No hay señales de relajación entre Rusia y EU antes de la cumbre de Ginebra
Putin, a la izquierda, y el presidente de los Estados Unidos, a la derecha, se reunirán, pero el "ataque a Biden" está en plena marcha en la televisión rusa. Foto: JuliaDavisNews

En el canal estatal de noticias ruso de 24 horas, el jueves comenzó como cualquier otro: con un segmento sobre el anciano presidente de Estados Unidos luchando contra las cigarras y luego dando un discurso “confuso” sobre su próxima cumbre en Ginebra con Vladimir Putin.

“Le haré saber a Putin lo que quiero que él sepa’”, dijo Biden después de una toma cortada de él golpeando su cuello antes de abordar el Air Force One esta semana.

Las señales de un deshielo entre Rusia y Estados Unidos antes de la cumbre del miércoles no son evidentes de inmediato en la televisión estatal, pero, de nuevo, ese es el último lugar en el que estarían.

Durante años, los segmentos de noticias belicosos sobre Occidente y especialmente Ucrania han sido superados sólo por programas de debates aún más escandalosos, donde los expertos rusos compiten para dar la revisión más ruidosa y dura de los acontecimientos políticos recientes. Los raros liberales que se unen a ellos son aplastados ritualmente.

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A pesar de que no es un reflejo del pensamiento del Kremlin, los expertos de la televisión de Rusia están más dispuestos a halagar al liderazgo desde todos los ángulos: pintando a Biden como un abuelo vacilante, luego como un estadista anciano que hace caravanas ante la necesidad de reunirse con Putin, luego como un colegial que teme por su futuro choque con el presidente ruso. “Pobre e infeliz Biden”, se burló el presentador de un programa, 60 Minutes, burlándose de los comentarios de la Casa Blanca sobre sus preparativos para las conversaciones.

El equipo de Biden casi no oculta rigurosos preparativos; de hecho, su esposa, Jill, dijo que él está “demasiado preparado”. La Casa Blanca insiste en que el presidente no se hace ilusiones sobre un “reinicio con los rusos”, pero Biden argumenta que hay algunos problemas, como el control de armas y posiblemente la emergencia climática, que los dos líderes deben discutir, y está presionando para restablecer un diálogo estratégico rutinario entre funcionarios estadounidenses y rusos.

No estamos buscando conflictos“, declaró el presidente el domingo. “En primer lugar, buscamos resolver aquellas acciones que creemos que son incompatibles con las normas internacionales, y en segundo, dónde podemos trabajar juntos, es posible que podamos hacerlo en términos de alguna doctrina estratégica que… que se pueda trabajar en conjunto. Estamos listos para hacerlo”.

En una entrevista con NBC News transmitida el lunes, Putin enfatizó que consideraría establecer ese diálogo, dependiendo de cómo fuera la cumbre del miércoles.

En el mundo real, la última semana ha dado pocos indicios de un avance inminente. La decisión de un tribunal ruso el jueves por la noche de vetar la organización de Alexei Navalny por “extremista” reafirmará el tema de los derechos humanos en Rusia en la agenda de la cumbre. Y el respaldo de Rusia a Alexander Lukashenko también conducirá a una batalla sobre lo que Moscú reclama como una esfera de influencia en Bielorrusia y Ucrania, a pesar de la desintegración de la Unión Soviética hace más de 30 años.

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“No sé cómo se puede solucionar eso”, dijo Melinda Haring del Atlantic Council durante una mesa redonda reciente organizada por el Center for National Interest, un grupo de expertos de Washington. “Ucrania, Bielorrusia, la política interna de Rusia, la expansión de la OTAN… todo gira en torno a quién es dueño de qué. ¿Los bielorrusos pueden decidir su futuro, los ucranianos pueden decidir su futuro o Vladimir Putin? Creo que es un problema insuperable“.

Los analistas sugirieron que la próxima cumbre sería “aburrida” y un “un festival de bostezos” cuidadosamente controlado, ya que ambas partes intentaron algo así como un reinicio luego de una reunión catastrófica entre Putin y Donald Trump en Helsinki en 2018, que Trump insistió en realizar sin ningún ayudante. Los principales asesores de Estados Unidos estaban paralizados cuando Trump emergió de las conversaciones individuales con Putin y rechazó la conclusión de su propio FBI de que Rusia había interferido en las elecciones de 2016. “El presidente Putin dijo que no fue Rusia. No veo ninguna razón por la que Rusia haya sido”, dijo a los periodistas. Una asesora dijo más tarde que él consideró fingir una emergencia médica para finalizar la conferencia de prensa.

En un comunicado el jueves, Trump repitió que tenía más fe en Putin que en la inteligencia de Estados Unidos, y le pidió a Biden que le enviara al líder ruso sus “más cálidos saludos”. En su entrevista con NBC, Putin devolvió el cumplido y describió a Trump como un “individuo extraordinario y talentoso”.

La Casa Blanca no quiere una conferencia de prensa conjunta esta vez. Biden dijo a los periodistas: “Este no es un concurso sobre quién puede hacerlo mejor frente a una conferencia de prensa para tratar de avergonzarse mutuamente“.

Aparte de evitar un escándalo, parece haber poco en lo que Moscú y Washington puedan estar de acuerdo. Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos están en su peor momento en tiempos recientes, plagadas de conflictos por la agresión rusa en Ucrania, la presunta interferencia electoral en Estados Unidos y (los recientes) ciberataques. Rusia ha acusado a Estados Unidos y la OTAN de entrometerse en los países vecinos de Europa del Este, mientras que Putin ha tratado de equiparar a los partidarios de Trump que irrumpieron en el Congreso de Estados Unidos en enero con una ofensiva contra la oposición callejera de Rusia.

Si hay margen para un acuerdo, es probable que esté vinculado a salvar lo que queda de la estructura de control de armas nucleares, la cual se desintegró aún más durante la administración Trump cuando Estados Unidos se negó a discutir la renovación del Nuevo START y se retiró del Tratado de Cielos Abiertos, una medida que fue formalizado por Rusia este mes.

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De lo contrario, es difícil encontrar un camino a seguir.

“Creo que se van a reunir para tratar de averiguar por qué son necesarias las relaciones bilaterales entre Rusia y Estados Unidos”, declaró Andrey Sushentsov, del Valdai Discussion Club de Rusia.

El cambio de administración en la Casa Blanca podría producir una dinámica positiva, dijo, al igual que la adopción por parte de la administración Biden del objetivo de relaciones “estables y predecibles” con Moscú, una agenda deliberadamente práctica que, dijo, refleje la política exterior de Rusia.

Dijo que la reunión podría permitir a las dos partes hacer “tareas domésticas” para evitar que la competencia llegue a una etapa más peligrosa.

El éxito desde la perspectiva de Moscú podría juzgarse en una escala modesta, dijo.

Debemos buscar señales de que ambos equipos se respetan como profesionales”, declaró. “¿Y este equipo puede cumplir? ¿Puede Biden cumplir? Porque durante la administración Trump, ese no fue el caso”.

Información adicional de Julian Borger en Washington

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