La caja idiota
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

La caja idiota
Obra: 'Network'.

El sofocante calor del desierto durante la guerra y el daño que el sol y la humedad podrían generar no solo sobre el cuerpo, también en la mente de los soldados estadounidenses, llevó a los científicos a desarrollar cámaras que reprodujeran estas condiciones de estrés y así poder cuantificar los efectos en seres humanos. Algo similar ocurrió dentro de la aviación, cuando se introdujeron los primeros simuladores de vuelo para entrenar a los pilotos. A todos estos aparatos se les conoció como idiot box (caja idiota).

Corrección política aparte, aún no está claro en qué momento ni quién empezó a referirse a la televisión como otra “caja idiota”, pero se asume que fue la prensa ya que existen registros del uso de este término en publicaciones que datan de 1954, aunque en un inicio se le llamó idiot’s box (caja del idiota o caja para el idiota). La frase se volvió popular entre los años 60 y 70, pero hoy podríamos decir lo mismo de cualquier pantalla.

Es de llamar la atención que un concepto que persiste hasta hoy tenga sus orígenes en el área de la ciencia dedicada a experimentar con humanos y que los medios de comunicación de la época hayan considerado que esta comparación era válida. Pero revisando la historia de la televisión surgen otros datos que refuerzan la idea de que fue diseñada como un sistema de control de masas, por ejemplo, el uso que los nazis le dieron a esta tecnología para servir a los fines propagandísticos del nacionalsocialismo.

El diario personal de Joseph Goebbels, ministro para la ilustración pública y propaganda del Tercer Reich, reveló algunas de sus estrategias para la manipulación de la opinión pública, mismas que fueron interpretadas, reunidas y publicadas en 1950 por el profesor de psicología Leonard W. Doob.

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Una de las técnicas más conocidas popularmente es aquella que se refiere a la repetición de una idea. Doob explicó que para Goebbels un mensaje de propaganda “debe repetirse hasta que se aprenda y después necesita más repetición para reforzar dicho aprendizaje”. Es por esto que algunos atribuyen a Goebbels aquella frase que dice: “repite una mentira con suficiente frecuencia y se convertirá en verdad”.

La repetición de un mensaje es algo a lo que los medios de comunicación, la publicidad y el entretenimiento ya nos acostumbraron. Apenas en marzo, la empresa Dish lanzó una campaña publicitaria con Eugenio Derbez en la que se recreó, por medio de la tecnología de deepfake, al personaje de El Chavo creado originalmente por el difunto Roberto Gómez Bolaños, solo para promover este sistema de televisión de paga.

La elección de revivir a un personaje tan emblemático de la televisión nacional con la finalidad de promover un servicio de televisión no es casual y apela a la nostalgia del público mexicano, pero también es una elección riesgosa que podría repeler a públicos más jóvenes y más informados que hoy tienen mayor conciencia social y saben de los peligros de la propaganda, el adoctrinamiento y el culto a la personalidad impuestos por las grandes televisoras.

“Eso, eso, eso”, repite Eugenio Derbez de la misma forma en que fuimos instruidos tantos mexicanos en nuestra infancia para repetir las frases insulsas de todos estos personajes de los programas de comedia que hasta hoy siguen “educando” emocionalmente a nuestro país, aunque esto signifique perpetuar conductas machistas, violencia de género y discriminación.

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La influencia de la “caja idiota” es algo que también se explora en la película de 1976 Network, que fue adaptada para el teatro en 2017 y que actualmente se presenta en la Ciudad de México. La historia original del escritor Paddy Chayefsky es una sátira sobre los turbios manejos de las televisoras, donde un líder de opinión en decadencia se convierte en gurú espiritual de las masas al encarnar el enojo y la frustración de la época, logrando así elevar los ratings.

Siempre habrá quien prefiera destacar las grandes aportaciones de la televisión, uno de los inventos más importantes en la historia de la humanidad, y del internet, la red que acabó con la unilateralidad de las comunicaciones y salvó a la libertad de expresión. Pero existen abundancia de estudios que demuestran que en ambos entornos estamos sujetos al mismo tipo de daños cuando abusamos del tiempo frente a las pantallas.

En Estados Unidos, por ejemplo, se reavivó el debate sobre la influencia que tienen los foros de discusión de internet como 4chan para convertir a los jóvenes en potenciales terroristas. Tras un tiroteo el pasado 14 de mayo en Buffalo, Nueva York, donde 10 personas perdieron la vida a manos de un joven de 18 años que transmitió simultáneamente el ataque a través de la plataforma de Twitch, hoy se habla del adoctrinamiento que grupos supremacistas blancos ejercen sobre sus simpatizantes con la ayuda de internet, debido a la falta de regulación de estos espacios o de herramientas como la app de Discord.

Hoy quisiera pedirles que dediquen menos horas a la televisión, a los teléfonos inteligentes, a las redes sociales, a Netflix o incluso al cine, y que se comuniquen más entre las personas. No es que vayamos a suspender estos servicios definitivamente ni tampoco es un llamado a boicot porque eso ya suena imposible, pero hay que aprender a administrar mejor nuestro tiempo. La verdad, por contradictoria que parezca, es que en una época que se caracteriza por la sobreoferta de contenidos, los medios de comunicación también debemos alertar a la población sobre los efectos nocivos de esta nueva versión de la “caja idiota”.

BREVES

Network, con Daniel Giménez Cacho, se presenta en el Teatro de los Insurgentes de viernes a domingo, y si aún no han visto la película que le dio origen, está disponible en Prime Video y Apple TV Plus.

Podemos decir que Mainstream (Popular) es una puesta al día de la problemática que ya planteaba Network, solo que en tiempos de internet con influencers y youtubers. Estelarizada por Andrew Garfield, ya se puede ver Cinépolis Klic, Claro Video, Apple TV Plus y Prime Video.

Paramount Plus por fin se animó a estrenar Super Pumped (La batalla por Uber), otra serie dentro de la tendencia de jóvenes empresarios (WeCrashedThe Dropout) que probablemente sea la mejor lograda del montón.

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