Aborto es tabú

La Corte Suprema de Estados Unidos eliminó el derecho constitucional al aborto con la derogación de Roe v. Wade, la sentencia de 1973 en el caso de Norma McCorvey (protegida bajo el seudónimo de Jane Roe) que quedó como un precedente legal que garantizaba el derecho a la interrupción del embarazo para las mujeres.

Hoy, el mundo está absorto ante lo que se entiende como un retroceso en temas de derechos humanos, cuando el presidente de la que aún es considerada la mayor potencia mundial, ha tenido que acatar la orden de la Corte y permitir que cada estado de aquella nación tenga la autonomía para decidir si legaliza o no el aborto.

Paradójicamente, en México vamos en sentido contrario y no en un mal sentido. El aborto en nuestro país no es punible en las 32 entidades federativas desde el 7 de septiembre de 2021, a partir de un fallo judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que despenalizó su práctica. Sin embargo, erradicar su criminalización ha sido difícil y no es posible acceder al aborto legal en cada estado, por lo que el derecho a un aborto seguro todavía no está garantizado en nuestro país.

Las películas que tratan el tema del aborto en realidad son escasas en todo el mundo, pero tenemos la impresión equivocada de que se realizan con frecuencia, pues cada vez que alguna aparece provoca un impacto muy fuerte y, en los últimos años, la comunidad cinematográfica ha decidido darles un realce especial. La realidad es que el tema sigue siendo tabú y gran parte del público las da por hecho o las pasa por alto.

Es así que títulos como 4 meses, 3 semanas, 2 días (Rumania, 2007); Nunca, casi nunca, a veces, siempre (Estados Unidos, 2020); Las motitos (Argentina, 2020) y más recientemente El acontecimiento (L’événement. Francia, 2021) son ovacionadas en festivales de cine y se quedan grabadas en la mente de los cinéfilos como el parteaguas que representan para promover el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo.

Sin embargo, al echar un vistazo en lo que sucede dentro del cine mexicano con respecto a este tema, nos llevamos una desagradable sorpresa y podemos darnos cuenta que el aborto sigue siendo intocable en nuestra sociedad. Son muy pocas las películas que abordan esta temática y por lo regular lo hacen desde una perspectiva conservadora, cuando no están directamente financiadas por grupos religiosos y provida.

En realidad no hay una sola película mexicana de alto perfil, como las producciones internacionales que mencionamos como referente, cuya historia se centre específicamente en el aborto y desde la perspectiva de una mujer que decide interrumpir un embarazo y nos lleve de la mano en su experiencia con las instituciones y el sistema de salud. Es bien sabido por quienes se dedican al cine en México que levantar un proyecto con temas que aún son tabú en nuestra sociedad suele enfrentar mucha resistencia y no logra reunir el dinero para ser producido.

El crimen del padre Amaro, la película de 2002 del director Carlos Carrera, protagonizada por Gael García Bernal y Ana Claudia Talancón, que se convirtió en la producción mexicana más taquillera de hace ya 20 años, tocaba el tema del aborto pero solo de paso, como uno de los tantos males provocados por una iglesia católica corrupta. Y aunque hoy la religión sigue siendo el villano favorito de todos y para todo, ya va siendo hora de que los gobiernos se hagan responsables.

Tristemente, en México son más las películas que se oponen al aborto, aunque sean desconocidas para la mayoría y vivan en la infamia. Triste no solo porque criminalizan a las mujeres que tienen la necesidad de someterse a este procedimiento, sino también porque son películas de muy mala calidad que sirven únicamente como propaganda antiaborto.

Esto no quiere decir que no existan cineastas mexicanos interesados en presentar una perspectiva más justa sobre este tema. Si profundizamos en los trabajos de jóvenes realizadores que producen sus cortometrajes de manera independiente, encontramos ejemplos como Pinky Promise de lndra Villaseñor y Vera de Juan Ordorica, que obtuvieron reconocimientos en el Festival Internacional de Cine de Morelia de 2020.

Solo queda preguntarnos qué es lo que falta para que estos trabajos reciban más promoción y se les pueda ver en las salas de cine, la televisión y en ciclos dentro de recintos culturales; para que próximos proyectos reciban los apoyos necesarios y en un futuro, no muy lejano, hablemos de una película mexicana de alto perfil sobre el aborto, que viaje por diversos países y gane premios internacionales.

Necesitamos estas películas, programas de televisión y series de calidad para que el aborto salga de la oscuridad en México y las familias se sientan motivadas para hablar de estos temas. Pero, sobre todo, para que los derechos sexuales y reproductivos de la mujer no se queden en la pura demagogia, en algo que los políticos utilizan como bandera y después echan atrás como lo acaba de hacer el Poder Judicial federal de los Estados Unidos.

BREVES

Para conocer más sobre el caso de Roe v. Wade, en Netflix está disponible el documental Reversing Roe (2018), que trata sobre los enfrentamientos entre quienes piensan de forma distinta frente al tema del aborto en Estados Unidos.

Dentro del catálogo de HBO Max se encuentra el documental The Janes (2022), sobre una red de mujeres que facilitaba el aborto en los años 70. La opción aún no está disponible para México, pero vale la pena anotarlo en la agenda para estar pendientes de su estreno.

En teatro, la obra Blackbird volvió a la cartelera tras haber recibido las mejores críticas en su anterior temporada. Una historia intensa sobre abuso sexual, con las actuaciones de Cassandra Ciangherotti y Alejandro Calva. Se presenta en el Foro Shakespeare.