El Covid-19 ofrece a las farmacéuticas la oportunidad de mejorar su imagen
El trabajo en el laboratorio donde se desarrolla la vacuna de Oxford/AstraZeneca. Fotografía: David Levene/The Guardian

Linda Geddes/The Guardian

Nunca antes el mundo había esperado con tanto entusiasmo una medicina nueva. Una vacuna contra el Covid-19 tiene el potencial de desbloquear la sociedad y salvar a millones de personas de la muerte y de una enfermedad seria, y el héroe del momento es una industria que siempre se ve con desprecio

“Tradicional e históricamente, la confianza pública en las farmacéuticas se compara con la confianza en los proveedores de banda ancha”, dice Alex Davies, experto en relaciones públicas del cuidado de la salud en Hanover Communications, que tiene muchas compañías farmacéuticas como clientes. 

El Covid-19 le ha dado a estas firmas la oportunidad de salvar al mundo. AstraZeneca incluso se comprometió a dar su vacuna a países de bajos y medianos ingresos sin fines de lucro a perpetuidad, y a los países más ricos durante el curso de la pandemia. Lo que nos lleva a la pregunta: ¿el 2020 podría marcar un punto de cambio para la reputación de las grandes farmacéuticas?

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Aquellos que trabajan en la industria se frustran por su imagen pública. Muchos son ex doctores o científicos motivados por el deseo de mejorar las vidas de la gente a través de innovaciones médicas. “Resienten el hecho de que marcas como Netflix son amadas por hacer series de televisión, las farmacéuticas hacen medicinas que salvan vidas y a nadie le agradan”, dice Davies. 

Los primeros avances

Ya hay señales de cambio en la actitud del público. Una encuesta reciente puso el “puntaje de confianza y agrado” de la industria global a 68.2%, de 64.9% en 2018. Por separado, cuando a 2,072 adultos británicos se les encuestó sobre su disposición de compartir información médica personal con la industria farmacéutica en junio, 72% dijeron que ellos se sentían cómodos o indiferentes al respecto. Uno de cada cuatro respondió que se sentían más cómodos desde el brote de Covid-19. 

“Nuestra hipótesis es que el público se está dando cuenta de que la industria farmacéutica juega una parte importante en la batalla contra la pandemia”, declaró Rachel Rowson, directora de innovación en MHP Health, que llevó a cabo la encuesta. 

Richard Torbett, el director ejecutivo de la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica, señaló: “Creo que la historia del coronavirus en los últimos meses es un momento de gran orgullo para todos los que trabajan en la industria, porque casi todas las compañías usaron sus herramientas para encontrar soluciones a la pandemia”. 

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Incluso el autor y académico Ben Goldacre, cuyo libro Bad Pharma encendió una luz sobre el comportamiento dudoso de la industria, se impresionó por la respuesta a la pandemia hasta ahora. “Ahora, todos están motivados en jalar en la misma dirección, y rápido. Es increíble de ver. Nuestra investigación de DataLab en Oxford produjo evidencia fuerte de que la farmacéutica está actuando más rápido que la academia, al menos en algunas áreas claves, en años recientes”. 

Por ejemplo, un análisis reciente sugirió que las compañías farmacéuticas ahora eran mejores que los académicos al cumplir con el requerimiento de compartir los resultados de todos los ensayos clínicos en los 12 meses siguientes de su fin. “Más que nada, esto muestra una vez más que los problemas en la ciencia son por malos sistemas e incentivos, más que por malas personas o malas organizaciones”, enfatizó Goldacre. 

¿Cuáles son sus motivos?

El compromiso de AstraZeneca de proporcionar la vacuna que desarrolló con la Universidad de Oxford parece otro ejemplo de la industria haciendo lo correcto. Pero ¿sus motivos son altruistas o también tienen otras consideraciones?

“Lo que ha hecho AstraZeneca es destacable, y también es destacable que lo hicieran con tan poco tiempo”, dijo Davies. “Pero nada tendrá un beneficio en la reputación como repartir una vacuna a precio de fábrica a todo el mundo. Creo que esto beneficiará al negocio en las siguientes décadas”. 

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Cada vez más, las compañías farmacéuticas optimizan sus propias investigaciones y desarrollos al apoyarse en colaboraciones con investigadores en instituciones académicas. “El futuro de la farmacéutica son las colaboraciones, y la moneda es la reputación”, destacó Davies. “Hay un número finito de instituciones académicas de clase mundial y hay muchas compañías farmacéuticas. Si tienes un éxito significativo como la vacuna de Oxford, y haces algo con esa bondad para la sociedad, sospecho que tendrás la puerta más abierta”. 

El éxito financiero de vender una vacuna para Covid-19 a precio de fábrica puede no ser tan grande como suena. “AstraZeneca se rehúsa a hablar con transparencia de los costos reales de desarrollo y manufactura, incluidos los fondos públicos que ellos y la Universidad de Oxford recibieron”, dijo Els Torreele, investigadora y activista por la justicia social y derechos a la salud y profesora visitante en el Instituto para la Innovación y Propósito Público en la University College London

También pueden tener una oportunidad de ganar dinero una vez que termine la pandemia, porque las vacunas podrían ser necesarias a largo plazo. Todavía no sabemos cuánto dura la inmunidad de cualquiera de las vacunas, y si se necesitarán dosis de refuerzo. 

Mientras se espera que la vacuna de AstraZeneca/Oxford cueste 60 pesos por dosis, se anticipa que la de Pfizer/BioNTech cueste 400 pesos. Torbett explicó que esto no significa necesariamente que cosechen grandes ganancias de eso. 

“Al principio, hubo un compromiso global de todas las compañías de que las vacunas y tratamientos que se desarrollen estarían disponibles de la forma más equitativa posible”, recordó. “Las compañías tradujeron esto de distintas maneras, pero creo que las vacunas que vienen son fundamentalmente muy accesibles, y son una gota en el océano comparadas con otros aspectos de la respuesta al coronavirus en los que tenemos que gastar dinero”. 

Pfizer/BioNTech pueden tener un tiempo limitado para recuperar la enorme inversión que hicieron para desarrollar la vacuna. Torreele adelantó: “Su estrategia es maximizar el retorno de inversión lo más rápido posible, lo que significa llegar primero al mercado con precios altos, probablemente por la inestabilidad inherente de las vacunas de mARN, que significa que serán reemplazadas rápidamente por vacunas que sean más fáciles de usar y con mayor vida de almacén”. 

Esto no necesariamente los vuelve villanos. El mundo necesita vacunas, muchas de ellas y lo más rápido posible. Las compañías farmacéuticas son negocios, después de todo. “Lo crucial es que tomen esta oportunidad para demostrar que lo que hacen importa, y que no lo arruinen”, sentenció Davies.

Traducida por Andrés González.

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