Sor André es la persona de mayor edad en el mundo
Sor André atribuye su longevidad a la voluntad divina. Foto: AFP / Christophe Simon

La francesa sor André, de 118 años de edad, expresó un pequeño breviario de humildad en Toulon al recibir el nuevo título de decana de la humanidad: un orgullo pero también una pena no poder devolver a los otros todo lo que ellos dan.

Llegó como una estrella al refectorio de su residencia de jubilados, rodeada por el alcalde y una cantidad de periodistas.

“Usted es un orgullo, una referencia para el mundo entero”, indicó el alcalde, Hubert Falco.

Antes de hablar, sor André revisó si había puesto bien en su casilla los chocolates y otros dulces que él le obsequió.

Desde el lunes y tras el anuncio de la muerte de la japonesa Kane Tanaka a los 119 años, la noticia recorrió el mundo: sor André, nacida como Lucile Randon el 11 febrero de 1904, en Alès es la probable nueva decana de la humanidad.

“Se dice que el trabajo mata, pero a mi es el trabajo el que me hace vivir, pues trabajé hasta los 108 años”, dijo sor André, quien se ocupó durante mucho tiempo de otros jubilados más jóvenes que ella.

Su mensaje es que la gente se ayude en vez de odiarse. ¡Si compartiéramos todo, las cosas irían mejor!.

¿Su secreto de longevidad? “¡Ah, eso solo lo sabe el buen Dios!”, afirma.

Para las personas más cercanas a ella en la casa de jubilados, la atención que da a los otros y su fe la mantienen en vida, aunque permanece en una silla de ruedas y está ciega.

Lleva en su interior “su misión de servidora de los otros”, explica sor Thérèse, quien cumplirá 89 años, segura de que “su fe profunda la ayuda”. Todas las mañanas, la lleva a misa a la capilla del primer piso.

Su vida cotidiana está marcada por la oración, la comida y las visitas de los otros jubilados o empleados, que ella espera con impaciencia. Sin contar el abundante correo al que desea responder, salvo algunas excepciones.

Pues ya ha sido noticia como decana de los europeos, al superar el año pasado el Covid sin ninguna dificultad, convirtiéndose así en un símbolo de esperanza que provocó una oleada de cartas provenientes del mundo entero.

Por el contrario, a las demandas de mechas de cabellos, búsqueda de ADN y otras, ¡ya dijo que de ninguna manera! A veces sor André dice que Dios la olvidó y desearía “retirarse de este asunto”. 

“Sabe usted, no es bello ser viejo, porque a mi me gustaba ocuparme de los otros, hacer danzar a los niños y ahora ya no puedo”, dijo.

Al mismo tiempo bromea sobre el récord que hay que superar, el de Jeanne Calment, muerta a los 122 años en Arles, en el sur de Francia, en 1997. Jeanne Calment sigue siendo la persona que más tiempo ha vivido en la historia de la humanidad y cuyo estado civil fue verificado.

“Sor André siempre fue ambigua” al respecto, dice David Tavella, animador y comunicador de la casa de jubilados, su fiel confidente. 

Por una lado ella sufre, pero por otro “reza mucho y está por encima de todas las cosas”. 

Entonces, respecto al récord dice que “está a mi alcance y aunque toque seguir en la tierra, pues mejor lograrlo”.

El libro Guinness debe validar esta nueva etapa. Ningún organismo oficial otorga el “título” de decana y se ha dado el caso de que otras personas más ancianas traten de hacerse conocer, con toda la dificultad de validar estados civiles de comienzos del siglo XX.

Pero Laurent Toussaint, especialista francés de récords de longevidad, que participa en la base internacional IDL, relacionada con el Instituto Francés de Estudios Demográficos (Ined), no hay ninguna duda de que “sor André se convierte en la decana, y de lejos, pues la tercera en lista, una polaca, tiene 115 años”.

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