Por qué los jóvenes adultos de China se resisten a casarse y tener hijos
Una mujer posa para una foto de boda frente a la Ciudad Prohibida en Beijing. Las mujeres de la Generación Z priorizan su educación y su carrera profesional sobre el matrimonio joven. Foto: Wang Zhao/AFP/Getty Images

A principios de enero, la agencia estatal de noticias de China, Xinhua, publicó un video en el que les recordó a los jóvenes chinos que nacieron en el año 2000 que eran elegibles para casarse. “Los jóvenes nacidos en el año 2000 han alcanzado la edad legal para casarse”, declaró.

El hashtag no tardó en aparecer en la lista de temas populares de Weibo, aunque muchos lo interpretaron como un intento del gobierno de presionarlos. “¿Quién se atreve a casarse hoy en día? ¿Acaso no necesitamos ganar dinero?”, se preguntó uno. “¡Dejen de molestarme!”, dijo otro.

De acuerdo con la ley china, los hombres se pueden casar a partir de los 22 años y las mujeres a partir de los 20. La respuesta mixta de los jóvenes chinos respecto al mensaje de los medios de comunicación estatales surgió en un momento en que el país se enfrenta a lo que algunos analistas describen como una “bomba de tiempo demográfica”. La semana pasada, el gobierno chino informó que la tasa de crecimiento de su población cayó al nivel más bajo de los últimos 61 años, ya que el número de nacimientos apenas superó al número de fallecimientos registrado en 2021, a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años para animar a las parejas chinas a tener bebés.

“La actitud de los jóvenes chinos respecto al matrimonio supone una gran amenaza para el esfuerzo de Beijing de modificar la inminente crisis demográfica”, comentó el doctor Ye Liu, profesor titular en el Instituto Lau China del King’s College de Londres. “Unido a un mayor nivel de educación y a la mejora de la economía, esto se convertirá en un dolor de cabeza más grande en los próximos años”.

Un número cada vez mayor de jóvenes de las sociedades de Asia oriental aplazan el matrimonio a medida que la región se vuelve más próspera. Sin embargo, en la China urbana, este cambio ha sido particularmente rápido, dijo Wang Feng, profesor de sociología en la Universidad de California, Irvine. Al comparar los datos del censo chino de 1990 y 2015, Wang señaló que el porcentaje de mujeres chinas de más de 20 años que nunca se casaron se disparó ocho veces en el lapso de 25 años.

Los datos del censo de los años 2000 y 2010 muestran que es más probable que las jóvenes chinas de entre 25 y 29 años que tienen estudios universitarios estén solteras. Y las mujeres de las ciudades desarrolladas de China, en particular, tienen menos ambiciones de casarse.
En las redes sociales y en la vida cotidiana, se manifiesta firmemente la resistencia al matrimonio joven. En 2017, por ejemplo, la actuación de un coro de cámara con sede en Shanghái tocó la fibra sensible de millones de jóvenes chinos que se enfrentaban al mismo dilema en todo el país. La canción viral Spring Festival Survival Guide -o Lo que hago es por tu propio bien en español- les decía a los insistentes padres chinos: “Mi querida familia, por favor, déjenme vivir mi propia vida”.

Vicky Liu, originaria del norte de Tianjin y que nació en 1997, es una de esas jóvenes chinas. Comentó que, en cuanto se graduó con una maestría en Inglaterra el año pasado, sus padres comenzaron a organizarle citas a ciegas. “Pero soy una mujer adulta. Quiero una carrera y un buen círculo de amigos. No quiero atarme a una vida familiar demasiado pronto”.

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Las parejas de la generación más joven de China quieren ‘tenerlo todo, carrera y familia, así como autorrealización’, señala una experta. Foto: Roman Pilipey/EPA

Esta actitud alarma aún más a las autoridades, ya que el descenso del crecimiento demográfico se ha vuelto más evidente en los últimos años. Para revertir la tendencia, Beijing eliminó en 2015 la política de un solo hijo, que duró décadas, y el pasado mes de mayo introdujo la política de tres hijos. Un economista, Ren Zeping, incluso propuso que el gobierno debería imprimir más dinero para financiar un aumento de la natalidad. A raíz de este comentario, a Ren le prohibieron realizar publicaciones en las redes sociales.

Sin embargo, Ye Liu, del Kings College de Londres, señaló que estas políticas son “masculinas” y están “desconectadas” de la realidad a la que se enfrenta la actual generación Z de China. “Lo que quieren es un mejor futuro profesional, una oportunidad de tenerlo todo, carrera y familia, así como autorrealización. Sin esto, es difícil convencerlos de que primero tengan bebés”, explicó ella.

Esto ocurre sobre todo con las jóvenes chinas, añadió. “Las mujeres chinas de la generación Z tienen más educación que las generaciones anteriores. Es más probable que prioricen su carrera profesional en lugar de casarse después de la educación universitaria”.

Wang coincidió y dijo que, en realidad, las mujeres chinas están “muy poco representadas” en el poder político y económico. “China tiene un largo camino que recorrer para crear una sociedad más equitativa en materia de género. Sin embargo, la dificultad radica en que no es posible lograrlo únicamente a través de la emisión de documentos normativos por parte del Estado“.
Yi Fuxian, de la Universidad de Wisconsin-Madison, que también es el autor de Big Country with an Empty Nest, comentó que existían medidas tangibles que el gobierno podía tomar para mitigar la situación. “Por ejemplo, oportunidades de trabajo para los jóvenes chinos y ayuda con los costos de vida, en particular, el costo de la propiedad. El gobierno también debería hacer más fácil que las parejas jóvenes puedan criar a sus hijos”.

Para Vicky Liu, el asunto es más complejo. “La lógica [de mis padres] es que, como mujer, no tengo demasiado tiempo para encontrar un esposo ideal. Para ellos, tengo que casarme, embarazarme y convertirme en madre lo antes posible. Los padres chinos simplemente no aceptarán que sus hijas permanezcan solteras durante demasiado tiempo”.
Con la ayuda de Xiaoqian Zhu.

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