‘No es biología’: El ajedrez femenino se ve obstaculizado por los bajos números y el sexismo
El campeonato palestino de ajedrez femenino de 2021, que se llevó a cabo en Hebrón el mes pasado. Foto: APAImages/Shutterstock

En el final de Gambito de dama, la serie de Netflix que ayudó a impulsar el nuevo auge del ajedrez, Beth Harmon destroza a una serie de grandes maestros masculinos antes de vencer a Vasily Borgov, el campeón ruso del mundo. Sin embargo, la ficción sigue estando muy separada de la realidad. Como se le recordó a Magnus Carlsen antes de comenzar la defensa de su título mundial en Dubai la semana pasada, no hay ni una sola jugadora activa en el top 100 ahora que la china Hou Yifan, que ocupa el puesto 83, se está enfocando al mundo académico. La pregunta que persiste es: ¿por qué?

Para Carlsen, el tema era “demasiado complicado” como para responderlo en unas pocas frases, pero sugirió una serie de razones, sobre todo culturales, como las culpables. Algunos, sin embargo, todavía creen que se debe a la biología. Tan recientemente como en 2015, Nigel Short, vicepresidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), afirmó que “los hombres están programados para ser mejores ajedrecistas que las mujeres”, y añadió que “hay que aceptarlo dignamente”.

Dicha afirmación suscita el asombro de la mejor jugadora de la historia, Judit Polgar, que llegó a ser la número 8 del mundo y, curiosamente, tiene un récord de victorias contra Short. “No se debe a la biología”, dice a The Guardian. “Es igual de posible que una mujer llegue a ser la mejor que cualquier hombre. Pero existen muchas dificultades y límites sociales para las mujeres en general en la sociedad. Eso es lo que la bloquea”.

Polgar, que derrotó a 11 ex o actuales campeones del mundo tanto en ajedrez rápido como en ajedrez clásico, entre ellos Garry Kasparov y Magnus Carlsen, antes de retirarse en 2014, cree que un comienzo temprano, animar a las chicas a pensar en grande y una mejor enseñanza son factores cruciales. “Todos los campeones y los grandes jugadores empiezan a jugar ajedrez y se familiarizan con el juego a una edad bastante temprana“, añade la gran maestra húngara, que ahora es comentarista en el sitio web Chess24.

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La húngara Judit Polgar, la ajedrecista más exitosa que ha conocido el deporte, fotografiada en 2017. Foto: Peter Kohalmi/AFP/Getty Images

La bióloga del desarrollo Emma Hilton también descarta la idea de que la diferencia entre hombres y mujeres se deba a la genética. Un punto crucial, explica, es que el ajedrez tiene un “grupo inicial extremadamente sesgado”, con muchos más niños que aprenden a jugar que niñas. Por eso, añade, “resulta muy improbable que veamos una campeona del mundo”.

La maestra internacional inglesa Jovanka Houska, cree que este grupo más pequeño repercute en otras áreas, especialmente cuando se trata de ser la única o las únicas dos mujeres en un grupo. “Tenemos situaciones en las que las chicas no se sienten muy a gusto jugando, mientras que los chicos pueden pasar el rato, hacer amigos y jugar entre ellos y mejorar de esa manera”, comenta.

¿El sexismo también es un factor? “Lamentablemente, sí“, responde Houska. “Se debe principalmente a que son muy pocas las mujeres que juegan. Y se ve reforzado por las federaciones nacionales, que no difunden sus logros para ayudarlas con la financiación. Cuando observo la situación en toda Europa, veo a muchas jugadoras de alto nivel luchando con sus federaciones por cosas básicas”.

También existe un lado mucho más oscuro en todo esto. El año pasado, la maestra FIDE femenina Alexandra Botez, que también es la streamer de ajedrez más popular, habló sobre sus impactantes experiencias en este deporte y advirtió: “En el ajedrez se han normalizado muchos comportamientos depredadores”.

En opinión de Botez, es demasiado común que los hombres utilicen su edad y posición para “cazar” mujeres y niñas. “Es algo que ha ocurrido durante mucho tiempo y nadie se inmuta”, dijo. “El grado en que la gente nunca dice nada y considera que las cosas están bien es bastante espeluznante”. Otras mujeres han hecho eco de preocupaciones similares a The Guardian, pero ninguna de ellas quiso hacerlo público.

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El tablero de ajedrez en el que Magnus Carlsen e Ian Nepomniachtchi juegan actualmente por el título de campeón del mundo en Dubai. Foto: Giuseppe Cacace/AFP/Getty Images

Sin embargo, también existen indicios alentadores. Como señala Houska, es mucho más común ver a mujeres ajedrecistas y comentaristas en comparación con hace algunos años. “Es muy importante tener esa visibilidad”, añade. “Porque si las chicas tienen ejemplos a seguir, pueden empezar a adaptar sus expectativas y objetivos”.

El presidente de la FIDE, Arkady Dvorkovich, también asegura que está trabajando intensamente para que el deporte sea más acogedor con las mujeres. Enumera una lista de cambios que ha introducido durante su gestión, entre los que se incluyen más torneos y el aumento de los premios en efectivo para las mujeres.

La organización también designó el año 2022 como “Año de la Mujer en el Ajedrez”, sin embargo, Dvorkovich admite que se pueden tomar más medidas para ayudar a las mujeres a progresar hasta la cima. “Alrededor de los 13-14 años descubrimos que las chicas lo dejan, mientras que los chicos siguen jugando en gran cantidad”, añade. “Tenemos que cambiar eso.

En lo personal, también me gustaría ver a más mujeres en el top 10. Pero el ajedrez no se limita al juego profesional. Ahora tenemos más mujeres en todo el deporte, incluida Dana Reizniece-Ozola, exministra de finanzas de Letonia, que es nuestra directora general”.

El ajedrez femenino también atrajo recientemente al mayor patrocinador de su historia, aunque la decisión de la FIDE de asociarse con la empresa de aumento de pecho Motiva fue calificada por algunos como “grotesca” y “misógina”.

“Consultamos a muchos ajedrecistas y el 95% de ellos lo apoyaron“, comenta Dvorkovich. “Somos conscientes de que existen algunos componentes de este negocio que no parecen tan atractivos. Pero lo que realizan también por la salud y el bienestar de las mujeres es muy importante. Sé que es un poco polémico, pero hay más ventajas”.

Polgar también peca de optimista y señala que la actitud de la mayoría de los hombres ha cambiado desde la época en que el legendario campeón del mundo, Bobby Fischer, solía tachar a las jugadoras de “terribles”, diciéndoles que “se quedaran estrictamente en casa”.

“En la actualidad, la mayoría de los mejores jugadores no se atreverían a hablar, ni siquiera a pensar de esa manera”, dice. “Fischer era el más ridículo. Y otro campeón del mundo, Garry Kasparov, también dijo algunas cosas porque creció en ese tipo de entorno”.

“Pero cuando entré en escena, y torturé a Garry en el tablero, poco a poco transformó su perspectiva. Así que esto es lo que digo: mucha gente piensa que la gente, o la comunidad, no puede cambiar. Pero es posible”.

Sin embargo, queda una pregunta para el ajedrez: ¿el cambio está ocurriendo con la suficiente rapidez?

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