‘No hay alegría’: Río llora la pérdida del ruido y la pasión del carnaval
Un miembro de la escuela de samba Académicos de Rocinha se presenta en el Carnaval de Río en febrero de 2020. Fotografía: Getty Images

Para los Academics de Rocinha, la escuela de samba de la favela más famosa de Brasil, 2021 iba a ser el heraldo de una nueva esperanza.

Hace doce meses la tropa había llegado a uno de sus puntos más bajos. Estaban ahogados en deudas, tenían problemas internos y estaban relegados en la tercera división del campeonato del carnaval de Río después de haber sido el último de su grupo. Este mes, regresaban las festividades anuales, y los nuevos directores estaban determinados a recuperarse.

“Soy extremadamente competitivo”, dijo Marcos Freitas Ferreira, un nativo de Rocinha quien se convirtió en presidente después de la debacle del año pasado y de los sueños de regresar a su escuela al Grupo Especial, la liga premier del carnaval. “Tenemos que hacer cosas que la gente recuerde dentro de un siglo”.

También lee: Samba y caipirinhas: cómo celebrar el festival cancelado de Río en línea

El brote del Coronavirus, que ha matado a cerca de 240 mil brasileños, puso en suspenso la lucha de Ferreira ya que se cancelaron los desfiles oficiales de samba del carnaval de Río por primera vez desde 1932 y que tendrían que haber empezado el viernes. Ni siquiera la segunda guerra mundial logró detener las espectaculares procesiones nocturnas que hacen famoso a este lugar.

Mientras caía una tormenta sobre su escuela al pie de una enorme colina, Ferreira dijo que dejar a Río sin carnaval es como negarle agua a la gente.

Es surreal. Nunca había visto algo así”, suspiró el abogado de 39 años, mientras recorría con la vista el enorme salón de baile que en tiempos normales estaría lleno de gente preparando disfraces y de bailarines en los últimos preparativos del concurso del fin de semana.

Jorge Mariano, el director del carnaval de la escuela, dijo que sentía una avalancha de emociones por la ausencia de un espectáculo que define su vida y que proporciona trabajo a los residentes de las comunidades y de las favelas de Río que son cerca de 100 mil.

Hay tristeza. Hay vacío. Hay añoranza”, dijo Mariano, mostrando un álbum de dibujo de 23 páginas con diseños flamboyantes para trajes cubiertos de plumas que no se van a hacer, al menos no este año.

Entérate: Diez grandes favelas de Brasil lanzarán un ‘Banco del G10’

“Y están todas las personas que dependen financieramente de esto. Los que fabrican los aditamentos, las costureras, los carpinteros, las personas de limpieza, los guardias de seguridad, las personas que les venden comida a todos”.

Marcus Paulo, el carnavalesco que concibe los trajes y tocados caleidoscópicos de Rocinha dijo que nunca había visto a su tierra natal tan desdibujada.

“No hay alegría. Es como si no estuviéramos en Río sino en una dimensión horrible, en otro tiempo”, dijo con tristeza  este hombre de 44 años.

“Es una ciudad tan colorida en esta época del año, pero ahora todo está gris y silencioso sin el ruido de las percusiones”.

Hasta hace poco las autoridades pensaban que podrían posponer las festividades de febrero y cambiarlas a julio, para que lo peor de la epidemia ya hubiera pasado. Pero el número de muertos en Río, de 17,500 personas, es más alto que en cualquier otra ciudad brasileña y existen los temores de que otras variantes y una segunda ola los afecte, además de que se ha demorado la vacunación en la zona.

A principios de mes, el alcalde Eduardo Paes, anunció la completa cancelación de las festividades entre el 12 y el 20 de febrero y advirtió a los grupos que si desobedecen no podrían participar en los eventos del próximo año. Todos los policías están activos ya que las autoridades quieren evitar cualquier situación fuera de la ley este fin de semana.

“No sean tontos”, Paes exhortó a los que pensaban andar brincoteando en los tiempos de Covid.

El sambódromo Oscar Niemeyer con una capacidad para 88,500 personas en donde se llevan a cabo muchos desfiles se convirtió en un centro de vacunación para automovilistas en donde se está inmunizando a los adultos mayores de la localidad.

No te pierdas: Acusan a Bolsonaro de ‘negligencia homicida’ por su estrategia de vacunación

Los sambistas de Rocinha dicen que a pesar de la tristeza apoyan la cancelación. Esperan que Paes, un entusiasta de la samba que vive cerca de su comunidad, los visite pronto y les ayude con el abismo financiero que empeoró con la pandemia.

En cuanto al presidente de Brasil Jair Bolsonaro, las opiniones no son buenas. Se trata de un populista de derechas que ataca el carnaval y que pocas veces ha entrado a las favelas, además de que su respuesta ante el coronavirus ha sido condenada en todo el mundo.

Bolsonaro asegura que su decisión de no imponer el confinamiento tenía la intención de proteger la economía brasileña y las formas de vida de los trabajadores que viven en comunidades con bajos ingresos como Rocinha.

Pero los sambistas no quieren a un líder que se burla de las mascarillas, que promueve remedios no probados, y que llamó al Covid, una “pequeña gripa” y ha detenido el programa de vacunación que podría permitir a la gente volver a desfilar.

“No le importa la gente. Este presidente sólo se preocupa por él mismo”, dice Mauricio Amorin, un compositor veterano que se unió a Academics en 1991, tres años después de su fundación con la ayuda de Denis da Rocinha, un gangster que controlaba la favela y el tráfico de drogas durante dos décadas.

Denis, quien supuestamente escogió el símbolo de la escuela, una mariposa multicolor, cuando estaba en la cárcel por narcotráfico, fue encontrado muerto en su celda en enero de 2001. Semanas después los Academics aseguraron su pase a la segunda división del carnaval con una procesión que honraba a las mujeres brasileñas. En 2005 llegaron al primer piso.

Mariano dice que está determinado a repetir y a sobrepasar las glorias pasadas y dijo que su mente estaba llena de ideas para el desfile de 2022. El alcalde prometió la semana pasada que sería el mejor de la historia de Río.

También lee: El plan de vacunas Covid en una ciudad en Brasil provoca un boom inmobiliario

Rocinha es una escuela relativamente nueva, comparada con las otras, pero tenemos una gran visión para el futuro”, dijo el sambista de pie sobre el techo de su casa en la cumbre de la favela mientras miraba a un Río silenciado pero con un paisaje que corta la respiración.

En los próximos días planea ir al estudio para grabar la pista de samba que le ayude a catapultar a los Academics de regreso a la segunda división el próximo año.

“La samba puede agonizar”, dice Amorin citando la letra de uno de los sambistas vivos más grandes de Brasil, Nelson Sargento, quien a los 96 años acaba de ser vacunado en contra del Covid 19. “Pero nunca va a morir”.

Síguenos en

Google News
Flipboard