Así mintió una pareja de ricos para obtener una vacuna que pertenecía a indígenas canadienses
Beaver Creek, un pequeño asentamiento de unos 100 habitantes, había sido priorizado para la vacuna debido a su población anciana. Fotografía: Quanah Giuseppe VanderMeer

En una helada mañana de enero, aterrizaron tres aviones en el aterrizaron en una comunidad remota en el norte de Canadá.

Los primeros dos aviones llevaban a los miembros de un equipo móvil del departamento de salud del territorio de Yukon que fueron a vacunar contra Covid-19 a los habitantes de Beaver Creek. Este pequeño lugar de 100 habitantes fue uno de los primeros en recibir vacunas debido al número de habitantes mayores,  que pertenecen a la White River First Nation.

No se esperaba que llegara un tercer avión.

A bordo viajaban el ejecutivo de casinos Rod Baker y su esposa, la actriz Ekaterina Baker, quienes rompieron la cuarentena y viajaron a Beaver Creek con el sólo propósito de recibir las vacunas de Modena.

Durante las siguientes horas, la pareja viajó al pueblo, se hicieron pasar por empleados de un hotel, recibieron sus vacunas y se escaparon tan pronto como pudieron.

Canadá está batallando con la escasez de vacunas y demoras, y el engaño de Baker es algo digno de no creerse. El incidente, en el que una pareja de personas ricas y blancas recibe el tratamiento destinado para los miembros más vulnerables de una comunidad indígena, ha puesto bajo los reflectores las grandes divisiones de clase y raza que existen en el país.

“Vieron que era la gente más vulnerable de una comunidad y aún así se pusieron la vacuna”, dijo Janet Vander Meer de White River First Nation. “Eso es lo que me da asco”.

Cuando el avión rentado llegó a Beaver Creek, los Bakers le dijeron a la gente del aeropuerto que iban a Dawson City, pero que la neblina los obligó a bajar. Que esperarían en Beaver Creek hasta que mejorara el clima.

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“Obviamente engañaron a los oficiales cuando aterrizaron  en Whitehorse, la capital del territorio, y engañaron a la gente cuando llegaron a la clínica de vacunación”, dijo Dave Sharp, dueño de Titina AIr, que es la compañía que transportó a los Bakers. “Le decían diferentes cosas a todo el mundo”.

Mientras el piloto esperaba, la pareja pidió un aventón al camino principal de la ciudad que tiene unos cuantos hotel, estaciones de gasolina y un centro de información turística todo esto enmarcado en un bosque boreal.

“Ha sido una especie de ciudad fantasma. Así es que el día de la vacunación iba a dar un poco de luz al final del túnel a las personas”, dijo Vander Meer, quien trabajaba con los funcionarios del territorio para ayudar a organizar el evento de vacunación. “La clínica y las vacunas eran motivo de celebración”.

Desde principios de enero, el gobierno de Yukon ha recurrido a dos equipos móviles de vacunación para llegar a lugares difíciles como Beaver Creek. Los equipos Balto y Togo tienen el nombre de dos perros de trineo, que es una especie de guiño para la región por las difíciles condiciones climáticas.

No queda claro si los Bakers sabían de la visita del equipo a Beaver Creek que se encuentra a casi 3 mil km de distancia de su condominio de lujo en el centro de Vancouver, Columbia Británica.

Como director de Great Canadian Gaming Corporation, que administra pistas de carreras y casinos en todo el país, Rod Baker ganó cerca de 37.5 millones de dólares en acciones durante los últimos trece meses, según The Globe and Mail. Renunció a su cargo cuando lo acusaron los funcionarios de Yukon. Ekaterina ha actuado en algunas películas como Chick Fight y Fatman.

Cuando los Bakers pidieron un aventón al aeropuerto, los miembros del equipo de vacunación empezaron a sospechar. Las llamadas a los moteles sirvieron para confirmar que no eran empleados. El equipo contactó a las autoridades de Yukon.

En Beaver Creek cuando los residentes se enteraron por los reporteros locales de lo que había sucedido entraron en pánico. Gracias al aislamiento, la comunidad no ha tenido ningún caso confirmado del virus, pero la edad y las comorbilidades hacen que esta población pertenezca a la categoría de los más vulnerables al Covid 19.

“Nunca había visto que alguien alquilara un avión para ir a Beaver Creek”, dice Quanah Giuseppe Vnader Meer, otro miembro de White RIver First Nation. “He vivido allí la mayor parte de mi vida y me espantó que hubieran sido capaces de llegar de esa forma”.

Janet Vander Meer, que durante meses estuvo planeando la logística para la entrega de la vacuna, fue a su casa y lloró.

“Siento que decepcioné a mi comunidad”, dice. “El costo para mi mente y la de mi familia es alto. El que llegara esta gente me hace sentir que hice algo mal y eso no es aceptable. Todavía estoy tratando de asimilarlo”.

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Janet Vander Meer todavía se pone furiosa cuando piensa que antes de recibir sus vacunas, los Bakers vieron a su madre, que recibe cuidados paliativos y utiliza una andadera para moverse, y a un anciano de 88 años de Beaver Creek esperando en la fila para vacunarse.

“Uno pensaría que en ese punto, alguno diría, ‘Querido, vámonos de regreso al avión’. Pero no. Se vacunaron”, dice.

La noticia del viaje de los Baker llegó a todo el mundo cuando los periódicos locales reportaron que la pareja recibió una multa por romper las leyes locales. Y cuando la cantidad de la multa fue de 1,800 dólares, que no es nada en comparación con la riqueza que poseen, la indignación creció.

La semana pasada, los funcionarios de Yukon anunciaron que se habían hecho las multas y que los Baker tenían que presentarse a la corte, en donde se enfrentarán a los cargos de romper las reglas de cuarentena por no aislarse durante 14 días y por no actuar de manera consistente con sus declaraciones cuando llegaron al Yukon. Si los encuentran culpables, podrían pasar hasta 6 meses en la cárcel. La policía montada de Canadá también está investigando. Los Baker no han hecho declaraciones públicas desde que se hicieron los cargos.

Además de la indignación por el comportamiento de los Baker, la saga puso bajo los reflectores las diferencias raciales que existen en el sistema de salud de Canadá. Muchas comunidades indígenas remotas no tienen recursos suficientes para cuidar a los residentes y son especialmente vulnerables cuando una infección llega de afuera durante la pandemia.

“Sabemos que este es un sistema que le ha fallado a los pueblos indígenas… y que se trata como ciudadano de segunda a los pueblos indígenas”, dijo Marc Miller, ministro de servicios indígenas, durante una conferencia sobre racismo en el sistema de salud la semana pasada.

Janet Vander Meer dijo que sus esfuerzos se centran en la seguridad de White River y en asegurarse de que esto no vuelva a pasar.

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“No me importa lo que hacen o lo que piensan cuando vienen aquí. No tengo tiempo para eso”, dijo. “Ahora necesito enfocarme para que la comunidad esté lista para recibir la segunda dosis con seguridad. Porque eso es lo que realmente importa”.

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