Cómo se desarrolló la catástrofe del volcán y el tsunami de Tonga
Edificios destruidos tras el tsunami en Tonga. Foto: EyePress News/REX/Shutterstock

Tonga está acostumbrado a las catástrofes naturales, pero nunca habían experimentado nada parecido a la última semana.

“Hemos experimentado ciclones tropicales, pero esto es tan nuevo y nadie olvidará esto, nunca“, dice Marian Kupu, periodista de BroadCom Broadcasting FM87.5 en Tonga. “No sabíamos qué hacer ni qué esperar”.

El sábado 15 de enero, a las 17:10 hora local, el volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai entró en erupción con una explosión 600 veces más potente que la bomba que cayó sobre Hiroshima. Se pudo sentir en lugares tan lejanos como Nueva Zelanda y Alaska. Y provocó un tsunami.

Hasta el momento se ha informado del fallecimiento de tres personas en Tonga a causa del tsunami, mientras que en Perú se ahogaron otras dos después de que las olas inusualmente grandes provocadas por la explosión llegaran hasta la costa de Sudamérica.

Hubo indicios de que algo estaba mal. Durante todo el verano se percibió un hedor a azufre en el aire de Tonga, lo que indicaba que el volcán submarino, que se encuentra a aproximadamente 65 km al noroeste de la capital del país, Nuku’alofa, estaba activo. Hubo pequeñas erupciones, y el viernes, el día anterior a la erupción y el tsunami, el mar en el puerto de Nuku’alofa giraba en remolinos, algo que nadie había visto antes.

Cuando se produjo la erupción, fue tan fuerte que a Kupu le zumbaron los oídos.

“¿Conoces esa experiencia cuando vuelas en un avión y se te tapan los oídos? Fue como eso multiplicado por 10. No podíamos escucharnos entre nosotros, solo podíamos hacerles señas a todos para que corrieran, para que se fueran, para que salieran de la casa inmediatamente”, comentó.

Ella y su familia se subieron a su auto. La carretera principal, normalmente de dos carriles de tránsito –uno en cada dirección– se convirtió en cuatro carriles de tránsito, todos en dirección al este, lejos del volcán.

Cómo se desarrolló la catástrofe del volcán y el tsunami de Tonga - 1-83-912x1280
Cómo se desarrolló la catástrofe del volcán y el tsunami de Tonga - 2-912x1280
Vista panorámica de Nomuka, en el grupo de islas de Tonga, antes y después de la erupción volcánica. Foto: AP

“Pensamos que estaba lloviendo, porque escuchamos el golpeteo en la parte superior del parabrisas… pero no había lluvia, eran esas pequeñas piedras. Y entonces comenzó a caer polvo… polvo negro que caía en abundancia”.

El cielo se oscureció alrededor de las 6 de la tarde, cuando normalmente en esta época del año el anochecer ocurre hasta las 8 de la tarde. El tráfico se detuvo cuando las capas gruesas de ceniza cubrieron los carros de las personas. Los chicos corrían por la carretera con botellas de agua, rociando los parabrisas con agua para que los autos pudieran seguir avanzando.

Kupu logró llegar a la casa de su hermano, en el interior de la isla y en una zona más elevada, y pudo regresar a su propia casa al día siguiente.

Desde entonces, ha estado trabajando sin descanso para contar las historias de los daños y la supervivencia de Tonga.

El martes viajó al oeste, a la zona más afectada de la isla principal para ver los daños.

Lo primero que la impresionó fue el olor.

“No sé de qué procedía, creo que (era del) fondo marino proveniente de ahí fuera y arrastrado (a tierra) junto con el lodo. Incluso se encontraron peces muertos en la tierra“, explicó.

La fuerza del tsunami era claramente visible. Los cocoteros que antes permanecían erguidos ahora yacían en hileras doblados hacia la derecha, casi paralelos al suelo, hacia la dirección en que las olas del tsunami los empujaron.

Cómo se desarrolló la catástrofe del volcán y el tsunami de Tonga - 1-84
Marian Kupu, periodista de Tonga con una bufanda para protegerse de la caída de ceniza del volcán de Tonga. Foto: Proporcionada

Todo lo que había en el lado occidental de la carretera –la dirección desde la que golpeó el tsunami– quedó levantado, arrancado, arrastrado a lo largo de la carretera y estrellado contra los árboles del lado oriental.

“Árboles, arbustos, carros, techos, todo quedó atrapado en los cocoteros de la carretera; las casas, todas quedaron al otro lado de la carretera”.

“Todo está simplemente muerto. Solo hay lodo y polvo por todas partes. Las casas simplemente desaparecieron… Algunas casas siguen en pie, pero el agua del mar destruyó todo lo que había dentro. Camas, sillas, sillones, todo destrozado. Quiero decir, mojado o destruido, por lo que no es habitable”.

Durante la última semana, el mundo entero ha dirigido su atención a Tonga. Durante la erupción, el cable de telecomunicación submarino del país quedó dañado en dos puntos, prácticamente aislando a la isla del resto del mundo, que esperaba con ansiedad las noticias.

Cuando se restableció la conexión por satélite de su emisora de radio, Kupu se vio súbitamente inundada de solicitudes de entrevistas con cadenas de televisión de Estados Unidos, Alemania, China y Holanda.

“La gente gritaba y decía ‘¡Eres la primera persona de Tonga con la que hablamos! ¿Estás bien? Y yo decía: ‘Sí, estamos bien, regresé al trabajo el lunes'”.

“No sabía que todo el mundo pensaba que Tonga se había hundido”, comentó.

Pero, aunque se siente desconcertada y a la vez divertida por la atención mundial que suscitó la catástrofe –Kupu comenta que les pregunta a los periodistas si habían escuchado sobre Tonga antes de que se produjera la erupción del volcán y que su explicación predeterminada para las personas es que Tonga se encuentra cerca de Samoa, “de donde proviene La Roca”– le preocupa que la atención cambie rápidamente a otro tema y que Tonga se quede sola con esta crisis.

El agua potable es un motivo de gran preocupación, señala Kupu, debido a la ceniza que cubre la isla, pero también lo es la comida, ya que muchas personas dependen del cultivo, el cual quedó destruido por la catástrofe.

“Puede que esté tranquila, pero necesitamos ayuda”, dice. “Hemos perdido vidas, hemos perdido casas… tenemos casas dañadas, tenemos carreteras dañadas. Necesitamos ayuda y no sabemos cuánto tiempo vamos a vivir con esto y cómo lo vamos a (superar), no solo en el aspecto físico sino también en el mental… porque nunca hemos experimentado esto”.

Síguenos en

Google News
Flipboard