Las memorias perdidas pintan al filósofo John Locke como ‘vanidoso, flojo y extravagante’
John Locke, representado en un grabado coloreado por Freeman de una pintura de Sir Godfrey Kneller. Foto: Archivo Bettmann

John Locke es considerado hoy en día uno de los más grandes filósofos de Inglaterra, un pensador de la Ilustración conocido como el “padre del liberalismo”. Pero unas memorias previamente desconocidas que se atribuyen a uno de sus amigos cercanos presenta un cuadro muy diferente: vanidoso, flojo y extravagante que se “divertía con trabajos de ingenio insignificante”, y plagiario que “tomaba de otros todo lo que podía”.

El doctor Felix Waldmann, un conferencista de historia de Cambridge, encontró una breve memoria en la Biblioteca Británica mientras revisaba documentos del historiador del siglo XVIII Thomas Birch, quien había adquirido una serie de manuscritos de sus contemporáneos. Entre estos, encontró el borrador de un prefacio para una edición de los trabajos menores de Locke del periodista hugonote Pierre des Maizeaux. Entre las páginas del borrador de des Maizeaux encontró cinco páginas escritas en francés en las que el periodista registró una entrevista con el anónimo “Sr. …” sobre Locke.

Waldmann considera que el descubrimiento es el “santo grial” para los estudiosos de Locke: No sólo se trata de una memoria mordaz sobre el carácter de Locke, también revela que sí había leído la obra maestra de 1651 de Thomas Hobbes, Leviathan, un trabajo muy controvertido entonces y que Locke siempre dijo que no conocía. Varios académicos consideran que el descubrimiento es “extraordinario”.

Esto cambia los estudios sobre Locke y estoy muy sorprendido por lo que encontré”, dijo Waldmann. “Es muy emocionante… creo que nunca voy a encontrar algo tan significativo”.

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En un artículo arbitrado publicado en el Journal of Modern History, Waldmann identifica a la fuente anónima como James Tyrrell, un amigo cercano de Locke durante décadas. Se conocieron en Oxford en 1658 e intercambiaron correspondencia durante la mayor parte de su vida. Locke se hospedó en el hogar de Tyrrell durante varias semanas y Tyrrell cuidó muchas de las pertenencias de Locke entre 1683 y 1689 cuando el filósofo se exilió en Holanda.

Las memorias comienzan con reminiscencias de la época en que Locke estaba en Oxford, según Tyrrell, Locke “no estudiaba nada; era flojo y despreocupado y se divertía con trabajos de ingenio insignificante”. Se recuerda a Locke como alguien que se “enorgullecía de ser original, y despreciaba todo lo que no podía hacer pasar por suyo”.

Waldmann cree que des Maizeaux no publicó las reminiscencias de Tyrrell porque su edición de los trabajos de Locke tenía la intención de celebrar al filósofo. “Me imagino que se quedó impactado cuando se enteró de estas cosas del carácter personal de Locke y se entiende que haya dejado todo fuera”, comentó.

Tyrrell asegura que uno de los libros de Locke era “una copia de otro que aseguraba nunca haber leído” aunque habían incitado a Locke a comprar el libro años antes. Waldmann considera que esta acusación es “un poco fuerte”.

“Pero lo que es interesante es el hecho de que Tyrrell, a quien consideramos el amigo más cercano de Locke, lo considera sin reparo un plagiario y  considera que el éxito de Locke es producto de la pereza intelectual”, dijo.

Pero el académico de Cambridge dice que la revelación más importante es que Locke había leído Leviathan de Hobbes.

“Es por mucho el trabajo más importante de filosofía publicado en el siglo XVII. Era una herejía absoluta y se veía a Hobbes con gran sospecha”, agregó Waldmann. “Locke pasó décadas negando conocer a Hobbes, ni en figura ni en forma. No cita el Leviatán en ninguno de sus trabajos publicados, nunca lo menciona en sus cartas, de las cuales sobreviven miles, por lo que se salió de todo para evitar una asociación”.

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Pero Tyrrell le asegura a des Maizeaux que Locke “casi siempre tenía en su mesa el Leviatán de Hobbes, y que le recomendaba a sus amigos leerlo”, aunque después “le dio por negar que lo hubiera leído”.

“La idea de que Locke no tenía interés en su más grande predecesor se ha debatido enormemente” aseguró Waldmann. “No hay mayor misterio que el de Locke en un diálogo con Hobbes, y viene el mejor amigo de Locke a decirnos que siempre tenía a Leviathan en su mesa”.

Tyrrell deja mal parado a Locke de muchas formas, serias. “Era avaro, vanidoso, envidioso, y reservado en exceso”. “Tomaba de otros todo lo que podía y sacaba provecho de ellos”. Y menores:también ya que aparentemente Locke era tan tímido que “con frecuencia, en las noches, el ruido de los ratones lo hacían levantarse y hacer llamar a su anfitrión”.

Con el tiempo, la relación entre ellos se deterioró, dijo Waldmann. “Locke es cada vez más  grosero con Tyrrell en su cara y frente a otros, así es que hay animosidad”, señaló. “Estaba también el éxito extraordinario de Locke. A principios del siglo XVIII, Tyrrell todavía vive y ve a su amigo muerto, uno que no lo trató especialmente bien, y que se convirtió en el personaje literario más celebrado de las últimas cinco décadas. Yo creo que estuvo viviendo con esto y bueno, llegó una oportunidad”.

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