Trump llamó a sus ayudantes horas antes de los disturbios en el Capitolio para discutir cómo detener la victoria de Biden
Donald Trump en la tarde del 6 de enero. Múltiples fuentes describieron la participación de Trump en el esfuerzo por subvertir el resultado electoral. Foto: Mandel Ngan/AFP/Getty Images

Horas antes del letal atentado en el Capitolio de Estados Unidos de este año, Donald Trump realizó varias llamadas desde la Casa Blanca a los principales lugartenientes que se encontraban en el hotel Willard en Washington y hablaron sobre las formas con las que podían impedir que la certificación de la victoria electoral de Joe Biden se llevara a cabo el 6 de enero.

El expresidente les dijo primero a los lugartenientes que su vicepresidente, Mike Pence, se mostraba renuente a seguir con el plan de acaparar su papel, en gran medida ceremonial, en la sesión conjunta del Congreso, de manera que permitiera que Trump conservara la presidencia para un segundo mandato.

Sin embargo, cuando Trump les comunicó la situación respecto a Pence, presionó a sus lugartenientes sobre cómo impedir que se realizara la certificación de Biden el 6 de enero, y retrasar el proceso de certificación para que se enviaran al Congreso listas alternativas de votos para Trump.

Los comentarios del expresidente formaron parte de las discusiones de estrategia que mantuvo desde la Casa Blanca con los lugartenientes que se encontraban en el hotel Willard, un equipo dirigido por los abogados de Trump Rudy Giuliani, John Eastman, Boris Epshteyn y el estratega de Trump Steve Bannon, sobre el retraso de la certificación.

Múltiples fuentes, que hablaron con The Guardian bajo condición de anonimato, describieron la participación de Trump en el esfuerzo por subvertir los resultados de las elecciones de 2020.

Los comentarios de Trump revelan una línea directa desde la Casa Blanca y el centro de mando en el hotel Willard. Las conversaciones también muestran que las intenciones de Trump parecen coincidir con las motivaciones de la turba pro-Trump que llevó a cabo el ataque al Capitolio y detuvo la certificación de Biden, hasta que fue ratificada posteriormente por el Congreso.

La llamada del expresidente al hotel Willard sobre cómo detener la certificación de Biden constituye cada vez más un punto central en la investigación del comité selecto de la Cámara de Representantes sobre el ataque al Capitolio, ya que plantea el espectro de una posible conexión entre Trump y la insurrección.

Varios abogados de Trump que se encontraban en el hotel Willard esa noche niegan que Trump pretendiera detener la certificación de la victoria electoral de Biden. Dicen que solo consideraron retrasar la certificación de Biden a petición de los legisladores estatales debido al fraude electoral.

El expresidente llamó en varias ocasiones a los lugartenientes que se encontraban en el hotel Willard la noche anterior al 6 de enero. Llamó a los abogados y a los no abogados por separado, ya que Giuliani no quería que los no abogados participaran en las conversaciones legales y pusieran en riesgo el privilegio abogado-cliente.

La llamada de Trump a los lugartenientes ocurrió un día después de que Eastman, una incorporación tardía al equipo jurídico de Trump, expusiera en una reunión celebrada el 4 de enero en la Casa Blanca la forma en que creía que Pence podía tomara su papel para impedir que ocurriera la certificación de Biden en la sesión conjunta.

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Manifestantes pro-Trump irrumpen en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero. Foto: Shannon Stapleton/Reuters

En la reunión, que se celebró en el Despacho Oval y a la que asistieron Trump, Pence, el jefe de gabinete de Pence, Marc Short, y su asesor legal, Greg Jacob, Eastman presentó un memorándum en el que se detallaba la forma en que Pence podía inmiscuirse en la certificación y retrasar el proceso.

El memorándum esbozaba varias formas en las que Pence podía asumir su papel en la sesión conjunta, incluyendo trasladar la elección a la Cámara de Representantes, o suspender la sesión para que los estados tuvieran tiempo para enviar listas de votos a favor de Trump basándose en el fraude electoral, la opción preferida por Eastman.

El entonces fiscal general en funciones, Jeff Rosen, y su predecesor, Bill Barr, ambos nombrados por Trump, ya habían determinado que no existían pruebas de fraude suficientes para cambiar el resultado de las elecciones de 2020.

Eastman comentó a The Guardian el mes pasado que el memorándum solo presentaba supuestos y no pretendía constituir un consejo. “El consejo que le di al vicepresidente de forma muy explícita fue que no creía que tuviera la autoridad para declarar simplemente qué votos contar”, dijo Eastman.

Trump aprovechó el memorándum, dado a conocer por primera vez por los periodistas del Washington Post Bob Woodward y Robert Costa en su libro Peril, y presionó a Pence para que adoptara los planes, que algunos de los otros lugartenientes en el hotel Willard le dijeron posteriormente a Trump que eran formas legítimas de cambiar las elecciones.

Sin embargo, Pence se resistió a las súplicas de Trump, y le dijo en el Despacho Oval al día siguiente que Trump no debía contar con él para cualquier plan que tuviera para subvertir los resultados de las elecciones de 2020 en la sesión conjunta, porque no tenía intención de participar.

Trump estaba furioso con Pence por negarse a hacerle un último favor cuando, en el momento crítico que sustentaba el esfuerzo por reinstalar a Trump como presidente, llamó por teléfono a los lugartenientes que se encontraban en el hotel Willard en algún momento entre la tarde del 5 de enero y las primeras horas del 6 de enero.

Desde la Casa Blanca, Trump llamó en varias ocasiones a sus lugartenientes, entre ellos Giuliani, Eastman, Epshteyn y Bannon, que se encontraban amontonados en suites completas con máquinas de espresso y Coca-Colas en un mini refrigerador en la esquina noroeste del hotel.

En las llamadas, el expresidente relató inicialmente lo que ocurrió en la reunión del Despacho Oval con Pence, informando a Bannon y a los abogados que estaban en el hotel Willard que su vicepresidente parecía estar listo para abandonarlo en la sesión conjunta dentro de varias horas.
“Es arrogante”, dijo Trump, por ejemplo, a Bannon sobre Pence, su propia manera de comunicar que era poco probable que Pence siguiera el plan, en un intercambio reportado en el libro Peril y confirmado por The Guardian.

Pero en al menos una de esas llamadas, Trump también buscó entre los abogados presentes en el hotel Willard formas para detener la sesión conjunta para asegurarse de que Biden no fuera certificado como presidente el 6 de enero, como parte de una discusión más amplia sobre cómo ganar tiempo para que los estados enviaran los votos de Trump.

El ultimo recurso que aparentemente eligieron Trump y sus lugartenientes fue el de convencer a los miembros republicanos del Congreso de que plantearan suficientes objeciones para que, incluso sin que Pence suspendiera la sesión conjunta, se retrasara el proceso de certificación para que los estados enviaran las listas de Trump.

No quedó claro si Trump discutió durante la llamada la posibilidad de detener la certificación de Biden por cualquier medio en caso de que Pence se negara a inmiscuirse en el proceso, pero se dice que el expresidente disfrutó observar cómo se desarrolló la insurrección desde su comedor.

No obstante, el hecho de que Trump consideró formas para detener la sesión conjunta puede ayudar a explicar el motivo por el que se mostró tan renuente a disuadir a los alborotadores y el motivo por el que el senador republicano Ben Sasse dijo al presentador del programa de entrevistas conservador Hugh Hewitt que había escuchado que Trump parecía estar “encantado” con el ataque.

El principal abogado de Trump que se encontraba en el hotel Willard, Giuliani, aparentemente siguiendo ese plan alternativo, le llamó a al menos un senador republicano más tarde esa misma noche, pidiéndole ayuda para mantener el Congreso suspendido y retrasar la sesión conjunta más allá del 6 de enero.

En un mensaje de voz grabado alrededor de las 19:00 horas del 6 de enero, y reportado por Dispatch, Giuliani imploró al senador republicano Tommy Tuberville que se opusiera a 10 estados que Biden ganó una vez que el Congreso se reuniera nuevamente a las 20:00 horas, un proceso que habría concluido 15 horas después, cerca del 7 de enero.

“La única estrategia que podemos seguir es objetar contra numerosos estados y plantear cuestiones para que lleguemos al día de mañana, idealmente hasta el final del día de mañana”, dijo Giuliani.

Liz Harrington, una vocera de Trump, refutó la versión de la llamada de Trump tras su publicación. “Esto es completamente falso”, dijo Harrington, sin proporcionar detalles. Giuliani no respondió a la solicitud por sus comentarios. Eastman, Epshteyn y Bannon se negaron a comentar.

Trump realizó varias llamadas el día anterior al ataque en el Capitolio tanto desde la residencia de la Casa Blanca, su lugar preferido para trabajar, como desde el ala oeste, pero se desconoce desde qué lugar llamó por teléfono a sus principales lugartenientes que se encontraban en el hotel Willard.

La residencia de la Casa Blanca y su Salón Oval Amarillo, uno de los favoritos de Trump, son significativos, ya que las comunicaciones que se realizan en dichos lugares, incluso desde un teléfono de escritorio, no quedan automáticamente registradas en los archivos nacionales una vez finalizada la administración.

Pero incluso si Trump llamó a sus lugartenientes desde el ala oeste, es posible que el comité selecto no pueda descubrir completamente el alcance de su participación en los eventos del 6 de enero, a menos que los investigadores de la Cámara de Representantes obtengan el testimonio de las personas que tienen conocimiento de las llamadas.

Esta dificultad surge porque no siempre se graban las llamadas que se realizan desde la Casa Blanca, y los registros detallados de las llamadas que el comité selecto está demandando para obtener de los Archivos Nacionales, a pesar de las objeciones de Trump sobre el privilegio ejecutivo, solo muestran el destino de las llamadas.

Los investigadores del comité selecto de la Cámara de Representantes iniciaron este mes una nueva línea de investigación sobre las actividades en el hotel Willard, justo enfrente de la Casa Blanca, expidiendo citaciones a Eastman y al excomisario de policía de Nueva York Bernard Kerik, asistente de Giuliani.

El presidente del comité selecto, Bennie Thompson, dijo en un comunicado que el panel estaba siguiendo a los funcionarios de Trump que se encontraban en el hotel Willard para descubrir “todos los detalles sobre sus esfuerzos para anular las elecciones, incluyendo las personas con las que hablaron en la Casa Blanca y en el Congreso”.

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