Ir al cine en esta economía
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Ir al cine en esta economía
Foto: Película 'Lightyear' / Disney, Pixar.

¿A qué vamos al cine? Primero, a ser entretenidos y a distraernos de las cosas que nos generan estrés. Al mismo tiempo, a experimentar el placer y la introspección que solo esta forma de arte nos puede brindar. Pero también vamos a convivir con la familia, con los amigos, con la pareja y con todas aquellas personas que ocupan el mismo espacio al mismo tiempo que nosotros. Esta forma de convivencia se extiende hasta la conversación, que puede durar días y hasta años, convirtiéndose en cultura popular.

La conversación es quizá el elemento más valioso y duradero de la experiencia cinematográfica y, sin embargo, tendemos a minimizarla. No, no vamos al cine para demostrar lealtades con nuestros actores, directores y compañías productoras favoritas; esa es una mentira reforzada por redes sociales como Twitter. Tampoco vamos porque nos preocupe demasiado la reactivación económica de este sector ni para seguir llenando los bolsillos de los empresarios. Vamos al cine para no quedarnos fuera de la conversación.

Y en esta economía, la conversación se está convirtiendo en algo decisivo a la hora de abrir nuestra cartera. Según datos publicados este mes por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el precio de los boletos para el cine aumentó 30% entre mayo de 2019 y mayo de 2022. Es por esto que, aunque la pregunta sigue siendo la misma la decisión ahora es más sencilla: ¿me gasto mi dinero en una película que nadie conoce o en la película de la que todos están hablando?

Medios de comunicación difundieron que, a partir de junio, un boleto ya cuesta entre 80 y 110 pesos en la Ciudad de México, cuando antes costaba entre 50 y 60 pesos, pero cualquiera que asiste al cine con regularidad sabe que este no es el caso, pues dependiendo de la sala y de la zona de la ciudad, los boletos ya costaban alrededor de 100 pesos desde hace bastante tiempo. Incluso, revisando los precios en el sitio de Cinemex, hoy podemos encontrar boletos de 127, 152 y hasta 208 pesos para funciones de Lightyear.

Empresas como Cinépolis y Cinemex ofrecen tarjetas de cliente preferente que ya incluyen promociones y precios especiales en boletos y en dulcería, y que a la larga convienen más a quienes nos gusta ir al cine con mayor frecuencia. Por otro lado, están los precios accesibles en salas como la Cineteca Nacional. Pero también está el fenómeno de los precios económicos por zona geográfica (algo muy común en las grandes ciudades y que algún economista podría explicar mejor), aunque varias de estas salas terminan por cerrar sus puertas porque son las de menor rendimiento para estas empresas.

El precio del cine aumentó, pero llevar a la familia a ver una película sigue siendo más barato que otras opciones de entretenimiento, con todo y el gasto en la dulcería. De acuerdo con el sitio de Ticketmaster, el boleto más económico para una obra de teatro musical como José el Soñador está en mil 440 pesos, para Aladdin en mil 50 pesos y para Mentiras en 684 pesos. Es por esto que, tanto en el cine como en el teatro o en cualquier otro espectáculo, el público siempre está al pendiente de promociones y descuentos, como el clásico 2×1 en las salas de exhibición.

Hoy no vamos a entrar en un debate de cuál es la verdadera función de un crítico de cine, pero el error que muchos comunicadores cometen al recomendar películas para un público masivo es no tomar en cuenta la inflación. El país está atravesando una crisis económica y la mayoría de las personas no pueden darse el lujo de ver varias películas a la semana, mucho menos de desperdiciar la que podría ser su única salida viendo el capricho que un crítico recomendó. Si no lo pensamos como servicio, veámoslo como empatía.

Esto no quiere decir que ahora solo vamos a recomendar las mismas películas taquilleras o que dejemos de promover otro tipo de cine más interesante, pero tal vez sí debemos ajustar nuestra brújula intelectual y no exagerar las supuestas bondades de una película para tratar de convencer al público de gastar su dinero en algo que nosotros vimos en una función de prensa y que no nos costó ni medio centavo. 

De cualquier forma, es un error subestimar al público. Ante la idea de que las películas animadas para toda la familia siempre son un éxito, o que marcas como Disney y títulos como Toy Story siempre llevan las de ganar, la taquilla de Lightyear fue muy decepcionante en su fin de semana de estreno. En días pasados, la película que cuenta la historia del personaje de Buzz Lightyear sufrió un intento de boicot de parte de grupos conservadores por incluir una escena con un beso lésbico, algo que pudo afectar (o no) su rendimiento en taquilla.

Medios especializados reportaron que, en Estados Unidos, la película reunió tan solo 51 millones de dólares (mdd) de un presupuesto de 200 mdd, además de quedar en segundo lugar. En México Lightyear sí ocupó el primer sitio, pero muy por debajo de lo recaudado por películas como Jurassic World: Dominio o Doctor Strange en el Multiverso de la Locura (incluso por debajo de Toy Story 3 y 4). Como dato curioso, medios locales señalaron que nuestro país aportó el 25% de la taquilla internacional. Nada nuevo aquí… ¡¿cuál crisis?!

En este contexto podemos asumir que el pobre rendimiento de la nueva película de Pixar se debió a una combinación de factores, empezando por que la mayoría de la gente sigue sin volver a los cines tras la pandemia, sumémosle que la inflación en México nos está obligando a ser más cautelosos con nuestro monedero, y no podemos ignorar el boicot de los conservadores, que contaminó la conversación alrededor de esta película volviéndola un tema indeseable.

Sí, todos están hablando de este estreno, pero por las razones equivocadas. Y aunque un beso lésbico sí tendría que formar parte de la conversación, quizá no sea el tema que más familias están buscando para su plática de sobremesa. En cualquier caso, es claro que en este momento la olla no está para palomitas.

BREVES

La Marcha del Orgullo de la Ciudad de México se celebra este sábado 25 de junio, pero para los que prefieren opciones en casa, Netflix estrenó desde el jueves 23 la miniserie polaca Reina (Królowa), una conmovedora historia con personajes LGBT+.

En Starzplay ya inició la segunda temporada de P-Valley, una de las sorpresas de 2020 por la manera en que cuenta la vida de un grupo de bailarinas exóticas. La primera temporada también se puede ver en la misma plataforma.

Desde el 23 de junio estrenó en HBO Max el documental Menudo: Forever Young, otro acercamiento a la escandalosa historia del famoso grupo juvenil.

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