¿Qué tan preocupados tenemos que estar por las nuevas variantes de Covid-19?
Foto: CDC / Unsplash

El anuncio reciente de que la variante de Covid-19 que se detectó en el sur de Inglaterra puede ser más mortal que su predecesor está alarmando a todos. La verdad es que sin más evidencia no podemos estar totalmente seguros de una relación causal directa entre esta variante y un mayor riesgo de muerte. Existen otras explicaciones, incluyendo la limitación de los datos que que se han utilizado hasta ahora. Pero sería poco inteligente asumir cosas del coronavirus.

De cualquier virus se esperan mutaciones, y sabemos que el índice de mutación en Sars-CoV-2, de tal vez uno a dos genomas al mes, es bajo en comparación con otros virus, incluida la influenza. Pero lo que es más importante que el índice de mutación son las oportunidades que tiene este virus de mutar. Mientras más humanos se infecten, las oportunidades del virus de desarrollarse y cambiar aumentan. En la actualidad, cerca de 100 millones de personas se han infectado con Covid-19. El número real  puede se mayor a causa de las infecciones asintomáticas. Cada una de estas personas representa otra oportunidad que tiene el virus para mutar. Es por eso que tenemos que hacer todo lo que sea posible para reducir la transmisión del Covid-19 y evitar que se extienda en la población.

Para que la variante sea causa de alarma debe tener una de estas cuatro características: Si afecta la transmisión del virus, la efectividad de las pruebas de Covid-19, nuestra respuesta inmune al virus, o la probabilidad de que desarrollemos una enfermedad severa. Si una variante es más contagiosa puede infectar a más gente. Si puede evadir la respuesta inmune de la gente, puede volver a infectar a gente que ya tuvo la infección o que ya fue vacunada. Y si el virus tiene dos de estas propiedades, hay motivos para preocuparse.

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Los científicos se enfocan ahora en tres variantes globales que se detectaron en Inglaterra, Sudáfrica y Brasil. Aunque los términos “variante sudafricana”, “variante brasileña” y “variante inglesa” se usan con frecuencia, no sirven. La evolución viral se está dando en todas partes y ningún país tiene la culpa de que surjan las mutaciones. Es más, lo países que realizan más secuencias virales, como en Reino Unido, en donde el Covid-19 Genomics UK Consortium, del cual soy fundadora y directora, ha realizado la secuencia de casi la mitad de los genomas de Sars-CoV-2, y entonces encuentran más número de variantes. La WHO está trabajando en un sistema internacional para asignar nombres a las variantes. Así como con las tormentas tropicales, encontraremos la forma de referirnos a las nuevas variantes de Covid-19.

La variante que se encontró en Inglaterra, y que se conoce comúnmente como B117, se considera 70% más transmisible, aunque se espera que las vacunas que se están aplicando en el país sean efectivas en su contra. Se ha convertido en causa principal de infección en Reino Unido y ya se ha reportado en otros 64 países. Su capacidad de propagación está relacionada con una mutación que se encontró en el código genético de su proteína de pico que se encuentra en la parte exterior del virus y permite que se adhiera a las células humanas. En los experimentos de laboratorio, las mutación resulta en una unión mayor de la proteína pico de la variante al receptor humano.

La segunda variante que llamó la atención del mundo se descubrió en Sudáfrica, en donde se le vincula al rápido aumento de casos por Covid-19. Tiene varios nombres, incluyendo B1351, pero lo importante es que además de transmitirse con más facilidad, tiene la misma mutación que la variante inglesa, tiene una mutación adicional que puede reducir nuestra respuesta inmune. Hasta ahora, esta variante ya se reportó en 26 países, y 77 casos en Reino Unido. La tercera variante, que se encontró en Brasil, tiene las dos mutaciones relacionadas con una mayor transmisibilidad y reducción de inmunidad.

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La mayor parte de la evidencia de la mutación en las variantes de Brasil y Sudáfrica, que puede permitirles evadir la inmunidad a Covid-19, se basa en experimentos de laboratorio. Estos  exponen al virus al sérum de las personas que ya estuvieron infectadas o que ya vacunaron para detectar si se neutraliza el virus con los anticuerpos del sérum . Estas pruebas demostraron que la variante de Sudáfrica no se neutraliza tan fácil con los anticuerpos de las personas infectadas con Covid-19. Los científicos están tratando de definir lo que esto implica para los riesgos  de reinfección en los humanos pero eso no implica que las vacunas no vayan a servir en contra de estas variantes.

Sin embargo, las historias de las personas de Sudáfrica y Brasil que se volvieron a infectar con la nueva variante después de haber tenido Covid-19 son preocupantes. Sudáfrica reportó que los anticuerpos en el plasma de la gente que ya había tenido Covid-19 no neutralizaron las nuevas variantes en casi la mitad de los casos que se probaron. Claro que se trata de datos iniciales y se necesitan más estudios para llegar a una conclusión. Pero estas observaciones subrayan la importancia de las restricciones de viaje y de las cuarentenas a la llegada.

Aunque las vacunas son vitales para controlar la pandemia, tal vez no eviten que la gente se infecte aunque con menor gravedad o de manera asintomática, ni que transmitan el virus o permitan que nuevas mutaciones surjan. El distanciamiento social, las mascarillas, las vacunas y la secuenciación viral que es la ciencia que puede detectar nuevas variantes y determinar su importancia, son nuestras mejores esperanzas de contener los casos de Covid-19 y proteger a nuestras comunidades. Estas no serán las últimas variantes que vamos a ver y el Covid-19 va a seguir sorprendiéndonos. Pero si logramos que los índices de infección se acerquen lo más posible a cero, reduciremos el riesgo de futuras mutaciones que puedan encontrar grietas en nuestra armadura de inmunidad.

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Sharon Peacock es directora de Covid-19 Genomics UK Consortium y profesora de salud pública y microbiología en la Universidad de Cambridge.

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