Los pasaportes de vacunación harán que las personas indecisas se ‘rehúsen aún más a vacunarse’
The Piano Works en Farringdon, Londres, después de su reapertura en julio. El sector de los clubes nocturnos se muestra escéptico sobre los pasaportes de vacunación. Foto: Alberto Pezzali/AP

Es probable que la imposición de los pasaportes de vacunación provoque que las personas indecisas se rehúsen aún más a vacunarse contra el Covid-19, de acuerdo con una investigación que incluye a más de 16 mil personas.

El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, anunció en julio que el gobierno volvería obligatorio que los clubes nocturnos y otros lugares cerrados que admiten a muchas personas se aseguren de que los clientes estén completamente vacunados antes de permitirles la entrada.

Aún no se han publicado los detalles, lo que provocó especulaciones de que se cancelaría el plan después de la reacción desfavorable de los diputados conservadores y los grupos empresariales. Pero el vocero oficial de la oficina del primer ministro comentó el martes que no había cambios sobre dicha política.

A grandes rasgos, expusimos nuestra intención de exigir la vacunación en los clubes nocturnos y en algunos otros lugares. En las próximas semanas presentaremos los detalles al respecto”, señaló.

Además de ayudar a proteger del virus a las personas que visitan los clubes, la medida busca impulsar la vacunación, pero la investigación, que se publicará en la revista EClinicalMedicine de Lancet este mes, sugiere que podría resultar contraproducente entre los grupos más difíciles de convencer.

La encuesta se realizó en abril, cuando la mayoría de las personas no estaban vacunadas o solo habían recibido una dosis de la vacuna. Sugiere que los grupos menos dispuestos a vacunarse, entre ellos los jóvenes, las etnias no blancas y las personas que no hablan inglés, también consideran de forma menos positiva los pasaportes de vacunación.

“Esto genera un riesgo de crear una sociedad dividida en la que la mayoría está relativamente segura, pero quedan grupos con menor índice de vacunación en los que podrían ocurrir brotes“, escribieron los autores en la investigación, que actualmente se encuentra en preimpresión.

El análisis incluyó a 16 mil 527 personas, de las cuales 14 mil 543 todavía no contaban con las dos dosis de la vacuna. En este grupo, la gran mayoría (87.8%) señaló que su decisión de vacunarse no se vería afectada por la implementación de los pasaportes.

Sin embargo, del 12.2% restante, aproximadamente dos tercios, sugirieron que estarían menos dispuestos a vacunarse si se implementan los pasaportes, mientras que el resto dijo que estarían más dispuestos. La opinión respecto a los pasaportes de vacunación fue menos negativa por parte de este grupo si solo se requieren para viajes internacionales en lugar de utilizarlos a nivel nacional.

El autor principal, el Dr. Alex de Figueiredo, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, comentó que estos porcentajes se vuelven significativos cuando se amplían a toda la población.

Los grupos de edades más jóvenes, las etnias negras británicas (en comparación con las personas blancas) y las personas que no hablan inglés estaban menos dispuestos a vacunarse si se introducían los pasaportes. Aunque estos grupos comprenden un porcentaje relativamente pequeño de la población de Reino Unido, se agrupan geográficamente y tienden a estar menos dispuestos a vacunarse en primer lugar.

La evidencia de que la imposición de los pasaportes de vacunación podría tener el efecto conductual contrario al previsto por los ministros fortalecerá a los diputados que pretenden detener el plan si llega a votación en la Cámara de los Comunes.

Los laboristas también han expresado su preocupación, sugiriendo que sería preferible un sistema que incluya las pruebas de Covid-19 como alternativa a la vacunación, ya que las personas completamente vacunadas aún pueden contagiarse y transmitir el virus.

La investigación sobre los efectos conductuales de los pasaportes de vacunación sugiere que dicho esquema desencadena la división social, comentó el profesor John Drury, miembro en el subcomité Sage que asesora sobre temas de ciencias del comportamiento, que habló en calidad de individuo y no como involucrado en la encuesta. “Los pasaportes de vacunación no solo provocarían exclusión, sino que esa exclusión estaría estructurada por las desigualdades existentes. Basta con mirar los datos sobre quiénes aún no están vacunados para entender esto: los jóvenes, los pobres y las minorías étnicas pueden quedar excluidos“.

El impacto negativo de los pasaportes de vacunación, una vez que se tomó en consideración la intención subyacente de vacunarse en la encuesta, se encontró de forma desproporcionada en los hombres y las personas con altos niveles de educación. Aún se desconoce por qué sucede esto, mencionó de Figueiredo.

El estudio refleja los datos históricos que sugieren que las personas que ya están privadas de sus derechos médicos no se mostrarán más dispuestas a vacunarse mediante la introducción de medidas más coercitivas, según Caitjan Gainty, profesor titular de historia de la ciencia, la tecnología y la medicina en el King’s College de Londres, que no participó en el estudio de la encuesta.

Otro problema con los pasaportes de vacunación, especialmente ante la variante Delta altamente contagiosa del coronavirus, es su débil base científica, comentan los científicos. Una persona que cuenta con las dos dosis de la vacuna todavía tiene la mitad de probabilidades de contagiarse en comparación con una persona que no está vacunada, señala Paul Hunter, profesor de medicina en la Universidad de East Anglia.

Muchas personas tendrán que vacunarse para recuperar sus libertades, pero con los altos índices de infecciones irruptivas no resulta imposible que se puedan suprimir dichas libertades o que queden condicionadas a las dosis adicionales, agrega de Figueiredo. “Esto podría ser bastante problemático, ya que las personas pueden cansarse de esto, podrían comenzar a rechazar las vacunas, y no es improbable que ocurra lo mismo respecto a otras vacunas”.

El sector de los clubes nocturnos en Gran Bretaña han acogido las propuestas de los pasaportes de vacunación con escepticismo, y advierten que podría afectar su recuperación, mientras que los representantes de la industria de la música en vivo expresaron su preferencia por dicho requisito para la entrada a la mayoría de los lugares y festivales, que permite la opción de proporcionar una prueba de doble dosis o recuperación de Covid-19 o una prueba negativa.

Los esquemas de los pasaportes de vacunación implementados en el extranjero han evolucionado en diferentes direcciones y han provocado diversas reacciones. En Francia, decenas de miles de personas protestaron en contra del pase sanitario que permite que las personas accedan a los restaurantes, bares, aviones y trenes. El gobierno amplió dicha medida para incluir ciertas categorías de personal.

Desde abril, Dinamarca ha implementado el sistema de “coronapas”, pero dejará de aplicarlo a partir del 10 de septiembre, ya que las autoridades consideran que el virus ya no es una “amenaza crítica” para la sociedad. Los bares, cafés, restaurantes y museos están disponibles para cualquier persona que pueda mostrar un resultado negativo de la prueba del Covid-19 con menos de 72 horas de antigüedad, o que esté vacunado completamente mediante un certificado digital.

Israel, que está a la vanguardia del despliegue de vacunas, ha manejado un “pase verde” durante gran parte del año. Presentó una aplicación en febrero que muestra si las personas están completamente vacunadas contra el Covid-19 o presuntamente tienen inmunidad después de haberse contagiado con la enfermedad.

El año pasado, China implementó un sistema de código QR que clasifica a las personas en diferentes colores, el color verde permite que las personas puedan desplazarse con libertad en caso de que se soliciten los códigos para acceder en espacios públicos.

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