La otra (otra) crisis de la pandemia: el impacto en los servicios de salud para mujeres y niños
Foto: Aditya Romansa/Unsplash.com

La pandemia por Covid-19 sigue extendiéndose por el país, y el plan para controlarla a gran escala parece ir lento (¿pero seguro?) Además de la preocupación general que esto provoca, nos preocupan las crisis—en plural—que esta pandemia ha generado y con las que tendremos que lidiar durante, por lo menos, la siguiente década. Una de ellas es la muy agravada crisis de igualdad de género, que el virus sin duda ha exacerbado.

La pandemia ha hecho que los sistemas sanitarios funcionen al límite, y que algunos servicios cesen casi completamente. Este es el tema que hoy nos concierne: es fundamental que, dentro de las respuestas a una emergencia sanitaria, se reconozcan los servicios de salud sexual y reproductiva como esenciales. Así como los derechos de las personas para tomar decisiones libres y autónomas sobre sus cuerpos. 

Este tema plantea amenazas particulares para mujeres en poblaciones vulnerables como minorías raciales y étnicas, en situación de pobreza o que viven en entornos rurales, debido a que no cuentan con acceso suficiente a información, recursos, y servicios sociales y de salud de calidad. Los derechos de estas mujeres, en especial los relacionados con la salud, deben ser prioridad para los gobiernos.

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Durante una crisis, es especialmente difícil para las mujeres y les niñes acceder a la atención médica y mantener la estabilidad financiera. La atención materna, la atención de les niñes, la inmunización, la atención clínica para las víctimas de violencia de género, la salud sexual y reproductiva, el tratamiento de enfermedades y los programas de nutrición se han suspendido o limitado hasta cierto punto en la mayoría de los países en LatAm.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) calcula que la considerable deficiencia de estos servicios de salud podría traducirse en 47 millones de mujeres sin acceso a anticonceptivos, lo que provocaría 7 millones de embarazos no deseados, adicionales a la tasa actual. La anticoncepción no solo es esencial para permitir que las personas tomen decisiones reproductivas, sino que puede evitarle al sistema de salud una demanda desproporcional de servicios de maternidad y embarazos no deseados (sumado a todo lo que implica una alza en los abortos clandestinos).

Además se prevé que aumente el número de muertes maternas y neonatales. En México se calcula que en poblaciones vulnerables la tasa de mortalidad materna ha aumentado un 14.5% con la reducción de los servicios de maternidad. La tasa de mortalidad neonatal está directamente asociada a la mortalidad materna. En América Latina y el Caribe, por cada muerte materna se producen 12.2 muertes neonatales. Las complicaciones de nacimientos prematuros, las anomalías congénitas, las complicaciones en parto y la septicemia, son las principales causas. Es por esto que la atención prenatal, el seguimiento a embarazadas y las atenciones de parto, son intervenciones indispensables para disminuir las muertes neonatales.

La lactancia materna también contribuye a disminuir la morbilidad y mortalidad infantil. Durante la pandemia se han reportado violaciones al Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna en México. Por ejemplo, más de 90% de las etiquetas de las fórmulas comerciales no cumplen con las especificaciones del código. Una práctica preocupante, inapropiada, abusiva con las madres y cuidadoras y,  sobretodo, contraria al beneficio de la nutrición infantil.

Además (esto no se acaba), el miedo de exponerse al virus y las limitantes de transporte público, confinamiento y distancia física, se reflejan en una menor demanda de vacunación. No para Covid-19, sino de vacunas clave para el tratamiento de enfermedades transmisibles.

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La intervención de los programas ampliados de inmunización (PAI) permite reducir la tasa de mortalidad en menores de 5 años. En América Latina y el Caribe, esta cobertura ha disminuido en un 12% en la última década, y se ha agravado durante la pandemia. En México ha disminuido por 13 puntos porcentuales, en particular en vacunas para la difteria, el tétanos y la tos ferina (DPT). 348 mil niñes mexicanos no recibieron ninguna dosis de la DPT en 2019-2020. Regresar a la cobertura de inmunidad de estas enfermedades puede representar un verdadero problema con la suspensión, incluso parcial, de los PAI durante la pandemia. Los efectos de la vacunación limitada ya se han visto con brotes de enfermedades prevenibles en Argentina, Brasil, Guatemala, Haití, México y Venezuela.

La Secretaria y el presupuesto de Salud, se han dedicado casi exclusivamente a atender la pandemia. Y mientras, ¿qué hacemos con todo lo demás?

Fuentes
  • PNUD LAC C19 PDS No. 19 Desafíos de la pandemia de COVID-19 en la salud de la mujer, de la niñez y de la adolescencia en América Latina y el Caribe (2020) A. Castro, UNICEF
  • El COVID-19 impide que mujeres y niños accedan a servicios de salud esenciales en América Latina y el Caribe: Informe (2021) Global Citizen
  • Los servicios de salud sexual y reproductiva son esenciales durante la pandemia de Covid-19 (2020) The Center for Reproductive Rights
  • COVID-19 y la prestación de servicios esenciales a las sobrevivientes de la violencia contra las mujeres y las niñas (2020) UNWOMEN
  • La salud sexual y reproductiva en tiempos de COVID-19: Evidencias, perspectiva y desafíos en América Latina y el Caribe (2020) PAHO Grupo de Trabajo Regional para la Reducción de la Mortalidad Materna
  • Prevalencia de violaciones al Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna en México (2020) UNICEF

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