 2003 a prisión por los delitos de privación de la libertad en su modalidad de secuestros, delincuencia organizada, posesión de armas de fuego y homicidio calificado.

A Daniel y Aurelio se les acusó de cinco secuestros en el centro del país, por los cuales cobraban grandes cantidades de dinero. Según investigaciones periodísticas, el toque personal de sus delitos era que a las víctimas les mutilaba una oreja o dedos de las manos.

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