¿Estrellas nuevas en la bandera de EU? Puerto Rico y Washington DC buscan ser estados
Un hombre ondea una bandera de Puerto Rico en una protesta contra las reaperturas de las escuelas programadas en febrero. Por más de medio siglo, Puerto Rico ha realizado seis referendos no vinculatorios sobre su relación con EU. Foto: Thais Llorca/EPA

Una de las acusaciones más poderosas contra el expresidente de EU Donald Trump en su segundo juicio político hace unos días provino de Stacey Plaskett de las Islas Vírgenes de EU, la primera delegada de un territorio estadounidense en obtener una posición como encargada de destitución. 

Pero el estatus de Plaskett no permitió que ella votara por la destitución de Trump porque ella no tiene voto en la Cámara de Representantes. Las Islas Vírgenes de EU no tienen representación en el Senado. Sus residentes ni siquiera pueden votar por el presidente. 

La anomalía ilustra la larga historia colonizadora de EU que deja a cinco territorios flotando en el limbo constitucional, sus residentes, casi todos personas de color, a los que efectivamente tratan como ciudadanos de segunda clase. 

Pero con los ímpetus de las protestas del verano pasado en contra de la injusticia racial, y la elección de un presidente demócrata, uno de esos territorios, Puerto Rico, intenta convertirse en el estado 51 de la unión. Un esfuerzo paralelo de Washington, Distrito de Columbia (DC), está más cerca que nunca de su objetivo similar. 

“Es muy importante dar un paso atrás y mirar quien tiene representación real en la democracia”, dijo Stasha Rhodes, directora de campaña de 51 for 51, una organización que presiona por la categoría de estado de DC. “Si piensas en todos los jugadores que mencionaste, todos tienen algo en común: todos son de color. ¿Estados Unidos tiene una verdadera democracia si muchas personas de color miran desde fuera sin poder participar?

Hay cinco territorios habitados de EU: Samoa Americana, Guam, las Islas Marianas del Norte, Puerto Rico y las Islas Vírgenes. Fuera de Samoa Americana, los que nacen en los territorios son ciudadanos estadounidenses y pagan impuestos federales como Medicare y seguro social, aunque no pagan impuestos federales sobre sus ingresos. Cada territorio manda un delegado a la Cámara que puede debatir en la legislación y sentarse en comités pero no puede votar. 

Puerto Rico era una colonia española hasta 1898 cuando quedó bajo el control de EU como parte de los términos para terminar con la guerra de España y Estados Unidos. En 1917 la Ley Jones le dio a los puertorriqueños la ciudadanía estadounidense y en 1952 se volvió parte de la comunidad de EU, pero sin derecho a votar en las elecciones presidenciales estadounidenses. 

En los últimos 50 años Puerto Rico tuvo seis referendos no vinculatorios sobre su estatus y en noviembre pasado votaron 52%-47% a favor de la ser un estado, una causa impulsada por la mala respuesta del gobierno federal en torno al huracán María de 2017. En una entrevista de la semana pasada con Axios en HBO, el gobernador Pedro Pierluisi dijo que “el Congreso está moralmente obligado a responder” y predijo que un proyecto de ley se introducirá en la Cámara el próximo mes

George Laws Garcia, director ejecutivo del Consejo de Categoría de Estado de Puerto Rico, dijo: “Tienes un montón de individuos que no fueron electos que toman decisiones por la gente de Puerto Rico con los deseos e ideas y perspectivas de los funcionarios elegidos localmente, lo que pienso que es básicamente colonialismo evidente. 

“Tuvimos el huracán María y los terremotos y ahora Covid y, en todas esas instancias cuando Puerto Rico necesita recursos federales, apoyo federal, acción federal, no tenemos la capacidad de hacer responsables a los funcionarios en Washington por lo que hacen porque no reciben votos de Puerto Rico, y eso incluye al presidente así como a los miembros del Congreso”. 

El Congreso tendría que aprobar la creación de algún estado nuevo por primera vez desde Hawái en 1959. 

Los republicanos llamaron a la estrategia un intento inconstitucional para darle a los demócratas dos asientos más en el Senado. Martha McSally, entonces senadora de Arizona, le dijo a NBC News el año pasado que si Puerto Rico obtuviera la categoría de estado, los republicanos “nunca tendrían el senado otra vez”. 

Aunque los demócratas controlan la Cámara, un proyecto para la categoría de estado tendría un camino más difícil en el Senado parejo, donde se requieren 60 votos para terminar con el “interruptor” filibustero de los republicanos. A pesar de que los progresistas señalan la historia racista del discurso obstruccionista, los demócratas clave Joe Manchin y Kyrsten Sinema indicaron que no están dispuestos a eliminarlo. 

Garcia añadió: “Los prospectos de la categoría de estado son increíblemente retadores, pero han sido retadores para cada territorio que ha sido admitido como estado. En toda mi vida, estas ciertamente son las mejores probabilidades que tenemos”. 

Casi todos los residentes de Puerto Rico son hispanos mientras que casi la mitad de los de DC son afroamericanos. Pero como la capital de la nación, DC viene de una perspectiva histórica, económica y constitucional diferente. 

Sus más de 700,000 habitantes, más que las poblaciones de Vermont y Wyoming, pagan más impuestos federales por ingresos per cápita que cualquier otro estado. Ganaron el derecho al voto para las elecciones presidenciales en 1961 pero todavía les falta un miembro votante en la Cámara o una voz en el Senado. 

El movimiento para que DC tenga categoría de estado es más grande y está mejor organizado que nunca. El junio pasado, la Cámara pasó un proyecto que la aprueba, es la primera vez que una cámara del Congreso aprueba una medida para la categoría de estado de DC. Nunca tuvo oportunidad con el Senado controlado por los republicanos pero las protestas de Black Lives Matter en Washington le dieron potencia a la causa. 

Rhodes de 51 for 51 dijo: “Nuestros líderes más celebrados de derechos humanos luchaban por el acceso a la democracia. Si piensas en John Lewis y en Martin Luther King, ellos luchaban por acceso al voto y por acceso a la representación y aquí seguimos en 2021 luchando en Washington DC por representación equitativa y una oportunidad clara para participar en la democracia”. 

Un obstáculo clave se removió cuando Trump, quien prometió que “DC nunca sería un estado” porque seguro elegiría senadores demócratas, fue derrotado en la elección presidencial por Joe Biden, quien manifestó su apoyo por la campaña. 

Después vino la insurrección en el Capitolio el 6 de enero. Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara, le dijo a reporteros a principios de mes: “Si el Distrito de Columbia pudiera operar como estado, lo que cualquier gobernador pudo haber hecho sería llamar a la guardia nacional sin el permiso del gobierno federal. No debería suceder de esa forma”. 

Eleanor Holmes Norton, la integrante de DC de la Cámara, reintrodujo el proyecto de estatalidad el mes pasado, mientras que el senador demócrata Tom Carper de Delaware reintrodujo su proyecto de categoría de estado conjunto que actualmente tiene el apoyo de 39 demócratas. 

Meagan Hatcher-Mays, directora de políticas democráticas del movimiento comunitario Indivisible, dijo: “Es un asunto de justicia básica. DC no son solo burócratas y abogados. Hay gente real que vive aquí, muchos que tuvieron que limpiar el desastre de la insurrección del 6 de enero. Ellos son residentes de DC y no tienen voto en el Congreso y me parecería que sería fácil para todo demócrata en el Senado decir que eso está mal”. 

Hatcher-Mays, exasesor de Holmes Norton, añadió: “Tenemos que eliminar la obstrucción para hacer a DC el estado 51. Esto es lo más cerca que hemos estado de que DC sea un estado y, si va a pasar, pasará con este Congreso, y realmente tiene que pasar sino el Senado está en problemas. Realmente no representa al país entero y hacer a DC un estado sería una gran ayuda para arreglar ese problema”. 

El problema ilumina el déficit democrático del Senado, donde los estados pequeños, blancos en su mayoría, tienen dos asientos cada uno, tienen el mismo peso que los estados grandes y racialmente diversos como California. En 2018 David Leonhardt, un columnista de opinión en el New York Times, calculó que el Senado le da al afroamericano promedio solo el 75% de representación de un blanco promedio, y al hispano promedio solo 55%. 

Además, en los 232 años de historia del Senado solo han habido 11 senadores negros y Plaskett fue la única mujer negra electa en el juicio de destitución. Es ese contexto, la oposición de los republicanos a darle condición de estado se describe como un intento para proteger el dominio de la minoría blanca. 

LaTosha Brown, cofundadora de Black Voters Matter, dijo: “Al final del día, tienes estadis desde Utah a Montana y otros que ganaron la estatalidad con menos cuestionamientos, con menos críticas que DC y Puerto Rico. Es una falla democrática fundamental y apesta a hipocresía. La única razón por la que es un debate o incluso se cuestiona es por quien conforma la mayoría de esos lugares”. 

Un intento previo para que DC sea un estado fue derrotado en la Cámara controlada por los demócratas por un margen de 2 a 1 en 1993 y el presidente Bill Clinton no quiso involucrarse. Esta vez, con Biden que pone a la justicia racial como una prioridad, el ánimo es diferente. Con los demócratas en control de la Casa Blanca, el Senado y la Cámara, es una oportunidad histórica. 

Donna Brazile, una expresidenta interina del Comité Nacional Demócrata, dijo: “Esto es para volver a Estados Unidos una unión más perfecta. Es la constitución democrática más vieja del mundo y aún así algunos ciudadanos no tienen derechos completos al voto por el lugar en el que residen. Si vamos a terminar con la injusticia racial en Estados Unidos y a hablar de un nuevo inicio para el país, no podemos olvidar problemas viejos”. 

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