Cruise y Depp, un combo peligroso
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Cruise y Depp, un combo peligroso
Película: Top Gun Maverick / Paramount Pictures

“Utopías feministas”, así es como algunos opinadores en medios de comunicación han empezado a referirse con desdén hacia los ideales con los que las mujeres pretenden alcanzar la equidad de género. Si desde ya permitimos que la igualdad de condiciones sea comparada con una utopía (dícese de algo improbable o irrealizable), será muy difícil detener este discurso cuando logre contaminar la opinión pública. Hablar de una “utopía” para las mujeres es hablar de una utopía para todos aquellos que ansiamos un cambio.

“Amber Heard está loca”, “Johnny Depp es una víctima”, “Tom Cruise es el último gran héroe” son ideas que se repiten una y otra vez en los medios y que buscan ser impuestas como verdades absolutas, que lamentablemente ya fueron aceptadas por millones de personas alrededor del mundo. Este es el gran problema de pensar que el entretenimiento trata únicamente de asuntos banales cuando en realidad es la arena donde todo está en juego: poder, fortuna, cultura y valores.

Tal vez Tom Cruise y Johnny Depp (y hasta Brad Pitt cada vez que ataca a su exesposa Angelina Jolie) no merezcan trato de enemigos públicos (o tal vez sí), pero nosotros como consumidores debemos mantenernos escépticos ante todo lo que proviene de su maquinaria de publicidad y relaciones públicas, y también ser más vigilantes con aquellos que en nuestro entorno les han mostrado lealtad porque jactarse públicamente de estar del lado de estos personajes justo en este momento es (además de ocioso) suficiente razón para pintar nuestra raya.

Top Gun: Maverick, la secuela de la cinta de acción de 1986, ya rompió varios récords de taquilla y se convirtió en la película más exitosa para Tom Cruise en toda su carrera. Así como lo leen, más exitosa que cualquiera que puedan recordar. Pero también, Top Gun: Maverick representa todo aquello que los movimientos de justicia social están luchando por cambiar: la hegemonía de Estados Unidos, la supremacía blanca, la militarización, las masculinidades tóxicas y un largo etcétera.

Es, al mismo tiempo, un espectáculo muy entretenido y un descarado abuso de la nostalgia, pero lo más difícil de comprender es por qué como público tendríamos que aceptar el discurso de una película que nos grita en la cara que, como individuos, jamás seremos tan chingones como Pete “Maverick” Mitchell y como nación nunca estaremos a la altura de Estados Unidos. Es un mensaje tan claramente opresivo que condiciona incluso al resto de los actores y sus personajes: nunca, nadie, jamás podrá ser mejor que Tom Cruise.

Y como la realidad imita al arte, hace un par de semanas Cruise se trasladó al Festival de Cannes para el estreno de esta película y allá recibió una ovación de pie de cinco minutos, una Palma de Oro honorífica y un homenaje de parte de la Fuerza Aérea francesa, además de ser elogiado por la prensa como el profeta del cine, salvador de la experiencia cinematográfica y la última gran superestrella de Hollywood.

En la memoria reciente, ninguna figura de la cinematografía francesa ha recibido tales honores y, sin embargo, el consenso es que Cruise se merece todo esto y que el amor del público es real y las muestras de apoyo en redes sociales suceden de manera orgánica. Nada más falso. Tom Cruise sigue siendo ese miembro de una secta, envuelto en el escándalo, que compra el silencio de quienes lo rodean obligándolos a firmar acuerdos de confidencialidad, protagonista de múltiples momentos embarazosos y líos legales (Top Gun: Maverick ya enfrenta una posible demanda) que nos han llevado a cuestionar su cordura en muchísimas ocasiones.

Es increíble que, a poco más de un año, se pretenda minimizar el hecho de que apenas durante la pandemia abusó verbalmente del staff de Misión Imposible, no solamente cuando se filtró aquel audio en el que amenazaba con despedirlos, sino que tal situación continuó todos los días hasta que él mismo decidió parar la producción y mandarlos de vacaciones después de que cinco miembros de su equipo decidieran renunciar por las largas jornadas, los abusos y el ambiente de trabajo tóxico.

Quien aún tenga dudas del poder de la maquinaria detrás de celebridades como Tom Cruise y Johnny Depp para manipular la opinión pública y controlar el discurso en redes sociales, solo tiene que recordar que Minamata, la película más reciente de Depp, una producción muy menor que apenas vieron unas cuantas personas durante la pandemia, quedó por encima de favoritas como Spider Man: No Way Home en la primera votación en internet para el Oscars Fan Favorite de 2022. Por otro lado, un reporte de Bot Sentinel reveló el uso de bots sociales contra Amber Heard.

“La montaña de evidencias no fue suficiente para enfrentar el desproporcionado poder e influencia que tiene mi exesposo”, declaró Amber Heard al conocer el fallo a favor de Depp en la demanda por difamación. “Me siento aún más decepcionada por lo que este veredicto significa para otras mujeres. Hace retroceder el tiempo a una época en la que una mujer que hablaba y denunciaba podía ser avergonzada y humillada públicamente”. Y como confirmación de lo dicho, se le dejó venir encima una avalancha de mujeres machistas que no apoyan a otras mujeres ni porque el futuro de sus hijas dependa de ello.

La cinematografía se está convirtiendo en un violento campo de batalla entre hombres y mujeres donde ellos seguirán usando toda la influencia que tienen para imponerse como el Club de Tobi que siempre han sido y dejar a las mujeres fuera de la toma de decisiones, como quedó demostrado durante el Festival de Cannes, donde se organizó un foro sobre “El futuro del cine” con ocho reconocidos directores, todos ellos hombres. Ante la falta de directoras en este panel, las reacciones en medios y redes sociales no se hicieron esperar, con mujeres cineastas, periodistas y críticas de cine que expresaron su desacuerdo, aunque el daño ya estaba hecho.

En casos como estos, de muy alto perfil, lo que está en juego es mucho más que la popularidad y el carisma de un famoso con una sonrisa perfecta; no se trata de tomar bandos con el que nos cae bien. Yo me atrevería a decir que, incluso, va más allá de quién está diciendo la verdad en un tribunal. No nos engañemos, el juicio de Johnny Depp contra Amber Heard no tuvo nada que ver con la justicia, fue una encarnizada guerra de los sexos y ahora ya sabemos quiénes perdieron.

BREVES

Apple TV Plus tiene un par de propuestas atractivas esta semana. Por un lado, la serie de misterio y aventuras The Essex Serpent, con Claire Danes y Tom Hiddleston; y también la segunda temporada de Physical, con Rose Byrne.

El realizador francés Olivier Assayas dirige para HBO Max uno de esos “proyectos de vanidad” de los que se ha hablado recientemente en medios: una serie basada en su propia cinta de culto de 1996, Irma Vep, que en su primer capítulo es autorreferencial hasta decir basta.

Este fin de semana es el preestreno de la muy comentada película Todo en todas partes al mismo tiempo, una comedia de acción y ciencia ficción de la que ya hablaremos más a profundidad.

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