ChopValue, una startup para darle segunda vida a los palillos chinos usados
Foto: ChopValue

La idea nació sobre charolas de sushi. Felix Böck, en ese entonces estudiante de doctorado en la Universidad de Columbia Británica en Canadá, expresaba su frustración sobre el escaso interés de su propuesta de usar desperdicios de madera de sitios de construcción y demoliciones. Se preguntó cómo convencería a la gente de que no hay tal cosa como un desperdicio, sino recursos desperdiciados. 

Con los palillos chinos en las manos, Thalia Otamendi, la mujer que ahora es su prometida, lo miró. “Ella dijo: ‘Felix, tal vez tienes que comenzar con algo pequeño’”, dijo Böck. “Y tal vez es el palillo”. 

Empezó a trabajar en la idea al día siguiente, trazó planes para ChopValue, una startup para darle una segunda vida a los palillos usados. Los planes pronto se convirtieron en acciones. Se colocaron botes para reciclaje en Vancouver, se perfeccionaron métodos para limpiar los utensilios y se desarrolló un proceso para transformar los palillos, muchos de los cuales son de bambú, en mobiliario moderno que va desde bases para tablets hasta mesas.

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Después de cuatro años, ChopValue recicló más de 32 millones de palillos chinos, les evitó llegar a los rellenos sanitarios y creó empleos para 40 personas. “Estos palillos viajan 10,000 kilómetros para estar en tu mesa 20 o 30 minutos”, dijo Böck, de 31 años. “No hay manera de que te sientas bien al tirarlos después”. 

La startup expandió su huella en Norteamérica, con su proceso que usa calor, vapor y presión para transformar los palillos en placas de madera, ahora está en Calgary, Montreal y Los Ángeles. 

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Foto: ChopValue

Los palillos se obtienen de cientos de restaurantes así como de lugares como centros comerciales, aeropuertos y universidades. Solo en Vancouver, ChopValue dice que recolectan 350,000 palillos usados a la semana. 

“Cuando entras a un restaurante y les pides que pongan un bote de reciclaje para los palillos chinos, todavía te miran con los mismos ojos que me pusieron en el día uno”, dijo Böck. “Creo que es porque es una de esas cosas pequeñas que ignoramos. Pero en el momento que alguien nos recuerda del problema que está ahí frente a nosotros, crea ese momento inmediato de ¡Ajá!”. 

Entre las primeras compañías que colaboraron con ChopValue está Pacific Poke, una cadena de restaurantes del oeste de Canadá. “Pensamos que es una gran idea. Dijimos, ¿por qué a nadie más se le ocurre esto?” dijo el cofundador Dong Lam. “Vendemos un par de cientos de bowls al día, así que puedes imaginar cuántos palillos se suman con el tiempo”.

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La cadena de restaurantes se convirtió en un buen ejemplo de la economía circular que ChopValue busca adoptar, con muchas de sus locaciones que usan decoraciones de palillos que alguna vez se usaron en el restaurante. 

En ChopValue, la intención ahora es exportar su modelo. “Queremos producir en masa, no solo a escala local”, dijo Böck. Su objetivo es crear una red de franquicias en las que los palillos se obtengan de restaurantes locales y se transformen en microfábricas locales y que los productos terminados se vendan localmente. 

Actualmente los productos de la compañía se venden en su sitio web y a través de convenios con tiendas como Nordstrom en EU. Con cada artículo viene un recuerdo de su vida anterior, con el detalle de los 866 palillos que se usaron para una tabla para picar o los 9,600 palillos para un escritorio para trabajar desde casa. 

“Ganamos dinero desde el día uno”, dijo Böck. “Obviamente invertimos cada dólar que ganamos en crecimiento porque sentimos que la responsabilidad ahora es expandir el concepto globalmente”. 

Böck espera que ChopValue, y la “loca idea” detrás, impulse a la gente a reconsiderar lo que vemos como desperdicio. “Está este dicho empalagoso de que cada acción cuenta”, dijo. “Pero creo que probamos eso de un modo bastante práctico y emocionante”.

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