El regreso de <em>Jackass</em>: ‘Nunca deja de ser divertido ver cómo le pegan a alguien en las bolas’
"Tuve una lesión en la cabeza muy desagradable": Johnny Knoxville en una escena de 'Jackass Forever'. Foto: Paramount/Sean Cliver/Allstar

La primera entrega de Jackass es una obra emblemática del siglo XXI. Se titula Poo Cocktail, y presenta en rápida sucesión las primeras escenas peligrosas, bromas y tonterías que conforman el ADN perdurable de Jackass: Johnny Knoxville, la estrella de la serie, sale volando de un cañón hacia una red; Bam Margera, otro de sus personajes habituales, rueda colina abajo a través de un grupo de golfistas desconcertados mientras un camarógrafo se ríe desde el interior de un arbusto cercano; Ehren McGhehey, el hombre con la cabeza más visceral que jamás se haya filmado, intercepta el pedido de alguien en un autoservicio y lo lanza para hacer un touchdown. Jason “Wee Man” Acuña, pintado de naranja y vestido como un Oompa Loompa, patina por Venice Beach de una forma que asombra a un espectador con lentes de sol.

Cuando se estrenó Jackass en MTV en octubre de 2000, yo tenía 13 años y era la cosa más divertida que jamás había visto. Ahora tengo 34 y, bueno, hay una parte en el primer episodio de Jackass en la que Knoxville tira la botella de agua de alguien con una falsa erección mientras pregunta amablemente: “¿Dónde consigues refrescos por aquí?” y sigue siendo lo más divertido que nunca he visto. Su elenco de temerarios idiotas tomó el vómito, la caída de cosas y el dolor breve-pero-agonizante y lo convirtió en arte de primera clase.

La serie inicial de Jackass solo duró tres temporadas y 25 episodios, pero creó una onda expansiva. Hubo series derivadas, una portada en la revista Rolling Stone protagonizada por Knoxville, giras carnavalescas en vivo y una avalancha de historias de miedo en las que contaban que adolescentes estadounidenses de clase media sufrieron terribles lesiones al intentar copiar las escenas de riesgo del programa. El senador de Connecticut, Joe Lieberman, escribió a la empresa matriz de MTV, Viacom, instándola a asumir una mayor responsabilidad respecto a su programación para ayudar a proteger a los niños. A mediados de la tercera temporada, los trámites burocráticos y las quejas culturales le quitaron gran parte de la diversión a la acción de empujar a un hombre en un carrito de supermercado por una colina, y Knoxville anunció que esa temporada sería la última. Jackass, como serie de televisión, brilló con luz propia y después, dejando de lado las infinitas repeticiones de MTV, se desvaneció.

“Para disminuir el estrés postraumático de la filmación, se necesitan tres años y ocho meses”, dice el longevo director de Jackass, Jeff Tremaine, a través de Zoom, mientras Knoxville se ríe a carcajadas en una ventana del navegador a su lado. Tras la finalización de la serie de televisión, el reparto principal se reunió para la despedida no oficial, Jackass: The Movie, de 2002. Después, en 2006, Jackass Number Two. A uno le da la impresión de que toda la franquicia depende de si a Knoxville le parece una buena idea que lo embista un toro ese año o no, de ahí el intervalo hasta Jackass 3D, de 2010, que realmente se sintió como la última entrega.

Pero entonces, 10 años después, regresó el viejo gusanito. “Escucha, nunca deja de ser divertido ver cómo le pegan a alguien en las bolas“, explica Tremaine, que tiene 55 años. “Existe un cierto momento cultural con Jackass, y desapareció durante unos años, pero TikTok tiene un gran interés por la comedia física, todo YouTube gira en torno a las bromas elaboradas. Nunca desaparece”.

A finales de la década de 2010, Knoxville invitó a comer a Tremaine. “Soltó algo así como un documento de 200 páginas”, dice Tremaine con un suspiro. “Dijimos: ‘Solo filmemos durante dos días y veamos si se siente bien’. Sinceramente, a los cinco minutos estábamos listos para comprometernos a hacer una película”. Y así, dejando a un lado los retrasos por la pandemia, Jackass Forever, la cuarta película, está lista para estrenarse.

Jackass Forever llega en un momento en el que se han agregado las restricciones de la pandemia a las precauciones habituales de salud y seguridad. El reparto y el equipo tuvieron que descansar durante siete meses mientras se propagaba el Covid-19. Cuando regresaron, los llamaron a una sala para explicarles los últimos protocolos de seguridad. Debajo de la mesa había un castillo inflable que explotó rápidamente. “Fue una situación incómoda porque nos dijiste que teníamos que tomarnos esto en serio, pero después simplemente nos explotaste un castillo inflable”, cuenta Knoxville a un risueño Tremaine. “Mensajes completamente contradictorios”.

Desde sus inicios, Jackass ha esquivado de forma poco elegante la legislación en materia de salud y seguridad, pero el hecho de que el Covid-19 sea un factor de seguridad definitorio en una película en la que se lanza una pelota de béisbol directamente a las bolas de una persona resulta muy irónico. “Es curioso pensar en que teníamos que pasar por todos estos protocolos de seguridad solo para poder hacer cosas peligrosas”, explica Knoxville. “Es como: ‘Bien, ponte el cubrebocas hasta que llegues a la fosa de los cocodrilos y te lo quites y saltes'”.

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Toro bravo… por suerte se aplicaron los protocolos de Covid-19 en el set de “Jackass Forever”. Foto: Sean Cliver/Paramount/Allstar

Knoxville ya tiene 50 años y ha dejado ver sus canas naturales: sus compañeros de Jackass Forever han envejecido de forma similar en la pantalla (Steve-O, un payaso profesional de voz rasposa dispuesto a engrapar cualquier parte de sí mismo a cualquier cosa, tiene un aspecto saludable propio de Los Ángeles, con una apariencia perfecta y radiante; Chris Pontius, el protagonista de la serie cada vez que un truco implicaba un animado desnudo, luce brillante y musculoso como un caballo de edad avanzada pero pura sangre). Ahora se percibe una extraña sensación de mortalidad en Jackass: cuando Steve-O habla sobre las conmociones cerebrales, lo hace con la agotadora experiencia de alguien que ha visto demasiadas radiografías de su propia cabeza. Pero aunque ver envejecer a los jugadores puede cambiar la textura de Jackass, el sabor sigue siendo el mismo: existe algo tranquilizador en saber que, después de 21 años, el concepto central no ha evolucionado en absoluto: sigue siendo simplemente hombres con alta tolerancia al dolor que reciben golpes en las bolas y se ríen de ello. “Desde el principio de los tiempos, si ves que alguien está caminando y se cae, hasta los cavernícolas se van a reír, ¿sabes?”. dice Knoxville.

Tremaine interviene: “Pero hay un vínculo tan genuino entre todos los chicos que para mí es muy divertido”. En una de las escenas peligrosas de la última película, llevan a los Jackass por parejas a una habitación en la que creen que hay una serpiente de cascabel, entonces se apagan las luces y nos sumergen en una visión nocturna. “Lo más divertido es escuchar cómo se enfrentan el uno al otro en la situación más espantosa”, ríe Tremaine. “Son como viejos matrimonios, gritándose el uno al otro. Es tan graciosa la forma tan arraigada de esas relaciones”. En 2001, cualquiera se podría haber hecho famoso dejando que una serpiente atacara su pene. El atractivo de Jackass era que la banda lo hacía siendo tan visiblemente amigos.

En Forever vemos cambios en el elenco original. Ryan Dunn murió en un accidente automovilístico en 2011. La casi ausencia de Margera (aparece en solo una acrobacia) se debe a su despido por problemas de abuso de sustancias (su posterior caso legal contra Paramount retrasó aún más el estreno de la película). Y aunque los cameos de famosos siempre han formado parte de la identidad de Jackass (Brad Pitt apareció en la tercera temporada), ahora son todavía más numerosos: Forever está repleta de alegres apariciones de estrellas que crecieron riendo frenéticamente cuando eran adolescentes con el programa, como Machine Gun Kelly y Jasper Dolphin de Odd Future. A ellos se les une –¡grito ahogado!– una mujer, en la forma de la comediante Rachel Wolfson. “Sí, simplemente la trajimos para que la conocieran y era tan divertida, y tan inteligente”, dice Knoxville. “¡Su madre fue la jueza que encerró a OJ!”

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La serpiente está viva… Sean McInerney (al frente) con (de izquierda a derecha) Johnny Knoxville, Rachel Wolfson y Steve-O. Foto: Sean Cliver/Paramount/Allstar

¿Hay algo del pasado de Jackass que ya no haga reír a Tremaine y Knoxville? La respuesta es “no realmente”, lo que explica en cierto sentido su perdurable e infantil atractivo. “No todo funciona, pero cuando estamos filmando, casi siempre hay algo divertido en lo que estamos filmando”, dice Jeff.

Las cosas realmente asquerosas ya no me parecen tan graciosas“, admite con cansancio Knoxville, un hombre que una vez se metió en un baño portátil de una semana para conseguir un episodio piloto de MTV.

“Dicho esto, creo que entregué algunas ideas para esto que eran bastante asquerosas”. Tremaine interviene con un cumplido extrañamente serio –”Nunca has sido un tipo demasiado asqueroso“– y Knoxville se sonroja con falsa humildad. “Oh, maldición: dices las cosas más dulces, Jeff”.

Entonces, ¿es la última vez que veremos Jackass? La expresión “nunca digas nunca” aparece exactamente una vez cada 10 minutos durante nuestra conversación. Knoxville sí recibió un fuerte golpe de un toro en una de las escenas de riesgo de la película (tanto él como Steve-O estuvieron hospitalizados en gran medida durante el rodaje). “Tuve una lesión en la cabeza muy desagradable al final. Así que me tuvieron que hacer todo tipo de pruebas; tuve que ver a un neurólogo y recibir todos esos tratamientos y demás. Pero ahora me siento extremadamente bien”. Como Tremaine observó con astucia, ver cómo le pegan a otra persona en las bolas siempre será divertido. Hasta que no lo sea, lo sientas, siempre tendremos alguna forma de Jackass.

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