Heartstopper y la viruela del mono
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

<i>Heartstopper</i> y la viruela del mono
Foto: Serie Heartstopper / Netflix

¿Qué tienen en común la serie más popular de Netflix de las últimas semanas y la noticia más alarmista en materia de salud desde el coronavirus? Que son los extremos de la percepción que hoy persiste hacia la comunidad LGBT+, o al menos esa es la idea que siguen promoviendo algunas autoridades y medios de comunicación con encabezados en el más puro estilo sensacionalista, pues no se veía una intención tan perversa de ligar a los gays con una enfermedad desde la epidemia del SIDA.

La semana pasada se reportaron 30 casos de viruela no humana en España y cundió el pánico. Es una enfermedad causada por un virus endémico del continente africano, donde diversos mamíferos (como los primates) pueden transmitirla a las personas provocando una erupción en la piel. Aunque se reportaron brotes en Portugal, Italia, Alemania, Bélgica e Inglaterra, la información emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que la letalidad del virus en África se ubica entre el 1% y el 10% de los afectados, especialmente entre niños, y considera que en países desarrollados la mortalidad sería aún mucho menor.

Sin embargo, los medios de comunicación en España se apresuraron a exagerar la información de que el origen del brote en aquel país se había localizado en un baño sauna de Madrid y en fiestas privadas frecuentadas por hombres homosexuales que practican el chemsex, es decir, relaciones sexuales con uso de drogas. No podemos permitir que en México, líderes de opinión y supuestas autoridades de salud traten de hacer lo mismo con noticias que estigmatizan a la comunidad LGBT+, como lo sucedido en Zipolite con el turismo nudista o en Texas tras el atentado del 24 de mayo, cuando circularon fotografías que identificaban al supuesto tirador como una mujer trans.

A nadie sorprende que sea precisamente en España, un país donde el discurso homófobo se ha normalizado en los últimos años con la ayuda de la extrema derecha y donde los crímenes de odio ya son considerados problema de Estado, que una noticia tan sensible tras la devastación del Covid-19 sea usada para provocar terror entre la población y seguir reprimiendo a las personas LGBT+. Entre 2013 y 2019, las agresiones contra esta comunidad se elevaron 45%, y en lugares como Cataluña aumentaron hasta 70% en 2022, según información del Observatori Contra l’Homofòbia.

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El mundo se ha llenado de odio y lo que vemos en redes sociales es antagonismo contra personas que son percibidas como una élite por ciertos grupos, aunque tal señalamiento sea equivocado. El clamor suele ir en contra de aquellos que reciben algún trato especial, aunque pueden ser grupos tan diversos como las mujeres, los periodistas, las personas que viven con discapacidad o los miembros de la comunidad LGBT+, pero como sociedad tendríamos que ser capaces de distinguir entre las clases privilegiadas y aquellos grupos vulnerables que necesitan protección porque son víctimas de persecución y de violencia. 

El cine, la televisión y las plataformas de streaming pueden ayudar a mejorar la percepción que se tiene de la comunidad LGBT+ y hay quien piensa que ya lo hacen al presentar una imagen sanitizada de la realidad gay, como es el caso de la serie Heartstopper, basada en un cómic donde dos adolescentes se enamoran. Pero no es así, los productores tendrían que esforzarse por crear más diversidad de personajes con historias más comprometidas, informadas y acordes con la realidad en que vivimos hoy. Los gays no tienen por qué debatirse únicamente entre el amor y la muerte como novela del siglo XVIII.

Si las plataformas como Netflix piensan tratar a la realidad LGBT+ como otro producto de consumo que solo sirve para complacer a un nicho de mercado, entonces tendrían que ofrecernos más propuestas y tal vez encontrar un balance entre lo que se vive en verdad y esta idealización de un estilo de vida que no siempre es tan romántico. Quizá no sea su responsabilidad, pero fueron ellos quienes decidieron lucrar con estas historias y despertaron la ira de intolerantes que ahora se portan como lo haría cualquier consumidor ante publicidad engañosa. Al final, los que siempre terminan pagando son los miembros de la comunidad LGBT+ por supuestamente adoctrinar a los jóvenes.

En algún momento hubo un retroceso en la manera de representar a esta comunidad dentro del cine y llegó precisamente después de la epidemia del SIDA. Las historias se habían vuelto tan trágicas y tan descarnadas (como son en realidad) que el público dejó de consumirlas. El clímax fue en 1994 cuando Tom Hanks ganó el Oscar a Mejor Actor por Philadelphia. Años después, el cine intentaría retomar estas historias pero con versiones muy rebajadas como Dallas Buyers Club (2013), que también le dio un Oscar a Jared Leto.

Otra tendencia fue la explotación del estilo de vida de una parte de esta comunidad, con historias que glorifican el sexo, las drogas y la fiesta y que pretendieron homogeneizar a una comunidad que en realidad es bastante diversa. La serie Queer As Folk (1999) fue el mejor ejemplo de esto, por lo que no es casualidad que ahora vuelva con un reboot en 2022 justo a tiempo para la Marcha del Orgullo de junio (pero que nadie acuse a estas plataformas de oportunismo y de pink washing).

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Con excepciones muy contadas como Brokeback Mountain (2005), lo que llegó después fueron estas historias ingenuas dirigidas a adolescentes, como Love SimonEverybody’s Talking About Jamie, Young RoyalsLove Victor y Heartstopper, al mismo tiempo que aumentó la inclusión de personajes LGBT+ en series y películas juveniles y también en programación para toda la familia, como una manera de seguir visibilizando y de normalizar la presencia de esta comunidad dentro y fuera del entretenimiento.

Siempre existirán temas incómodos para las personas LGBT+, como la salud sexual, que no se hablarán a profundidad en la arena pública porque son muy específicos y confunden a quien no vive con esta realidad, pero podríamos decir lo mismo de cualquier otro grupo cuando los temas se vuelven demasiado “técnicos”. Es aquí cuando el odio y los reclamos se intensifican: “¿por qué vamos a darle equidad a las mujeres?, ¿por qué vamos a modificar las vialidades para gente con discapacidad motora?, ¿por qué vamos a comprar medicinas para las personas que tienen VIH?, ¿por qué vamos a proteger a los periodistas? ¡Son élites!”. Y no, no lo somos. Como ustedes, también pedimos piso parejo para todxs. 

BREVES

A punto de iniciar el mes del orgullo, una película que ya está en Paramount Plus y que ha tenido buenas críticas es Three Months, protagonizada por el cantante Troye Sivan.

Nominada a tres premios Oscar, estrena en cines Flee (Huyendo de casa), el documental animado que trata temas como la migración, la guerra y la diversidad sexual.

Los fans de la serie Hacks estamos felices con el regreso de Jean Smart en esta comedia que ya estrenó su segunda temporada en HBO Max.

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