Una Harley, reuniones por Perisur y pagos de $1 mdd al mes a García Luna
Fotos: Cuartoscuro

Una motocicleta Harley Davidson como regalo, reuniones cada mes en una casa de seguridad cerca de Perisur donde recibía pagos de un millón de dólares al mes y una masacre en Guerrero a cargo de integrantes de la Agencia Federal de Investigaciones son parte de las declaraciones que hizo el lunes Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, el primer testigo en el juicio en contra de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón.

El Grande“, un hombre que mide poco más de 2 metros de estatura, llegó a la sala 8D de la Corte en el Distrito Este de Nueva York, vistiendo un traje negro, con camisa blanca y corbata color vino, su pelo estaba corto casi al ras y lucía canoso. Desde su lugar como testigo relató paso a paso cómo García Luna, mientras fue director general de la Agencia Federal de Investigación (AFI), ayudó al grupo criminal de los hermanos Beltrán Leyva cuando formaban parte del Cártel de Sinaloa y después de la fracción que hubo.

Villarreal Barragán es un exagente federal judicial que se volvió colaborador, primero de Amado Carrillo, jefe del Cártel de Juárez, y luego del grupo de los Beltrán Leyva, donde trabajó de 2001 hasta que fue capturado en México en 2010. Fue extraditado a Estados Unidos en 2012, donde se declaró culpable del delito conspiración de tráfico de 5 kilos de cocaína y lavado de dinero y actualmente es testigo protegido.

Por su experiencia como policía federal, “El Grande” ayudaba a realizar las operaciones de logística para los Beltrán Leyva, quienes presuntamente pagaban sobornos de un millón de dólares a Genaro García Luna, cuando fue director general de la AFI, en la administración de Vicente Fox Quesada.

El Cártel de Sinaloa, del que formaban parte los Beltrán Leyva, traficaban cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas a “prácticamente todo” el territorio de Estados Unidos como destino principal y otra parte se trasladaba a Europa, afirmó “El Grande”. Para reducir las pérdidas del negocio, pagaban sobornos a autoridades municipales, estatales, federales y militares. Pero no todos recibían lo mismo, dependiendo del nivel del funcionario, era el monto del soborno y García Luna llegó a recibir un millón de dólares al mes. Mientras fue creciendo la organización, los pagos también aumentaron, dijo.

Reuniones en una casa de seguridad cerca de Perisur

Villarreal Barragán dijo que llegó a estar presente en algunas ocaciones en las que se hacía el pago a García Luna. Durante un tiempo, esto ocurrió en una casa de seguridad de Arturo Beltrán Leyva, ubicada a tres calles del centro comercial Perisur, en la Ciudad de México.

García Luna o su brazo derecho, Luis Cárdenas Palomino, estacionaban su auto en el centro comercial y eran llevados hasta la casa de seguridad cerca de Perisur por algún colaborador de los Beltrán Leyva. “El Grande” reconoció que pocas veces le tocó ir por él, pero fue testigo cuando le pagaban al funcionario los sobornos en billetes de 100 dólares empaquetados en bolsas negras llamadas chorizos.

Al exfuncionario federal se le pagó “hasta el último día”, alrededor de 2008. Pero en el transcurso de los años en que colaboraron con García Luna y sus agentes de la AFI, dijo que “fueron de gran ayuda porque pudimos crecer y eliminar a nuestros adversarios. Aún después de la fracción del Cártel de Sinaloa, éste “seguía siendo fuerte, no tenía rival“.

García Luna les daba información respecto a las operaciones y las investigaciones, pero además les daba la facilidad de poner y quitar comandantes de la AFI en todo el país.

En los decomisos de cocaína, acordaron repartirse el valor en un 50% y llegaron a asegurar dos toneladas de cocaína, la cual llevaron a una bodega en Cuernavaca. Hasta ese lugar llegó García Luna con algunos de sus colaboradores y les pagaron 16 millones de dólares en billetes de 20, que tuvieron que empaquetar en cajas de cartón que no cabían en la camioneta que llevaban los exfuncionarios, por lo que los Beltrán Leyva les prestaron una Suburban.

La expansión del Cártel de Sinaloa

Durante más de cuatro horas, con tres recesos, “El Grande” impuso su estatura en tres ocasiones, cuando fue invitado a ponerse de pie para señalar en un mapa de la República Mexicana sobre un caballete junto al jurado, cuáles eran los estados que controlaba el Cártel en 2001 y cómo se expandió con el tiempo y gracias al apoyo de la AFI que dirigía García Luna.

En 2001 el Cártel de Sinaloa abarcaba Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, un pequeño corredor de Torreón a Monterrey y se peleaban con el Cártel del Golfo los municipios de Nuevo Laredo y Miguel Alemán, en el estado de Tamaulipas.

Con los años, llegaron a tener control de Baja California, Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Nayarit, Jalisco, Nuevo León partes de Colima, Guanajuato, Querétaro, Estado de México Guerrero, Puebla, Oaxaca, Tabasco Chiapas, Quintana Roo y parte de Yucatán.

Después de señalar la expansión del Cártel de Sinaloa, volvía a su asiento desde el estrado.

“Los pagos crecieron conforme creció el cártel y sin su apoyo, hubiera sido imposible”
Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”, sobre Genaro García Luna.

Una Harley de regalo

El pago de sobornos a García Luna era un intercambio de beneficios porque los integrantes del Cártel de Sinaloa consiguieron uniformes de la AFI, con el logotipo y el escudo de México y tenían camionetas blindadas, a las que les ponían el logo de la Agencia Federal de Investigación.

Villarreal llegó a tener una identificación oficial de policía bajo en nombre de Gerardo Maynez Leal, permiso para portar armas y una charola de metal.

La comunicación con García Luna era por medio de radio y Beltrán Leyva acostumbraba usarlo en altavoz, por lo que podía escuchar las conversaciones de lo contentos que estaban.

“Recuerdo que a través de su cuñado Carlos, le mandó una Harley Davidson edición especial a García Luna”, comentó y destacó dos cosas que le llamaron la atención de la conversación: la familiaridad con la que hablaban por la radio, como si fueran amigos, y que la otra persona en la conversación tenía problemas para hablar porque se le trababan las palabras.

La otra persona en la comunicación de radio le decía que la moto estaba “muy bonita”.

A veces, dijo el testigo, Beltrán Leyva se refería a García Luna de forma despectiva, al llamarlo “tartamudo”.

En su declaración patrimonial de 2002, García Luna incluyó la adquisición de una motocicleta Harley Davidson, con un valor de 191 mil pesos en esa época.

La ‘polla’ de un millón de dólares del Cártel de Sinaloa

Las distintas cabezas del Cártel de Sinaloa, tales como Joaquín “El Chapo” Guzmán, Arturo Beltrán Leyva, Jesús “El Mayo” Zambada, Vicente Carrillo y Juan José Esparragoza hacían una “polla”, una colecta de dinero, para juntar un millón de dólares que le pagaban cada mes y asegurar de esta forma el trasiego de droga a través de la frontera con Tamaulipas.

Parte de la colaboración era que los agentes de la AFI realizaran operativos en contra del Cártel del Golfo, los arrestaban, aseguraban la mercancía y se dividían el valor de la droga en un 50% entre el cártel y la AFI.

“Ellos cuidaban el perímetro hasta que se rompió ese plan. Llegaban los sicarios y los agentes de la AFI a catear un rancho, cateaban, aseguraban y si había gente del Cártel del Golfo, la arrestaban”, relató “El Grande”. Luego, los sicarios encargados de esos operativos, vestidos con uniformes de la AFI “empezaron a matarlos y a desaparecerlos” en vez de arrestarlos y se calentó la plaza.

La masacre en Guerrero

Villarreal Barragán relató cómo conocía a cada director y comandante de la AFI, entre ellos, Luis Cárdenas Palomino, a quien llamó el brazo derecho de García Luna, a Armando Espinosa de Benito, considerado un intocable, porque él recibía pagos de parte del la fracción del “El Chapo” Guzmán, Édgar Millán, Iván Reyes Ramón Pequeño García, Gerardo Garay Cadena, Édgar Ballardo y Eloy Molina, comandante de la AFI en Guerrero.

Conforme citaba los nombres, los fiscales montaban fotografías de los exfuncionarios sobre un bastidor que tenía seis tiras de velcro en forma vertical y donde fueron montando una estructura. El bastidor lo exhibieron junto al jurado en un espacio que alternaban con el mapa de México, donde “EL Grande” había recitado los estados.

Sobre el “Comandante Eloy”, Sergio Villarreal relató que el exfuncionario de la AFI detuvo a un grupo de integrantes de “Los Zetas” que viajaban con mujeres y niños en Ixtapa Zihuatanejo, en el estado de Guerrero, fueron capturados y llevados a Acapulco, donde los ejecutaron, dejando ir a las mujeres y los niños.

Las mujeres sobrevivientes acudieron a la PGR a presentar una denuncia a la entonces Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SIEDO), a cargo de José Luis Santiago Vasconcelos, quien ordenó el arresto al comandante Eloy.

“El Grande” dijo que este evento lo llegó a comentar García Luna con Arturo Beltrán Leyva en la casa cerca de Perisur, sin que se vieran preocupados, y donde el exfuncionario dijo que el comandante “se lo comiera solo”, en referencia a su detención.

Durante gran parte de la audiencia, no fue posible ver la reacción de García Luna, quien se encontraba de espaldas a los asistentes y de frente al juez. Entre el público estuvieron una hija de él y su esposa Linda, con quienes intercambió besos al aire y abrazos en su propio pecho así como frases solo moviendo los labios.

Este martes continuará el testimonio de “El Grande” y se prevé la llegada de más testigos en un juicio que podría durar ocho semanas, según dijo el juez Brian M. Cogan al jurado.

Nota del editor: Esta nota fue actualizada para escribir correctamente el apellido Ballardo.

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