El mundo tiene que volver a ser silvestre en escala masiva para sanar la naturaleza: ONU
Las semillas de los árboles de mangle se plantan en Bali, Indonesia. Los manglares almacenan carbono y protegen contra las inundaciones, pero muchos bosques están gravemente degradados. Foto: Made Nagi / EPA

El mundo tiene que volver a ser silvestre y restaurar una zona del tamaño de China para cubrir los compromisos con la naturaleza y el clima, dice la ONU, y la recuperación de ecosistemas debe hacerse con la misma ambición de la carrera espacial.

Los esfuerzos de conservación existentes son insuficientes para prevenir la pérdida general de la biodiversidad y el colapso de los ecosistemas, advirtió el organismo global durante el lanzamiento de la Década de Restauración de Ecosistemas, un llamado urgente para revivir a gran escala la naturaleza en las granjas, los bosques y otros ecosistemas.

Los gobiernos deben cumplir el compromiso de restaurar al menos mil millones de hectáreas de tierra para 2030 y hacer un compromiso similar con los océanos, según un reporte del Programa para el Medio Ambiente de la ONU y la Organización para la Alimentación y la Agricultura para comenzar la década.

Los humanos están utilizando 1.6 veces los recursos que la naturaleza puede renovar cada año y la ONU indicó que las ganancias a corto plazo están recibiendo prioridad por encima de la salud del planeta. La consigna es un llamado a toda la sociedad para que actúe, incluyendo a los gobiernos, las empresas y los ciudadanos, para restaurar y volver silvestres las zonas urbanas, los pastizales, la sabana y los mares.

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La restauración tiene que verse como una inversión en infraestructura para el bienestar de un país. Necesitamos imaginación”, declaró Tim Christopeherse, coordinador de la década para la restauración del ecosistema. “Para muchos, creo que la restauración de mil millones de hectáreas es algo abstracto. Tenemos décadas de experiencia en cómo podría funcionar esto pero nunca a la escala de la que estamos hablando. Tenemos programas espaciales y armas nucleares… es posible”.

La mitad del PIB del mundo depende de la naturaleza y la degradación de ecosistemas está afectando ya a 40% de la población mundial, amenazando la salud pública, las viviendas y la seguridad alimentaria, según el prólogo que escribió el directora ejecutiva del Programa para Medio Ambiente de la ONU, Inger Andersen, y el director general de la Organización para la Alimentación y la Agricultura, Qu Dongyu.

El reporte indica que aunque la ciencia de restauración está en pañales, la agroforestación y otras prácticas de agricultura sustentable se conocen muy bien y pueden crecer. La ONU dijo que trabajará con los gobiernos para impulsar proyectos de restauración para inspirar la ambición que se necesita.

“Este tipo de restauración a gran escala no se ha hecho con frecuencia. Hay algunos ejemplos en China y con la selva tropical del Atlántico en Brasil, pero a la escala en que la necesitamos, hay muy pocos ejemplos”, declaró Christopher. “Son inversiones que algunas veces tienen una complejidad similar a los proyectos de gran infraestructura”.

Algunos países ya se comprometieron a restaurar mil millones de hectáreas de tierra degradada, básicamente en China, indica un estudio de una agencia de asesoría ecológica holandesa. Muchas de estas promesas se han hecho en países de África del sur del Sahara, en América Latina, China y el sur de Asia, y muy pocos en países occidentales, Rusia y el Medio Oriente.

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Christophersen informó que se esperan más en los próximos años para complementar iniciativas como la Gran Muralla Verde en África, que tiene el propósito de restablecer 100 millones de hectáreas de tierra degradada para 2030 para combatir la desertificación.

“Incluso si sentimos que la ciencia no es lo suficientemente madura, no debe impedirnos actuar. Lo que tenemos como modelo de trabajo en un ecosistema podría no aplicarse en otros. Así es que hay muchas opciones”, dijo Corli Pretorius, subdirector del Centro de Monitoreo de Conservación Mundial de la UNEP. “Depende tanto del contexto local. No solo se trata de medio ambiente: también es para las personas, mediante la protección de empleos, para dar acceso a la gente a la naturaleza en zonas urbanas o mejorando la salud”.

En febrero, una reseña que encargó el gobierno británico sobre el efecto de la actividad económica humana en ecosistemas vitales encontró que el desarrollo tuvo un “costo devastador” para el mundo natural. Encabezado por el profesor Sir Partha Dasgupta, economista de la Universidad de Cambridge, concluyó que se necesitan cambios radicales en la producción, el consumo, las finanzas y la educación.

La semana pasada, el reporte de la ONU del Estado de las Finanzas para la Naturaleza señaló que el mundo necesita cuadruplicar su inversión anual en la naturaleza si quieren acabar con las crisis del clima, la biodiversidad y la degradación de la tierra para mediados de siglo. Subrayó una brecha financiera de 4.1 billones de dólares que necesitaba cerrarse para evitar el derrumbe de los “servicios” de los ecosistemas naturales como el agua potable, la comida y la protección de inundaciones.

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