El presidente de Kazajistán dice que dio la orden de ‘abrir fuego con fuerza letal’
Hasta el momento, las protestas han causado más de 3 mil detenidos, según las cifras del Ministerio del Interior. Foto: Vladimir Tretyakov/AP

El presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, indicó que él mismo dio la orden a las fuerzas de seguridad y al ejército de “abrir fuego con fuerza letal” contra los manifestantes a los que calificó de “bandidos y terroristas“.

En un discurso inflexible el viernes, Tokayev señaló que se seguirá utilizando la fuerza letal sin previo aviso contra los manifestantes violentos, y también culpó a los “supuestos medios de comunicación libres” de contribuir a avivar los disturbios.

Las autoridades indicaron que decenas de manifestantes murieron en los enfrentamientos, así como 18 miembros de la policía y las fuerzas de seguridad. Es posible que las cifras aumenten. Según las cifras del Ministerio del Interior, más de 3 mil personas han sido detenidas.

Las protestas comenzaron esta semana por el repentino aumento de los precios de los combustibles, combinado con una prolongada frustración sobre la situación política y económica del país.

Tokayev aseguró que “todas las demandas realizadas de forma pacífica fueron escuchadas”, aunque pareció desestimar a una gran parte de los manifestantes como delincuentes, diciendo que “20 mil bandidos” estuvieron involucrados en los disturbios en Almaty, la ciudad más grande de Kazajistán y el centro de los recientes disturbios.

“En el extranjero se pide a las dos partes que entablen negociaciones para lograr una solución pacífica. Qué tontería. ¿Qué clase de negociaciones se pueden tener con criminales? Nos estábamos enfrentando a bandidos armados y bien preparados, tanto locales como extranjeros. Son bandidos y terroristas, que deben ser destruidos. Esto ocurrirá en un futuro próximo”.

En las primeras horas del viernes, figuras gubernamentales insistieron en que las fuerzas de seguridad tenían la situación bajo control en todo el país, incluida Almaty. Sin embargo, se reportaron nuevos tiroteos en la ciudad.

Tokayev expresó su agradecimiento a las “fuerzas de mantenimiento de la paz” enviadas por Rusia y otras naciones de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), aunque afirmó que no participaron en ningún combate.

El Ministerio de Defensa ruso informó que las fuerzas de mantenimiento de la paz rusas estaban custodiando el aeropuerto de Almaty el viernes y otras importantes infraestructuras. La fuerza cuenta con aproximadamente 2 mil 500 miembros, indicó la alianza regional.

Testigos en Almaty describieron el jueves escenas de caos, incluyendo el asalto e incendio de edificios gubernamentales y el saqueo generalizado. Muchos de los manifestantes señalaron que las protestas comenzaron de forma pacífica a principios de la semana, pero que se volvieron violentas a raíz de la severa respuesta del gobierno.

El jueves, un vocero de la policía, Saltanat Azirbek, comentó al canal de noticias estatal Khabar 24 que “decenas de atacantes fueron liquidados“. También se informó sobre la hospitalización de cerca de 400 personas.

Las autoridades municipales de Almaty señalaron que habían resultado heridos 748 agentes de la policía y de la guardia nacional, así como 18 muertos, uno de ellos, según afirmaron, decapitado. No fue posible verificar inmediatamente las cifras, sin embargo, imágenes de video mostraron violentos enfrentamientos entre manifestantes y autoridades en varias ciudades.

Una periodista local, Ardak Bukeeva, que el jueves habló con los manifestantes en el centro de Almaty, comentó que los manifestantes que asaltaron la residencia presidencial en la ciudad le dijeron que decenas de personas fueron asesinadas durante el asalto.

Numerosos manifestantes señalaron que se vieron impulsados a protestar a principios de la semana como consecuencia de su prolongada frustración por la situación política y económica del país, señaló Bukeeva. Sin embargo, el miércoles la situación se tornó violenta, y algunos manifestantes afirmaron que llegaron provocadores para causar problemas de forma deliberada, y otros señalaron que la policía estuvo casi completamente ausente del centro de la ciudad.

Irina Mednikova, activista de la sociedad civil en Almaty, comentó que en la mañana del jueves vio grandes charcos de sangre en el césped alrededor de la residencia presidencial, así como la ausencia de las fuerzas de seguridad o de la policía. “La residencia estaba completamente quemada. Embistieron las puertas con carros o tractores, rompieron todos los cristales y en el interior había humo y un horrible olor a quemado”, describió.

Durante gran parte del jueves no hubo cobertura de internet ni de telefonía móvil en la mayor parte del país, y la mayoría de los kazajos solo podían acceder a la televisión estatal para recibir noticias sobre las protestas.

Los rumores se propagaron de boca en boca, y resultó difícil verificar las afirmaciones.

Más tarde, el jueves, las agencias de noticias informaron sobre nuevos tiroteos en Almaty y la movilización de vehículos militares por la ciudad. La televisión estatal afirmó que se estaba llevando a cabo una “operación antiterrorista”.

Los terroristas están utilizando a los civiles, incluidas las mujeres, como escudos humanos. Las fuerzas policiales están haciendo todo lo posible para garantizar la seguridad de los residentes de la ciudad”, informó Khabar 24 a sus televidentes. En la tarde del jueves, las autoridades afirmaron que tenían bajo control todos los edificios gubernamentales de Almaty.

Valeria Ibraeva, una historiadora del arte que observó las protestas desde su ventana con vista a una de las principales calles de Almaty, comentó el martes que las multitudes eran “amistosas y sonrientes, sin agresiones y con mucha esperanza”. El miércoles, sin embargo, se produjeron tentativas de volcar un autobús en la calle y saqueos generalizados de tiendas, señaló.

Radio Azattyq, el servicio kazajo de Radio Liberty, reportó disturbios en ciudades de todo el país. En Aktobe, los manifestantes se reunieron para defender el aeropuerto y la estación de tren, insistiendo en que no querían violencia y exigiendo entablar negociaciones con las autoridades. En otras ciudades se registraron carros quemados, el cierre de las infraestructuras públicas y se produjo el pánico cuando los ciudadanos no pudieron sacar dinero de los bancos y descubrieron que sus tarjetas bancarias no funcionaban tras el cierre del sistema bancario.

En la ciudad de Taldykorgan, los manifestantes derribaron el miércoles un monumento dedicado a Nursultan Nazarbayev, quien gobernó el país desde su independencia en 1991 hasta 2019. Desde que comenzaron las protestas no se ha visto en público al expresidente, que tiene el título oficial de líder de la nación, y el jueves se rumoró que él y su familia posiblemente habían huido del país.

Los países occidentales, que ya se encontraban en alerta máxima ante un potencial ataque ruso contra Ucrania, observaron con inquietud, conscientes de que poco podían hacer para influir en los acontecimientos de Kazajistán.

La ministra de Relaciones Exteriores de Reino Unido, Liz Truss, expresó: “Cualquier fuerza desplegada debe tener una misión clara y actuar proporcionalmente en cualquier uso de la fuerza destinada a defender los legítimos intereses de seguridad en Kazajistán”.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, habló con su homólogo kazajo, Mukhtar Tileuberdi, y “abogó por una solución de la crisis pacífica y respetuosa con los derechos”, según un comunicado del Departamento de Estado sobre la llamada.

Información adicional de Yevgeniya Plakhina.

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