Enfrentando el odio contra los asiáticos: un ensayo fotográfico

Para Bonnie Kwok, era una sutil diferencia. Cada vez que usaba el transporte público, siempre quedaba un espacio junto a ella. Al principio lo descartó, pero cuando comenzó a suceder con regularidad, empezó a preguntarse por qué otros pasajeros se mostraban reacios a ocupar el asiento libre.

Kwok, de 43 años, que nació en Hong Kong pero se mudó a Reino Unido cuando tenía 16 también comenzó a notar que los niños en la escuela comunitaria china de Hackney, donde ella es profesora, se enojaban cada vez más. Eran, dice, víctimas de abusos racistas en su camino a la escuela, algo que comenzó a suceder con una regularidad preocupante durante el inicio de la pandemia.

No hay otra forma de explicarlo: nos estaban rechazando y abusaban de nosotros porque se nos culpaba de propagar el coronavirus“, comentó. “Las cosas definitivamente empeoraron con Covid: alguien le dijo a una de nuestras estudiantes: ‘regresa a tu país, no te queremos aquí, eres un virus’. La estudiante estaba realmente molesta. No podía entender por qué la habían señalado”.

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La experiencia descrita por Kwok y sus alumnos es parte de una tendencia preocupante. Durante el último año ha habido un aumento significativo de los delitos de odio contra personas de apariencia asiática oriental. En mayo de 2020, los ministros dijeron a los parlamentarios que los delitos de odio dirigidos a las comunidades del sur y este de Asia habían aumentado 21% durante la crisis del coronavirus, y estudios de la policía sugieren un aumento de tres veces en tales incidentes en los primeros tres meses de 2020 en comparación con el mismo período del año anterior.

Los incidentes incluyen individuos a los que escupieron y agredieron, así como un ataque no provocado a una mujer de 26 años en Edimburgo, la golpiza a un profesor universitario que corría en Southampton, y el ataque físico en contra de Jonathan Mok, un estudiante de Singapur, en Oxford Street, Londres.

Para Songsoo Kim, una cocinera surcoreana que ha vivido en Reino Unido durante más de tres años, siempre ha habido un nivel de comportamiento microagresivo hacia ella, así como insultos raciales evidentes, incluido ser llamada “ching chong”, pero percibió un cambio durante la pandemia.

La mujer de 33 años, que vive en Londres, dijo que uno de sus clientes habituales le preguntó si se sentía bien para trabajar, y otro hizo comentarios con carga racial sobre su cubrebocas.

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Creo que el Covid definitivamente ha provocado ciertos incidentes y este tipo de extrañas sospechas sobre la gente del este de Asia“, dijo. “Al principio me confundía mucho, como: ¿por qué me preguntan si debería seguir trabajando? Y luego me di cuenta de qué es lo que querían decir y me duele”.

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Maya (maquilladora), Vic (masaje deportivo), Josie (cantante) y Alexandra Man (entrenadora personal), St Mary Cray.

Kim dice que los asiáticos orientales con sede en Reino Unido han sufrido racismo durante muchos años y, debido a una cultura de ignorar silenciosamente los comentarios inapropiados y permanecer en silencio, el abuso había pasado desapercibido.

“No es algo nuevo para mí y para los demás, pero la generación de nuestros padres no quería hablar de ello; es una cuestión cultural profundamente arraigada en la que hay un sentido de vergüenza al hablar de ello”, comentó. “También tiene su origen en el hecho de que hay una fachada de esta minoría modelo de sobresalir, por lo que uno cierra la boca, no se queja y sigue adelante”.

Sin embargo, los movimientos para poner fin a la violencia y el racismo contra los habitantes de Asia oriental han comenzado a ganar terreno a nivel mundial. En Estados Unidos ha habido decenas de manifestaciones contra el odio antiasiático en todo el país, campañas virales en las redes sociales para concientizar sobre el tema, y más de 25 millones en donaciones a grupos que apoyan las causas de los asiáticoamericanos e isleños del Pacífico (conocidos bajo las siglas AAPI). Esto se produce después de dos incidentes violentos muy visibles en enero contra hombres asiáticos ancianos, uno de los cuales murió a causa de sus heridas, y el asesinato de seis mujeres asiáticoamericanas en un tiroteo masivo en Atlanta.

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En Reino Unido, las celebridades se han unido para respaldar la campaña #StopAsianHate con las estrellas de cine de Marvel, Gemma Chan y Benedict Wong, parte de las personas prominentes del este y sudeste asiático que se manifiestan contra la ola de sinofobia relacionada con el Covid.

La fotógrafa Wendy Huynh, que creció en los suburbios de París, criada por padres chinos que emigraron a Francia a principios de la década de 1970 desde Vietnam, creó esta serie de retratos para tratar de fomentar un diálogo abierto sobre el racismo.

“El racismo ha sido algo constante para mí y para mi familia en Francia y me ha seguido al Reino Unido con gente que me grita ‘Ni Hao’ o ‘Ching Chong’ y hace la seña de ojos de rendija”, narró. “Cuando esto pasaba, sólo lo ignoraba, pero a raíz de las protestas de Black Lives Matter y de que la gente habla más sobre el racismo, he abierto mis ojos al respecto”, agregó.

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Huynh, de 28 años, dijo que la pandemia es una excusa para que la gente ejerza su racismo en contra de la comunidad asiática. “Al comienzo de la pandemia el año pasado yo estaba en una farmacia cuando una mujer me gritó: ‘¡Ustedes vienen aquí y traen su virus! ¡Vuelve a tu país! No queremos tu virus aquí’. Estaba tan sorprendida que no entendí de inmediato que se dirigía a mí”.

“A la comunidad del este de Asia no le gusta hablar o tiene miedo de hacerlo. Los padres les decían a sus hijos que mantuvieran la cabeza baja y que siguieran trabajando duro para ser aceptados por nuestra sociedad actual”, declaró. “Pero nuestros padres han arriesgado sus vidas al migrar a un país occidental para crear una vida mejor para su familia y siento que hoy es nuestro turno de contar la historia de nuestros padres inmigrantes, de abrazar nuestra cultura y de hablar para luchar contra el racismo”.

Natalie Chui, una futbolista amateur, está de acuerdo con Huyhn sobre la importancia de discutir abiertamente el racismo. La joven de 24 años fue atacada físicamente en 2017 y dice que solo recientemente ha podido hablar sobre el asalto.

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Estaba en la parada del autobús una mañana y vi a alguien caminar hacia mí y, sin que yo me diera cuenta, de repente estaba en mi cara llamándome ‘sucia vietnamita’. Nunca me habían atacado tan agresivamente de esa manera, había mucha rabia, y luego me golpeó en la cabeza”, dijo Chui, que tiene ascendencia china y malasia.

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Nicole y Natalie Chui, jugadoras de fútbol de Victoria Park Vixens, Homerton.

El atacante fue arrestado inmediatamente por un vehículo de la policía que pasaba y después de un juicio fue declarado culpable de un asalto con agravantes raciales y recibió una sentencia de prisión, pero Chui dice que todavía piensa en el ataque a menudo.

En ese momento, traté de superarlo rápidamente. Fue tan intenso que lo bloqueé en mi mente. Había pasado la mayor parte de mi vida viviendo en Hong Kong, donde yo era de la mayoría, y luego, de repente, que me atacaran por mi raza fue un verdadero shock. Me sentí como un extraterrestre”.

Pero Chui, que juega al futbol para el equipo Victoria Park Vixens con su hermana, Nicole, de 25 años, dice que muchos en la comunidad del este de Asia se sienten movilizados por primera vez para abordar el problema.

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Las protestas de Black Lives Matter realmente ayudaron: nos permitió reflexionar sobre lo que estaba sucediendo en nuestras comunidades, nos unimos y comenzamos a hablar sobre estas cosas difíciles que hemos estado experimentando”, afirmó. “Es impactante y triste y nos gustaría ponerle un alto”.

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Sarah, Sami y Roxy, fundadores de Baesianz, Loughborough Junction.

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