Dejé a mi esposo porque el sexo era aburrido. Ahora tengo el mismo problema con mi nueva pareja
Nuestra vida sexual es todo yo, yo, yo. Foto compuesta: Getty/ Equipo de diseño Guardian

Dejé a mi esposo porque el sexo era aburrido e inexistente. Desde entonces conocí a otro chico y, aunque nuestra vida sexual fue genial durante un tiempo, cuando empezamos a vivir junto, todo desapareció. Tengo que hacer todos los movimientos. Descubrí por accidente que ve porno cuando no estoy en casa. No me importaría si no fuera por el hecho de que nuestra vida sexual es aburrida. Nunca me toca ni me hace sexo oral; ¡siempre soy yo, yo, yo! ¿Qué debería hacer? Mi deseo sexual es enorme y estoy desesperada e infeliz.

Los socios deben enseñarse mutuamente cómo les gusta ser complacidas. Todos somos diferentes, así que tienes que ser muy específica al explicar –incluso mostrar– tus necesidades a tu nueva pareja. Si siempre permites que se salga con la suya siendo egoísta, ¿por qué se molestaría en esforzarse más por complacerte? No puede leer tu mente más de lo que tu exesposo pudo, así que asume la responsabilidad de dejarle saber exactamente lo que quieres. Ver pornografía de forma clandestina es extremadamente común para los hombres y mujeres y normalmente no afecta de forma negativa la vida sexual de una pareja, a menos que se vuelva excesiva u obsesiva. Pero hablar sobre ello podría llevar a un entendimiento de las necesidades y fantasías de cada uno, lo que, a cambio, podría mejorar la conexión erótica.

Pamela Stephenson Connolly es una psicoterapeuta ubicada en Estados Unidos que se especializa en el tratamiento de trastornos sexuales.

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