Tonga podría permanecer incomunicada durante semanas
Una imagen satelital muestra el volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha'apai antes de su principal erupción. El cable submarino de telecomunicaciones que conecta a Tonga con el resto del mundo quedó roto por la erupción. Foto: Maxar Technologies/Reuters

La misión para reparar el cable submarino de telecomunicaciones que conecta a Tonga con el resto del mundo podría durar hasta quince días, advirtió el operador del cable, debido al riesgo de que una posterior erupción volcánica podría poner en peligro al barco encargado de la reparación.

Miles de familiares seguían sin recibir noticias de sus seres queridos en todo Tonga, cuatro días después de que la enorme erupción del volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai envió olas de tsunami por todo el archipiélago y cubrió las islas de ceniza.

Aunque se restablecieron algunas redes telefónicas dentro del país y Australia y Nueva Zelanda prestaron ayuda a través de llamadas por satélite, la comunicación seguía siendo limitada, sobre todo con las islas más alejadas.

Samiuela Fonua, presidente de la empresa estatal Tonga Cable Ltd, propietaria y operadora del cable, señaló que la continua actividad volcánica constituía un riesgo para cualquier barco de reparación, que tendría que entrar en las aguas de Tongatapu, cerca del lugar de la erupción.

“Estamos realizando los preparativos para que la operación de reparación comience posiblemente la próxima semana”, comentó a The Guardian. “Con suerte podremos tener el cable listo en las próximas dos semanas”.

“La principal preocupación en este momento es la actividad volcánica, ya que nuestros cables se encuentran prácticamente en la misma zona”.

Las pruebas preliminares indicaron que se produjo un corte en el cable de Tonga, de 827 km de longitud, a aproximadamente 37 km de la costa de la capital de Tonga, Nuku’alofa. También se produjo otro corte en un cable nacional a aproximadamente 47 km de la costa.

Tonga depende del cable internacional -que forma parte de una red de 19 cables submarinos que atraviesan el sur del Pacífico- para su conexión telefónica y de internet con el resto del mundo.

Con el cable cortado, este país de 105 mil habitantes depende de las comunicaciones por satélite, las cuales se veían obstaculizadas por una enorme nube de polvo provocada por el volcán.

El cable cortado de Tonga se extiende hasta Fiji, donde se cruza con el cable transpacífico Southern Cross, que conecta a Tonga con Australia, Estados Unidos y el resto del mundo. El cable de fibra óptica se encuentra en el fondo del mar y tiene una longitud de 827 km a una profundidad de hasta 3 mil 500 metros.

El cable nacional de telecomunicaciones del país se extiende desde la capital hacia el norte hasta Pangai y Neiafu.

El cable de Tonga, de 32 millones de dólares, financiado por el Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Mundial, llegó a Nuku’alofa en 2013 y transporta velocidades de 20 gigabits por segundo.

El domingo, tras la erupción de Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai, se perdió la conectividad con el cable de Tonga, y el cable entró en modo de ‘alimentación de un solo extremo’, lo que significa que recibía energía del extremo de Fiji, pero no de Tonga.

Al principio se desconocía si esto se debía a un fallo en la fuente de energía de Tonga o a una rotura del cable. Las pruebas posteriores indicaron una probable rotura frente a la costa de Nuku’alofa, cerca del lugar de la erupción.

Se esperaba que el barco CS Reliance, anclado frente a la capital de Papúa Nueva Guinea, Port Moresby, a más de 4 mil km de distancia, se encargara de reparar el cable. El barco tendría que navegar primero hacia Samoa para reunir el equipo antes de dirigirse al lugar donde se produjo el corte del cable.

La Organización de las Naciones Unidas indicó que se detectó una señal de auxilio en el aislado grupo de islas de Ha’apai, de baja altitud, y señaló que le preocupaban especialmente las islas Fonoi y Mango. De acuerdo con el gobierno de Tonga, 36 personas viven en Mango y 69 en Fonoi.

Jenny Salesa, parlamentaria del partido laborista neozelandés para Panmure-Ōtāhuhu, comentó que habló con un ministro metodista en Ha’apai, quien informó que no se habían registrado víctimas en la isla principal de Ha’apai, Lifuka, pero que las líneas de comunicación seguían sin funcionar con las islas más alejadas.

“El simple hecho de no saber resulta realmente desgarrador para muchas de nuestras familias, es una buena noticia desde Ha’apai, que al menos en la isla principal no hay víctimas. Pero todavía seguimos esperando para ver el efecto del tsunami en esas zonas costeras”, dijo Salesa.

“Hay miles de personas… que viven aquí y todavía están esperando saber si sus propios familiares están bien”, comentó Salesa. “Estamos esperando con mucha paciencia y deseando -cruzando los dedos- que no se hayan perdido demasiadas vidas o hayan sido arrastradas al mar”.

El reverendo de la parroquia metodista tongana de Papatoetoe, Ikilifi Pope, fundador del Tongan Youth Trust, señaló que muchos de los miembros de la diáspora tongana de Nueva Zelanda todavía tenían dificultades para comunicarse con sus familiares. “En este momento, es muy difícil comunicarse con Tonga, pero seguimos intentándolo”, dijo. “La comunidad tongana que se encuentra en Nueva Zelanda está realmente preocupada por sus familiares y allegados”.

Las empresas de telecomunicaciones neozelandesas ofrecen llamadas gratuitas a los teléfonos móviles y fijos de Tonga, sin embargo, la conexión es intermitente.

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