Cómo Sidney Poitier preparó el camino para Barack Obama: Archivo

Este artículo fue publicado el 23 de mayo de 2015

El año 1967 fue un año de amor y odio en Estados Unidos. En San Francisco, 100 mil hippies se reunieron durante el Verano del Amor, mientras que 165 disturbios raciales arrasaron las ciudades del país, dejando 83 muertos. También fue el año en que Sidney Poitier estrenó las tres películas que lo convertirían en una superestrella. Poitier, que nació en Miami de padres originarios de las Bahamas, debutó en la pantalla en 1950 en No Way Out; en 1964 se convirtió en la primera persona negra en ganar el premio de la Academia al mejor actor, por su interpretación en Lilies in the Field, y en 1967 ya se había consolidado su imagen en el cine. Era un hombre elegante y bien afeitado, digno y grácil, ni peligrosamente desafiante ni ofensivamente respetuoso; varonil pero extrañamente asexuado. Este personaje reflejaba el estilo de su amigo Martin Luther King y, al igual que el Dr. King, Poitier se convirtió en un ícono.

Se convirtió, en palabras de Revisiting Poitier, una excelente colección de ensayos sobre su vida y su legado, en “el símbolo del cumplimiento de los deseos burgueses de una raza”. Las tres películas de Poitier de 1967 llegarían para definir toda su carrera: To Sir, With Love, In the Heat of the Night y Guess Who’s Coming to Dinner.

Guess Who’s Coming to Dinner, dirigida por Stanley Kramer y escrita por William Rose, es una exploración de los límites de la tolerancia racial disfrazada de comedia romántica. Se trata de un chico que conoce a una chica, el chico conoce a los padres racistas de la chica y el chico se queda con la chica. Poitier interpreta a John Prentice, un médico negro, que hace poco se enamoró de Joanna, una joven blanca interpretada por Katharine Houghton. La pareja lleva solo 10 días de conocerse cuando llega a la casa de los padres de la joven para anunciar su compromiso y para pedir la aprobación de su matrimonio. Los padres, interpretados por Katharine Hepburn (tía de Houghton en la vida real) y Spencer Tracy, se ven obligados a analizar sus posturas, supuestamente liberales, cuando se enfrentan a la perspectiva de un yerno negro.

La película se desarrolla a través de escenas cargadas de conversaciones, mientras el padre de Joanna -el encantador Prentice conquista rápidamente a su madre- desafía al prometido de su hija para que le explique cómo reaccionarán ante los inevitables obstáculos a los que se enfrentará su matrimonio.

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Sidney Poitier y Rod Steiger en In the Heat of the Night. Foto: Moviestore collection LTD

Al ver la película hoy en día, resulta fascinante ver hasta qué punto se esfuerza para reconfortar a su público incluso cuando articula sus ansiedades. Como señala Kim Warren en Poitier Revisited, “la pareja se conoce por primera vez en Hawái, un estado geográficamente separado del territorio continental de Estados Unidos, y se dirigen al país simbólica y políticamente neutral de Suiza”. La insinuación es que pronto serán el problema de alguna otra nación. También resulta evidente que ambos pares de padres -los padres, en realidad- comparten la ansiedad, y la crítica más severa hacia Prentice proviene de Tillie, la empleada negra. “No me engañas ni por un momento”, le dice. “Veo lo que eres. Eres uno de esos negros persuasivos sabelotodo que solo buscan todo lo que pueden conseguir con su poder negro y todas esas tonterías que causan problemas“.

“¿Has pensado en lo que la gente diría de ti?” El padre de Joanna le pregunta a Prentice. “En 16 o 17 estados estarías violando la ley. Serían criminales”. “¿Y dicen que cambiaron la ley?”, responde Prentice. Este intercambio demuestra la forma en que la película refleja la realidad cambiante de las relaciones interraciales de la época. Durante el mismo año en que se estrenó Guess Who’s Coming to Dinner, el tribunal supremo de Estados Unidos sentenció que los estados ya no podían aplicar leyes que prohibieran el matrimonio por motivos raciales. Se tomó dicha decisión después de que Mildred y Richard Loving, una mujer negra y su esposo blanco, fueron detenidos y condenados a una pena de cárcel suspendida por violar una ley estatal que prohibía el matrimonio entre personas blancas y negras. El tribunal dictó sentencia el 12 de junio de 1967. En septiembre de ese año, la revista Time presentó en su portada a un joven matrimonio, Peggy Rusk y Guy Smith; Peggy era blanca y Guy negro. “El Sr. y la Sra. Guy Smith: una boda interracial“, decían las palabras debajo de la imagen. Las expresiones de los rostros de los recién casados eran ambiguas. Ella sonríe, pero él parece preocupado, consciente tal vez de las palabras del juez que sentenció a los Loving: “Dios todopoderoso creó las razas blanca, negra, amarilla, malaya y roja, y las colocó en distintos continentes… el hecho de que separó las razas demuestra que su intención no era que se mezclaran”.

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Sidney Poitier, Spencer Tracy y Katharine Hepburn en Guess Who’s Coming to Dinner (1967). Foto: Allstar/Columbia

Poitier perfeccionó su interpretación de papeles que, en palabras de Poitier Revisited, representaban al “hombre negro realizado, bienhablado, con aspiraciones y respetable al que Estados Unidos no debería temer, del que la clase media negra debería estar orgullosa y al que el Estados Unidos blanco racista le costaría odiar”. Los cineastas crearon para él un personaje con un talento casi sobrehumano. Prentice había estudiado en Yale, había trabajado para la Organización Mundial de la Salud y está en camino a Ginebra. La película aporta más seguridad al despojarlo de toda sexualidad problemática. Al principio de la película, su primera esposa y su hijo mueren trágicamente. El único beso que Prentice y Joanna comparten es visible a través del espejo retrovisor, y él aclara que aún no ha dormido con ella. Poitier fue condenado a la asexualidad en muchas de sus películas; un crítico afroamericano habló de él como un “eunuco limpio en el mundo de los blancos”.

En su defensa, Poitier sostuvo que sus películas eran “fábulas interesantes y maravillosas” y supo aprovechar positivamente la fama y el éxito que generaron. Junto con Harry Belafonte y Jackie Robinson, financió la Asociación de Estudiantes Afroamericanos, la cual otorgaba becas universitarias a estudiantes kenianos. Entre los estudiantes que se beneficiaron del programa figuraba un keniano llamado Barack Obama, que posteriormente se casaría con una estadounidense y tendría un hijo con el mismo nombre. Resulta imposible ignorar los paralelismos entre Poitier y Obama. Cuando, en Guess Who’s Coming to Dinner, el padre de Joanna le pregunta a Prentice si ha pensado en las consecuencias de tener hijos, Prentice le responde diciendo que “ella siente que cada uno de nuestros hijos será presidente de los Estados Unidos, y que todos tendrán administraciones de color”. “Lo que la gente vio en el candidato y en el presidente Obama”, argumenta Poitier Revisited, “lo vieron décadas atrás en la persona de Poitier: calma, elocuencia, calidez genuina, excepcionalidad y ambigüedad de identidad. Era evidente… Poitier había preparado el imaginario blanco estadounidense… para la histórica elección del primer presidente negro de los Estados Unidos

Obama, electo con tanta esperanza y optimismo, ha sido acusado de no preocuparse lo suficiente por la situación de los afroamericanos. A Poitier también lo acusaron de ser la fantasía de los blancos sobre la raza negra. En un artículo del New York Times de 1967 titulado “¿Por qué los Estados Unidos blancos adoran tanto a Sidney Poitier?”, se le descalificó como “el héroe antiséptico y unidimensional, un buen hombre en un mundo totalmente blanco, sin esposa, sin novia, sin mujer a la cual amar o besar, que ayuda al hombre blanco a resolver los problemas del hombre blanco”. El asesinato de King y el auge de las películas de explotación negra dejaron a Poitier en una situación desfasada. Sin embargo, a pesar de la perfección caricaturesca de Prentice, Guess Who’s Coming to Dinner sigue siendo relevante. La vi por primera vez justo antes de presentarle a mi familia mi entonces novia. Éramos una pareja mestiza y rentamos la película como un reconocimiento cómico de una tensa situación. Cualquier persona que piense que es una película obsoleta nunca ha intentado presentarles a sus padres musulmanes su novia blanca y cristiana”.

Poitier Revisited, editado por Ian Gregory Stachan y Mia Mask, es publicado por Bloomsbury.

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