El “hongo negro” detona otra emergencia en India además del Covid
Foto: Diario Concierto, Chile

El Covid-19 ha matado a millones de personas en todo el mundo, pero para algunos de los que logran sobrevivir a la infección, la pesadilla no se acaba: además de las lesiones, las infecciones micóticas que se presentan a causa del virus llegan a complicar todo. Para empeorar las cosas, la desigualdad que acecha la pandemia también ha dejado a muchos países sin la capacidad de combatir estas infecciones tan serias.

En India, una infección por hongos llamada mucormicosis se presenta en pacientes con Covid-19. Esta infección la provocan un grupo de hongos que se encuentran en cualquier parte del planeta. De hecho, todos nosotros probablemente estemos inhalando esporas de estos hongos todo el tiempo, pero el sistema inmune las controla con facilidad. En contadas ocasiones, los hongos libran nuestras defensas y se instalan con consecuencias devastadoras. Después de establecerse en la nariz y en los senos paranasales, empiezan a invadir el tejido en la cara, la mandíbula, los ojos y el cerebro, bloqueando el flujo de la sangre y provocando la muerte del tejido. Es la decoloración negra del tejido muerto sobre este moho la que ocasiona el temible nombre que le han dado los medios de India al ‘hongo negro’.

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Aunque los hongos están en todas partes, la mucormicosis es bastante rara, y la mayoría de los especialistas del mundo se enfrentan a menos de 10 casos a lo largo de su carrera. Incluso antes de la pandemia, los índices de mucormicosis en India se calculaba que eran 70 veces más altos que en el resto del mundo. Aún así, el tsunami de casos que se dio ante el brote de Covid-19 es inimaginable. Un ministro de gobierno reportó que 11,700 personas estaban recibiendo cuidados por mucormicosis el 25 de mayo. Dos estados, Maharashtra y Gujarat, confirmaron más de 5,500 casos. Un hospital grande en Londres puede ver tres o cuatro casos en un año, pero los hospitales indios en estos momentos están tratando a más de 500 pacientes con mucormicosis.

Los casos de mucormicosis de pacientes con Covid-19 se relacionan también con diabetes mal cuidada y esteroides terapéuticos, una tercia de factores de riesgo que muchos llaman “la no santísima trinidad”. Aunque los esteroides pueden salvar la vida de pacientes con Covid-19 que necesitan oxígeno, esto es un arma de doble filo: se debilita el sistema inmune que normalmente mantiene a raya a los hongos. La prescripción no controlada probablemente está jugando un papel muy importante en la epidemia: un estudio en 16 hospitales indios encontró que casi dos de tres prescripciones para esteroides fueron inadecuadas, se usaron en pacientes que no estaban tan enfermos, o la dosis era demasiado alta. La falta de acceso al oxígeno puede estar provocando que los médico traten de compensar recetado dosis más altas de lo recomendado.

Adicionalmente, los índices de diabetes han ido aumentando en India, y el azúcar alta en la sangre debilita el sistema inmune y aumenta el crecimiento del hongo en el cuerpo.

El azúcar alta en la sangre es un efecto secundario conocido de los esteroides, particularmente en pacientes diabéticos o prediabéticos, y los trabajadores de la salud no han podido monitorear adecuadamente los niveles de azúcar en los pacientes con Covid-19 en las salas saturadas de enfermos. Confluyen tres factores de riesgo además de los índices más altos de mucormicosis, algunos números de esporas en los ambientes en interiores y exteriores, y la falta de recursos de los hospitales para controlar las infecciones, como filtros eficientes de partículas en el aire en las salas de cuidados intensivos, que son comunes en lugares con muchos recursos  para filtrar las esporas volátiles, han permitido que los hongos se esparzan. 

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Si no diagnostica a tiempo, la mucormicosis es mortal. Es importante administrar medicinas antimicóticas y de forma más importante realizar una cirugía para eliminar el tejido muerto e infectado. Esta cirugía salva vidas pero puede desfigurar la cara y provocar la pérdida irreversible de uno o dos ojos.  Aún con la cirugía, la mitad de los infectados no sobreviven. La mayoría de los casos se desarrollan en la segunda y tercera semana después del diagnóstico de Covid-19, cuando los pacientes ya no se encuentran en el hospital. El cierre parcial de clínicas para pacientes externos y la escasez de médicos especializados han dado lugar a que los pacientes afectados se presenten en el hospital con casos avanzados de la enfermedad, cuando las probabilidades de sobrevivir son menores.

La epidemia de mucormicosis se ha visto acompañada de una demanda muy alta de tratamientos antimicóticos que han vaciado el gabinete de las medicinas de la India. El abastecimiento nacional de amphotericin b, el mejor antimicótico para tratar la infección, casi se acaba y es difícil de conseguir. El gobierno prometió aumentar la importación y aumentar la producción nacional del medicamento, pero eso tardará varias semanas o meses. Solo hay otros dos medicamentos que pueden utilizarse para esta infección: posaconazole, que es genérico en la India, y el isavuconazole, que es de patente y caro. Ambos están escasos.

No es sorpresa que la epidemia haya originado temores y rumores. Algunos sugieren que los suministros de oxígeno pueden estar contaminados, pero los hongos no pueden tolerar concentraciones altas de oxígeno y no hay evidencias empíricas para apoyar esta afirmación. La mucormicosis no es contagiosa y los individuos infectados no necesitan aislarse.

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La epidemia de mucormicosis es un recordatorio de dos realidades crueles del Covid-19: 1) nuestra vulnerabilidad universal a los caprichos de la naturaleza y 2) las grandes diferencias en la distribución de recursos para enfrentar la tormenta. No podemos resolver las diferencias de un día para otro, pero hay algunos pasos concretos que pueden tomar los gobiernos de todo el mundo para ayudar a la India con este horror. Los fabricantes de medicinas deberían dar prioridad a hacer llegar sus tratamientos antimicóticos lo más pronto posible a la India y los gobiernos de los países ricos tienen que hacer que estos corporativos trabajen. A largo plazo, la inversión debería aumentarse para el estudio de las enfermedades causadas por hongos, especialmente aquellas que afectan de manera desproporcionada a los pobres del mundo. La mejor forma de acabar con esta pesadilla es acabar con la pandemia lo más pronto posible, y esto se logra con la vacunación. Esta epidemia micótica hace evidente que se necesita urgentemente la redistribución de la vacuna en el mundo para reducir el sufrimiento humano.

Ilan Schwartz es un doctor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Alberta, Canadá. El profesor Arunaloke Chakrabarti es el presidente de la International Society for Human and Animal Mycology, y el experto mundial en mucormicosis.

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